Continuamos el recorrido por la vida y la obra de Kavafis. Nos encontramos en el año 1910, en el que la escritora Galatea Kazantzakis escribe en febrero sobre el poeta en la revista Numás (órgano de los demoticistas, defensores del neogriego, en contraposición a la katharévusa).
Kavafis aunque no se implicara activamente, si simpatizaba con las opiniones de los demoticistas, como la necesidad de una reforma educativa que instaurara el uso de la lengua hablada (la dimotikí), en la escuela.
En abril, Kavafis imprime el segundo cuadernillo con 21 poemas, los catorce del primer cuaderno (de 1904) y siete más: “Troyanos” (Ver en capítulo I), “Monotonía”, “Las exequias de Sarpedón”, “El cortejo de Dioniso”, “El rey Demetrio”, “Hic ille” y “Los pasos”.
Es remarcable una nota de junio donde manifiesta cómo la vida sentimental influye en la creación de la obra: “La vida transcurre por fluctuaciones placenteras, por arrebatos amorosos, a veces culminados. Mi obra va con mi pensamiento… Trabajo como los antiguos. Escribían historia, hacían filosofía, dramas trágico-mitológicos -víctimas del amor tantos de ellos, como yo”. (Nota XXIV de 20 de junio de 1910. Traducción de Pedro Bádenas en “Cavafis. Selección de prosas”. Blu. Ed. Almuzara.).
En otra posterior, destaca el humanismo del poeta, donde muestra su oposición a las teorías nietzschianas del “superhombre” que se estaban propagando por Europa: “Qué cosa tan siniestra son estas nuevas ideas filosóficas de la crueldad, del derecho de supremacía del fuerte, de la sedicente labor purificadora de la lucha por la eliminación de los pequeños y los débiles, etc… No la crueldad, sino la Clemencia, la Conmiseración, la Tolerancia, la Bondad, (todo eso, verdadera, juiciosamente, sin exageraciones) constituyen la Fuerza y la sabiduría”. (Nota XXV de 10 de Septiembre de 1910. Traducción de Pedro Bádenas, Op. cit.).
Dos de sus poemas más representativos, “Ítaca” y “El dios abandona a Antonio”, están escritos en 1910 y publicados en 1911. Los poemas historicistas componen un nutrido bloque, siendo uno de sus principales hilos temáticos. El poeta entra en la madurez, personal y creativa. Su poesía se desprende del romanticismo, parnasianismo y simbolismo. Trata de encontrar su camino personal. El primer poema se centra en “La Odisea”. Marguerite Yourcenar afirma que es “Un himno a la vida”. Efectivamente, para el poeta la vida es un viaje, en el que no hay que apresurarse, tratando de adquirir experiencia y conocimiento, de amar y aceptar la existencia. José María Pou lo declama con su arte acostumbrado en la © Fundación Juan March.
Ítaca (Ιθάκη) Cuando salgas de viaje para Ítaca, desea que el camino sea largo, colmado de aventuras, de experiencias colmado. A los lestrigones y a los cíclopes, al irascible Posidón no temas, pues nunca encuentros tales tendrás en tu camino, si tu pensamiento se mantiene alto, si una exquisita emoción te toca cuerpo y alma. A los lestrigones y a los cíclopes, al fiero Posidón no encontrarás, a no ser que los lleves ya en tu alma, a no ser que tu alma los ponga en pie ante ti. Desea que el camino sea largo. Que sean muchas las mañanas estivales en que —¡y con qué alegre placer!— entres en puertos que ves por vez primera. Detente en los mercados fenicios para adquirir sus bellas mercancías, madreperlas y nácares, ébanos y ámbares, y voluptuosos perfumes de todas las clases, todos los voluptuosos perfumes que te sean posibles. Y vete a muchas ciudades de Egipto y aprende, aprende de los sabios. Mantén siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Pero no tengas la menor prisa en tu viaje. Es mejor que dure muchos años y que viejo al fin arribes a la isla, rico por todas las ganancias de tu viaje, sin esperar que Ítaca te va a ofrecer riquezas. Ítaca te ha dado un viaje hermoso. Sin ella no te habrías puesto en marcha. Pero no tiene ya más que ofrecerte. Aunque la encuentres pobre, Ítaca de ti no se ha burlado. Convertido en tan sabio, y con tanta experiencia, ya habrás comprendido el significado de las Ítacas. Σα βγεις στον πηγαιμό για την Ιθάκη, να εύχεσαι νάναι μακρύς ο δρόμος, γεμάτος περιπέτειες, γεμάτος γνώσεις. Τους Λαιστρυγόνας και τους Κύκλωπας, τον θυμωμένο Ποσειδώνα μη φοβάσαι, τέτοια στον δρόμο σου ποτέ σου δεν θα βρεις, αν μεν' η σκέψις σου υψηλή, αν εκλεκτή συγκίνησις το πνεύμα και το σώμα σου αγγίζει. Τους Λαιστρυγόνας και τους Κύκλωπας, τον άγριο Ποσειδώνα δεν θα συναντήσεις, αν δεν τους κουβανείς μες στην ψυχή σου, αν η ψυχή σου δεν τους στήνει εμπρός σου. Να εύχεσαι νάναι μακρύς ο δρόμος. Πολλά τα καλοκαιρινά πρωϊά να είναι που με τι ευχαρίστησι, με τι χαρά θα μπαίνεις σε λιμένας πρωτοειδωμένους, να σταματήσεις σ' εμπορεία Φοινικικά, και τες καλές πραγμάτειες ν' αποκτήσεις, σεντέφια και κοράλλια, κεχριμπάρια κ' έβενους, και ηδονικά μυρωδικά κάθε λογής, όσο μπορείς πιο άφθονα ηδονικά μυρωδικά, σε πόλεις Αιγυπτιακές πολλές να πας, να μάθεις και να μάθεις απ' τους σπουδασμένους. Πάντα στον νου σου νάχεις την Ιθάκη. Το φθάσιμον εκεί ειν' ο προορισμός σου. Αλλά μη βιάζεις το ταξείδι διόλου. Καλλίτερα χρόνια πολλά να διαρκέσει και γέρος πια ν' αράξεις στο νησί, πλούσιος με όσα κέρδισες στο δρόμο, μη προσδοκώντας πλούτη να σε δώσει η Ιθάκη. Η Ιθάκη σ'έδωσε τ' ωραίο ταξείδι. Χωρίς αυτήν δεν θάβγαινες στον δρόμο. Άλλα δεν έχει να σε δώσει πια. Κι αν πτωχική την βρεις, η Ιθάκη δε σε γέλασε. Έτσι σοφός που έγινες, με τόση πείρα, ήδη θα το κατάλαβες οι Ιθάκες τι σημαίνουν. De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1910-1911. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
En cuanto a “El dios abandona a Antonio”, en sus notas al poema, Ramón Irigoyen nos precisa que la fuente del poema es Plutarco, Antonio, 75, donde se cuenta la última noche de Antonio. Después de su derrota en Accio, las tropas de Octavio se plantaron en Alejandría. Antonio solicitó clemencia pero no fue atendida su petición. Nos habla el poema de la aceptación del fracaso y de la muerte. El poema fue calificado por Cernuda como una obra cumbre de la poesía del siglo XX. Nos lo vuelve a recitar José María Pou.
El dios abandona a Antonio (Απολείπειν ο Θεός Αντώνιον)
Cuando de pronto, a medianoche, se oiga
un cortejo invisible que circula
con músicas excelsas, con clamores —
de tu destino que se entrega, de tus obras
que fracasaron, de los proyectos de tu vida
que tan mal te salieron, no te lamentes en vano.
Como dispuesto desde ha tiempo, como un valiente,
dile adiós a ella, a la Alejandría que se va.
Y sobre todo no te engañes, no digas
que fue un sueño, que fue error de tu oído;
nunca aceptes tan vanas esperanzas.
Como dispuesto desde ha tiempo, como un valiente,
como te va a ti que de una ciudad tal has sido digno,
acércate con entereza a la ventana,
y oye con emoción, pero no
con súplicas y quejas de cobarde,
como un último goce los acordes,
los excelsos instrumentos del misterioso cortejo,
y dile adiós a ella, a la Alejandría que tú pierdes.
De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1910-1911. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
En una nota habla de apuntar en la cajetilla de tabaco una cancioncilla que están cantando dos muchachos en la calle. Al intentar escribir algo poético no le sale nada, en cambio permanece la belleza de los chicos: “La única sustancia poética que anteayer pasó ante mis ojos, fue la belleza de dos muchachos. Esta, si algo de ella conserva mi memoria y me vuelve en un momento de emoción creativa, quizá deje en mi arte también algo de su fugaz paso anteayer”. (Nota XXVII de 17 de Octubre de 1911. Traducción de Pedro Bádenas, Op. cit.)
Comienza a colaborar con una nueva revista, Grámata. Selecciona la poesía anterior a 1911, con los 24 poemas que ha ido entregando y establece su poesía posterior a 1911, entendiéndola más madura y personal. Publicará a partir de este año hojas sueltas que irá agrupando en diferentes colecciones.
Aparece en 1912 publicado en El Cairo un folleto denostando la poesía y la persona de Kavafis. El autor, un poeta, Petros Magnis, firmando bajo pseudónimo de Roberto Campos. Kavafis sufrió muchas críticas en Egipto e incluso en Alejandría, al salirse de los cánones de la poesía de su tiempo. En cambio, en Grecia, era muy apreciado.
Publica este año, entre otros, “Reyes alejandrinos” (Αλεξανδρινοί βασιλείς) y “En la iglesia” (Στην εκκλησία), poema escrito en 1891 y revisado en 1901 y 1906 hasta esta definitiva versión de 1912. El poema muestra la fascinación de Kavafis por los olores, los colores, el rito, la ceremonia, los sacerdotes ortodoxos y las iglesias bizantinas. No tanto a nivel de contenido ideológico, ni por parte de la iglesia cristiana ni ortodoxa, aunque simpatizaba más con esta última. Recita el poema, Pou, en la © Fundación Juan March.
En la iglesia (Στην εκκλησία)
Amo la iglesia —sus serafines alados,
la plata de sus vasos, sus candelabros,
los fanales, sus iconos, su púlpito.
Cuando entro allí, en la iglesia de los griegos,
con las fragancias de su incienso,
con las voces y acordes litúrgicos,
la majestuosa presencia de los sacerdotes
y el ritmo grave de cada movimiento
—espléndidos en el boato de sus ornamentos—
mi espíritu vuela hacia las grandes honras de nuestra raza,
hacia nuestra gloriosa era bizantina.
De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1912. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
Cuando comenzó a trabajar en la Oficina de Riegos, Kavafis cobraba unas 7 libras egipcias al mes. En 1912 firma un contrato por cinco años, cobrando 22 libras egipcias al mes.
Distribuye en este año la primera colección de poemas, “Poemas 1910”, compuesto por 54 poemas ordenados cronológicamente en 62 hojas sueltas. Circularon entre 1912 y 1918, 241 ejemplares. Sucesivamente, en los años siguientes, seguirá publicando distintas colecciones hasta un total de diez, en 1930.
En enero de 1913 publica “Muy raramente” (Πολύ σπανίως) en la revista Nea Zoí, apareciendo en Atenas a mediados de año en la revista Panatenea. El poeta imaginándose en la senectud, se complace del interés de los jóvenes por él y su obra. Se aprecia cierta sensualidad en el poema.
Muy raramente (Πολύ σπανίως) Es un viejo. Agotado y doblado, estropeado por los años y abusos, con andares lentos atraviesa la calleja. Y, sin embargo, cuando entra en casa para ocultar el mal estado y su vejez, piensa en la parte que aún le queda entre los jóvenes. Ahora dicen sus versos los muchachos. Ante sus vivos ojos pasan sus visiones. Suya es la epifanía de la belleza, con la que se conmueven su espíritu sano y voluptuoso, su carne prieta y tan bien trazada. De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1913. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
Entrega en este mismo año en Nea Zoí, “Cuanto puedas” (Όσο μπορείς) , “En la tienda” (Του μαγαζιού) y el poema “Fui” (Επήγα), que al igual que el superior, muestra cierto erotismo. El erotismo es una de las principales líneas temáticas en sus poemas, presentando un número importante de composiciones. Ello le acarreó opiniones en contra por el conservadurismo existente. Declama José Mª Pou en la © Fundación Juan March.
Fui (Επήγα) No me até. Me abandoné del todo y fui. Hacia placeres, ya reales, o que me rondaban por el alma, fui a través de la noche iluminada. Y bebí vinos fuertes como los que beben los bravos del placer. De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1913. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
En 1914, se publica en junio en Alejandría, en Nea Zoí, una crítica de las “Selecciones de cantos del pueblo griego” del intelectual griego, Nicolás Politis. En la misma revista publica los poemas, “Tumba de Lisias el gramático” (Λυσίου γραμματικού τάφος) , “Tumba de Euríon” (Ευρίωνος τάφος) , “Teodoto” (Ο Θεόδοτος) y “Lejos” ( Μακρυά), poema que versa sobre un recuerdo adolescente de un amor en una noche de verano. Recita José María Pou en la © Fundación Juan March.
Lejos (Μακρυά) Quisiera expresar este recuerdo... Pero ya se ha extinguido... como si no quedara nada... puesto que lejos, en mi primera adolescencia reposa. Una piel como hecha de jazmines... Noche de agosto —¿era agosto?— noche... Apenas recuerdo ya los ojos; eran, creo, azules... Ah, sí, azules: de un azul zafiro. De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1914. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
Publica en Nea Zoí de Esmirna, “Vuelve”. De este mismo año es el poema inédito, “Refugiados” (Επήγα), en el que habla de su querida Alejandría; de cómo los griegos se mantuvieron en Alejandría pese al dominio árabe, mameluko y turco. Pedro Bádenas en las notas nos aclara: “La acción del poema se desarrolla en una Alejandría ya árabe (642), después del asesinato del emperador Miguel III por Basilio I (867-886), fundador de la dinastía macedónica. La referencia a los latinos (verso 12) o mejor latinizados alude al cisma de Focio (867-870) con Roma, que obligó a muchos al destierro. En los versos 14 y 16 se menciona a Nono de Panópolis, poeta épico tardío (siglos IV-V d. C), autor de un enorme poema, Las Dionisíacas, y de una paráfrasis épica al evangelio de San Juan”. (Créditos en el poema).
Refugiados (Επήγα) Siempre será Alejandría. A poco que camines a lo largo de su avenida que culmina en el hipódromo, verás palacios y monumentos que te asombrarán. Aun cuando sufrieran daños por las guerras, aun cuando fueran a menos, siempre será un lugar maravilloso. Y además de con paseos, entretén tu tiempo con libros y estudios diferentes. Al atardecer nos juntamos en la playa nosotros cinco (con nombres falsos todos, por supuesto) y algunos otros paganos, de los pocos que quedan en la ciudad. Hablamos unas veces de religión (algo latinos parecen aquí), otras de literatura. Anteayer leíamos versos de Nono. Qué imágenes, qué ritmo, qué lengua, qué armonía. Admirábamos entusiasmados al de Panópolis. Así pasan los días y nuestra estancia no resulta ingrata porque, claro está, no es eterna, por supuesto. Hemos tenido buenas noticias, y si ahora hay algo de Esmirna, o si en abril vienen del Epiro nuestros amigos, nuestros planes prosperarán y fácilmente echaremos a Basilio. y entonces llegará nuestro turno. De: Poemas inéditos (1884-1923), Octubre, 1914. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
Conoce a Mijalis Peridis en 1915, colaborador en la revista Grámata y lector atento de sus poemas. La revista Nea Zoí anuncia un estudio sobre la obra del poeta, pero en el anuncio afirman que consideran los últimos poemas de un nivel inferior. Kavafis se enteró de que el estudio correría a cargo de Peridis y le retiró el saludo, por en teoría, estar en connivencia con la revista y menospreciar parte de sus poemas. Peridis escribiría el estudio sobre el poeta en 1916, hablando en general de modo muy positivo (hecho que apreció el poeta), pero apuntando algunos aspectos negativos, como la ausencia de la naturaleza y el historicismo abundante, entre otros aspectos. Peridis viajaría al extranjero en el mismo año y regresaría a Alejandría en 1919, siendo, a partir de entonces, uno de los principales amigos del poeta.
Conoce en este año también al escritor e intelectual, Timos Malanos (1897-1984). Miguel Castillo Didier en su obra sobre Kavafis, deja clara la relación de amor-odio que mantuvo con el poeta, dudando de su poesía y su talla humana. Sus opiniones contrastan con testimonios de conocedores de Kavafis totalmente opuestos a Malanos, apreciando la obra y el humanismo del poeta, como Xenópulos, Sareyanis, Vrisimitsakis, Agras, Alkis Thrilos, Dimarás, Pontani, B. Lavagnini o Savidis, entre otros. Miguel Castillo subraya: “El lingüista y destacado neohelenista E. Dawkins alude a esa perseverante actitud de Malanos, cuando escribe sobre la imagen que pudo formarse del poeta: “Sería […] injusto silenciar el hecho de que conversé con muchos de los que conocieron a Kavafis, pero no encontré ninguno que no conservara los más cálidos recuerdos de su encanto personal. Ninguno de ellos vio nunca indicios del chocante ´posseur´ que describe el señor Malanos”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.)
Este año publicó 11 de los 40 poemas de la colección 1905-1915, muchos de ellos en la revista Nea Zoí, “Teodoto” (Ο Θεόδοτος), “Mar de mañana” (Θάλασσα του πρωϊού) y “Orofernes” (Οροφέρνης), entre ellos. Pero me detengo en otros, como el poema de corte erótico “Una noche” (Μια νύχτα), rememoración de una noche de amor en un cuarto pobre. Añade en la nota Ramón Irigoyen: “Pontani oye en los últimos versos de este poema un eco de Peccato di maggio de G. D’Annunzio: «ancora io mi sento su i vani / versi, al ricordo antico, impallidir la faccia…»”. Declamación de José María Pou (© Fundación Juan March).
Una noche (Μια νύχτα)
El cuarto era pobre y ordinario,
oculto encima de la equívoca taberna.
Por la ventana se veía la calleja,
estrecha y sucia. Desde abajo llegaban
las voces de unos cuantos obreros
que se divertían jugando a cartas.
Y allí sobre vulgar y humilde lecho
fue mío el cuerpo del amor, y poseí los labios
voluptuosos y rosados de la embriaguez —
rosados de una embriaguez tal, que incluso ahora
al escribir —¡después de tantos años!—
en mi casa tan sola, me embriago una vez más.
De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1915. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
Ahondando en el sentimiento de culpa por sus salidas nocturnas y sus escarceos amorosos, de corte autobiográfico es el poema “Jura” (Ομνύει). Timos Malanos por una información del propio Kavafis, relacionaba el poema con las escapadas nocturnas de juventud. El poeta se ganaba la complicidad del criado para hacer ver a su madre que había descansado en casa. Tras la noche apuntaba en una nota en papel, “No lo volveré a hacer”, pero al llegar la noche, volvía a escapar.
Jura (Ομνύει)
Jura a cada poco empezar una vida mejor.
Pero cuando llega la noche, con sus sugerencias,
con sus ofrecimientos y promesas;
pero cuando llega la noche, con la propia fuerza
del cuerpo que ansía y busca, al mismo
fatal goce vuelve perdido.
De: Poemas canónicos I (1905-1915), 1915. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
Sobresale también “Pintura” (Ζωγραφισμένα), poema sensual donde se aprecia una meditación sobre la creación, la imaginación, la belleza, el arte.
Pintura (Ζωγραφισμένα) A mi trabajo quiero y me entrego. Mas hoy mi aturdimiento no me alienta a componer. El día pesa en mí. Su aspecto se ensombrece cada vez más. No cesa el viento ni la lluvia. Prefiero mirar a escribir. Veo ahora en este cuadro a un muchacho hermoso, echado junto a una fuente, cansado quizá de correr. ¡Qué hermosura de muchacho!, ¡qué divino mediodía lo ha invadido para adormecerlo! Me estoy así largo rato contemplándolo. También yo en el arte descanso de su esfuerzo. De: Poemas canónicos I (1905-1915), 1915. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
El acontecimiento más importante para Konstandinos en 1916, fue conocer al escritor inglés E. Morgan Forster. Forster se había presentado como voluntario en la Cruz Roja británica para ayudar durante la Primera Guerra Mundial. Llegó a Alejandría en marzo y poco después se lo presentaron a Kavafis en el Mohamed Alí Club. Refleja Miguel Castillo: “En realidad, Forster fue cautivado por la ciudad a través de la poesía de Kavafis y ésta lo cautivó igualmente. Y emprendió de inmediato, con una tenacidad admirable la tarea de dar a conocer esa poesía en el mundo intelectual inglés. Su empeño se prolongará hasta la década de 1940, bastante después de la muerte del poeta”. (Miguel Castillo, Op. cit.). Ambos mantendrían una fructífera correspondencia entre 1917 y 1932.
Conoce en mayo al político y diplomático, Fílipos Dragumis, quien llegó a Alejandría a trabajar en el Consulado General de Grecia. Escribe un diario y en él refleja la primera vez que ve al poeta en una conferencia en Nea Zoí: “Conocí también después del fin de la conferencia a un señor de color amarilloso, bien rasurado, de rostro hebraico e intensos ojos negros. Nunca ríe ni sonríe. Su pronunciación es ‘ainglesada’. Es el poeta Kavafis. Había leído sus poemas y muchos me gustaron. Me preguntó por Alejandría, qué impresión me da”. Lo visitará en varias ocasiones en su casa y de la primera visita anota, “Podría haber estado muchas horas hablando de toda clase de temas. Yo comprendía que en su soledad anhela a alguien que lo entienda. Me abrió sus pensamientos y sus ideas con evidente agrado, como si no lo hubiera hecho hacía mucho tiempo. Voy a ir a menudo a conversar con él. Está lleno de conocimientos e ideas que me interesan”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.)
Conoce también al poeta Napoleón Lapathiotis (1888-1944), admirador de la poesía de Kavafis, quien también trató de difundirla.
En 1917 Konstandinos renueva por cinco años más su empleo en Riegos y es ascendido a subdirector de sección, con el consiguiente aumento de sueldo.
En marzo, Kavafis firma a favor del Movimiento Nacional de Tesalónica. Iniciado el año anterior, el movimiento se oponía a la política del rey Constantino y su apoyo a los Imperios Centrales. En junio, Eleftherios Venizelos consigue la renuncia de Constantino, formando un Gobierno que alinea a Grecia con los aliados en la guerra.
Se produce una disputa entre un movimiento joven llamado Apuano (liderado por Yorgos Vrisimitzakis) y Malanos. Tuvo lugar por una publicación en mayo de un joven perteneciente a dicho movimiento, Vasilis Athanasópulos. En el artículo, “Kavafis y la rutina”, elogiaba al poeta. Miguel Castillo en la biografía refleja unas líneas del texto: “Kavafis no es un poeta de la rutina; ha sido y es un poeta revolucionario. Su poesía le da en la cabeza a la rutina. Kavafis no se hizo revolucionario por incapacidad –como algunos rumorean– para seguir trabajando en el sistema acostumbrado. Por un fuerte impulso espiritual no quiso someterse a modelos, sino que prefirió, arriesgando mucho, crear él modelos, como todo gran poeta debe hacerlo. No se fuerza a sí mismo nunca, deja a su ser manifestarse solo en todas sus peculiaridades. Rompiendo lanzas por la poesía de Kavafis y luchando por ella, nos levantamos contra la rutina y la combatimos…”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.)
Con el mismo título Timos Malanos replicó en la revista satírica I Hevdomás, tildando de “enfermiza y romántica la inclinación de Kavafis hacia la antigüedad. El culto de Kavafis por el adolescente es romántico, apretado en el pequeño margen de un
poema, que le da un fondo enfermo…”. (Miguel Castillo, Op. cit.). Poco después Malanos publicaría más artículos críticos en torno al poeta, provocando la contestación de los apuanos, Polis Modinós y Aleko Sengópulos, entre ellos, con un folleto subido de tono, “Arte y rutina”: “Cierto estudiantillo de ayer y hoy hinchado odre (a pesar de su flacura) de la literatura, el cual bajo esta última calidad […] se ha puesto últimamente a manifestar públicamente algunos insidiosos recelos que le provocaría la poesía de Kavafis…” (Miguel Castillo, Op. cit.).
Yorgos Vrisimitzakis publica un ensayo sobre la obra del poeta, “La obra de C. P. Kavafis”, con una antología de 21 poemas autorizados por el autor. Será tan importante esta publicación, que tendrán que lanzar una segunda edición, agotándose igualmente.
Kavafis vuelve a colaborar en Grámata con el artículo, “Los cantos populares de Cárpatos”, de M. G. Mijailidis.
Publica en octubre, el segundo poemario (“Poemas 1909-1911”). Consta de 12 poemas ordenados temáticamente, en 16 hojas. Imprimió 152 ejemplares. Poemas como “Uno de sus dioses”, “Tumba de Jases”, “En una ciudad de Osroene”, “Tumba de Ignacio”, “En el mes de Atir”, entre otros; pero me gusta destacar “En la noche” (Εν εσπέρα), poema en el que rememora el poeta un efímero amor y en los últimos versos aparece reconciliado con Alejandría, tratándola con cariño.
En la noche (Εν εσπέρα) No hubiera, en todo caso, durado mucho aquello. Me lo dice la experiencia de los años. Mas, no obstante, llegó súbito el destino y lo detuvo. Breve fue la buena vida. Pero, qué fuerza tuvieron los perfumes, qué maravilla el lecho en qué yacimos, a qué placer entregamos nuestros cuerpos. Un eco de los días de placer, un eco de aquellos días me llegó, algo del mutuo ardor de nuestra juventud; de nuevo he tenido en mis manos una carta, una y otra vez volví a leerla hasta que faltó la luz. Y triste me asomé al balcón. Salí por mudar de pensamientos mirando al menos algo de esta ciudad querida, algo del bullicio de la calle y de las tiendas. De: Poemas canónicos II (1916-1918), 1917. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
En febrero de 1918 Aléxandros Singópulos (albacea del poeta poco antes de fallecer), imparte una conferencia sobre Kavafis en el Círculo Cultural Ptolomeo I. La introducción corre a cargo del joven intelectual Polis Modinós. Singópulos después de leer la exposición analizó varios poemas, alguno de corte erótico. La conferencia reavivó las disputas anteriores. La mayoría del público, conservador, se sintió escandalizado, tan sólo los jóvenes liberales apreciaron la apertura de miras de Kavafis.
1918 es un año de publicación de grandes poemas. Además de algunos sueltos, distribuye su tercera colección de poemas (Poemas 1912-). Contiene 59 poemas ordenados cronológicamente. Distribuye 140 ejemplares. Poemas como “Desde las nueve” (Απ’ τες εννιά), “Embajadores de Alejandría” (Πρέσβεις απ’ την Αλεξάνδρεια), “Aristóbulo” (Αριστόβουλος) o “Cesarión” (Καισαρίων), entre otros. Me gustan sobremanera, “En el puerto” (Εις το επίνειον), “Comprensión” (Νόησις) y “Recuerda cuerpo…” (Θυμήσου, σώμα…).
“En el puerto”(Εις το επίνειον) puede recordarnos el éxodo de emigrantes en la actualidad, en busca de un trabajo en un lugar mejor, con la fatalidad de la muerte por medio y el desconocimiento de los padres sobre el destino del hijo. Esa es la modernidad de Kavafis. Sus poemas siguen vigentes.
En el puerto (Εις το επίνειον) Joven, de veintiocho años, en una nave de Tenos llegó a este puerto sirio Emes, con intención de aprender el negocio del incienso. Enfermó, sin embargo, en la travesía. Y apenas desembarcado murió. Su entierro, muy pobre, tuvo lugar aquí. Pocas horas antes de morir susurró algo como «casa», «padres muy viejos». Mas quiénes eran, nadie lo sabía, ni tampoco su patria, en la inmensidad del mundo griego. Mejor así, pues mientras él yace muerto en este puerto siempre lo aguardarán vivo sus padres. De: Poemas canónicos II (1916-1918), 1918. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
El poema “Comprensión” (Νόησις), es una mirada a su juventud de salidas nocturnas y placeres sensuales, que en el momento de escribir el poema, con la distancia y otra sabiduría, le parecen ridículos sus sentimientos de culpa y dudas de entonces, pues al fin y al cabo, todas aquellas experiencias han ido conformando y enriqueciendo su obra poética.
Comprensión (Νόησις) Los años de mi juventud, mi vida de placer; con cuánta claridad veo ahora su sentido. Qué inútiles remordimientos, qué estériles... Pero no veía entonces el sentido. En medio de mi vida disoluta de juventud iban formándose las tramas de mi poesía, se iba dibujando el contenido de mi arte. Por ello jamás hubo firmes arrepentimientos. Y los empeños por dominarme, por cambiar duraban dos semanas a lo más. De: Poemas canónicos II (1916-1918), 1918. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
De remembranza es también el poema de corte erótico, “Recuerda cuerpo… ” (Θυμήσου, σώμα…). Instancia al pasado del goce corporal y de la suscitación del deseo en otros cuerpos con sus miradas anhelantes y voces temblorosas. Por ende, es un tratar de revivir ese pasado y que todavía pueda surgir el deseo y el goce mutuo entre dos cuerpos mientras se encuentren y sientan vivos. Es uno de los poemas más reconocidos del autor. Recita José Mª Pou (© Fundación Juan March).
Recuerda cuerpo... (Θυμήσου, σώμα...) Recuerda, cuerpo, no solo cuánto fuiste amado ni tan solo los lechos en los que te acostaste, sino también aquellos deseos que por ti claros brillaban en los ojos, y temblaban en la voz —y los frustró un fortuito obstáculo. Ahora que ya todo yace en el pasado, hasta casi parece que te entregaste a aquellos deseos —recuerda cómo brillaban en los ojos que te estaban mirando; y cómo temblaban en la voz, por ti, recuerda, cuerpo. De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1918. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
En 1919, Forster escribe un primer artículo sobre la poesía de Kavafis, que es publicado en la revista Athenaeum de Londres, con los poemas traducidos al inglés por Valasópulos, “Mar de mañana” y “Reyes alejandrinos”. Forster tratará de dar a conocer la poesía de Kavafis en Inglaterra. Entregará poemas traducidos a amigos suyos como Sturge Moore, T. S. Eliot, A. Toynbee, T. E. Lawrence, Robert Graves o al editor Leonald Woolf director de la editorial The Hogarth Press. La recepción del poeta alejandrino fue entusiasta. De nuevo el mismo año, Forster publica en Athenaeum un pequeño ensayo sobre Kavafis, “The Poetry of C. P. Cavafy”, en el que incluye cuatro poemas. El ensayo será reproducido en la Egyptian Gazette de Alejandría.
Konstandinos recibe un aumento de sueldo, llegando a percibir 33,6 libras egipcias. Su hermano Yannis regresa de El Cairo a Alejandría debido a una enfermedad. Se alojará en casa de María, viuda de su hermano Arístidis, y su hija, Hariclía.
Aparecen en Grámata las primeras traducciones al italiano de Kavafis, realizadas por Atanasio Catraro. Por su parte, Ioanis Sareyanis lo divulgará en París con diversos estudios, al igual que lo presentará Philéass Lebesque al público francés en el Mercure de France, con un extenso artículo.
Entre los poemas de este año, “Imeno” (Ίμενος), “Hijo de Hebreo” (Των Εβραίων ), “A bordo” (Του Πλοίου), entre otros. “Para permanecer” (Να μείνει) es una evocación veintiséis años después, de un tórrido encuentro sexual en un ambiente de cierta sordidez. Recita la traducción de Irigoyen, José María Pou (© Fundación Juan March).
Para permanecer (Να μείνει)
Sería la una de la mañana,
o la una y media.
En un rincón de la taberna;
detrás de la mampara de madera.
Aparte de nosotros dos, el local totalmente vacío.
Un quinqué de petróleo apenas lo alumbraba.
Dormitaba, en la puerta, el camarero del turno de noche.
Nadie podía vernos. Pero nos habíamos
ya excitado tanto
que fuimos incapaces de tomar precauciones.
Nuestra ropa entreabierta —muy ligera—
pues abrasaba el divino mes de julio.
Gozo de la carne
a través de la ropa medio desabrochada;
rápida desnudez de la carne, cuya visión
atravesó veintiséis años; y viene,
ahora, para permanecer, en estos versos.
De: Poemas canónicos I (1896-1918), 1919. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
La vista de un cuarto familiar, convertido en el presente en oficinas, trae de nuevo al poeta en “El sol de la tarde” (Ο ήλιος του απογεύματος), la evocación de una relación que de forma inesperada se truncó.
El sol de la tarde (Ο ήλιος του απογεύματος)
Qué bien conozco este cuarto,
este y el contiguo están ahora alquilados
para oficinas comerciales. Toda la casa se convirtió
en despachos de corredores, de comerciantes y Sociedades.
¡Ah, qué familiar me es este cuarto!
Aquí, junto a la puerta, estaba el canapé,
y, delante de él, una alfombra turca;
al lado, la estantería, con dos jarrones amarillos.
A la derecha, no, enfrente, un armario de espejo.
En medio, la mesa donde escribía,
y los tres sillones de mimbre.
Junto a la ventana se hallaba la cama
en que tantas veces nos amamos.
Aún estarán por algún sitio esos viejos muebles.
Junto a la ventana estaba la cama;
sólo hasta la mitad la bañaba el sol del mediodía.
... Una tarde, a las cuatro, nos separamos
por sólo una semana... Pobre de mí,
aquella semana se hizo perpetua.
De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1919. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
En enero de 1920 muere su hermano Pavlos en Hyères, Francia. De febrero hay una carta que le ha enviado su hermano Yannis: “Mi querido Kostís, mi telegrama de esta tarde – me apena pensarlo – te habrá afligido muchísimo. La noticia de la muerte del pobre Pablo ha sido un terrible golpe para mí y lo siento muy hondamente. Y mucho más todavía, porque temo que yo no hice por él todo lo que hubiera podido para ayudarlo en sus días de penurias y sufrimientos”. Ánimo, mi querido Kostís. Ahora hemos quedado sólo nosotros dos”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.).
El poeta compone para la Asociación Educativa de Egipto una antología de canciones populares de las “Elecciones“ de Nikolaos Politis. Publica en este año la cuarta (Poemas 1908-1914, temáticos) y quinta colección de poemas(Poemas 1915-, cronológicos) de sus hojas sueltas. De este año son sus composiciones, entre otras, “Jóvenes de Sidón (400 d.C.)” (Νέοι της Σιδώνος (400 μ.Χ.)), “Darío” (Ο Δαρείος), “Si es que murió” (Είγε Ετελεύτα), que hace referencia al filósofo y místico Apolonio de Tiana (Ver en la parte I, el texto anterior al poema “Los sabios saben lo que se avecina”) o “Ana Comnena” (Άννα Κομνηνή). Detengámonos en él. El poema es de corte histórico. Son muy ilustrativas las notas de Pedro Bádenas para situarnos ante el poema: “Ana Comnena era la hija primogénita del emperador bizantino Alejo I Comneno (1081-1118). A la muerte de su esposo, Nicéforo Brienio el Joven, Ana se retiró a un monasterio donde compuso la Alexíada, crónica del reinado de su padre. Sin nombrarla, se hace referencia en el poema a Irene Ducena, madre de Ana, en relación con las intrigas para que el trono recayera en Nicéforo, en vez de en Juan Comneno, hermano del emperador”. (Pedro Bádenas, créditos en el poema).
Ana Comnena (Άννα Κομνηνή)
En el prólogo de la Alexíada llora
su viudez Ana Comnena.
Su alma es presa del vértigo. «Y
en ríos de lágrimas», nos dice, «tengo mis ojos
anegados... ¡Ay, cuántas desgracias!» en su vida,
«qué de revoluciones». La abrasa el dolor
«hasta la médula de los huesos y hasta romperle el alma».
No obstante, la verdad parece ser tan sólo que un único pesar
funesto conoció esta mujer ansiosa de poder;
sólo tuvo una profunda pena
(aunque no lo confesara) esta griega arrogante,
no poder, pese a toda su destreza,
adueñarse del Trono que, casi ya en sus manos,
el petulante Juan le arrebatara.
De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1920. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
Como suele decirse generalmente, “nadie es profeta en su tierra” y en Alejandría se tardó en valorar a Kavafis e incluso en ocasiones se parodió su poesía. Tan sólo jóvenes interesados y poetas abiertos de miras, reconocieron su mérito. En cambio en Atenas, ocurrió todo lo contrario, se había ido difundiendo y valorando su obra. Es en 1921, cuando Telos Agras imparte una conferencia en el Conservatorio Griego, constituyendo un estudio importante en torno al poeta y su obra. En diciembre el poeta y dramaturgo Kostís Palamás escribe un amplio artículo sobre Kavafis en el diario Embrós de Atenas.
En el exterior se sigue difundiendo la obra del poeta, así, en este 1921, en Francia, Hubert Pernot traduce seis poemas al francés en “La Grèce actuelle dans ses poètes”.
Kavafis publica en hojas sueltas ocho poemas, entre ellos, “Noble versificador bizantino en el destierro” (Βυζαντινός Άρχων, Εξόριστος, Στιχουργών), “Artífice de cráteras” (Τεχνουργός Κρατήρων), Demarato (Ο Δημάρατος). En “Entregué a mi arte” (Εκόμισα εις την Τέχνη) como ya hiciera en el poema “Comprensión”, el poeta nos habla de cómo la conformación de su obra poética se ha ido enriqueciendo, entre otras cosas, con sus vivencias sensuales satisfechas o no, rostros, recuerdos e impresiones. Recita José María Pou (© Fundación Juan March).
Entregué a mi arte (Εκόμισα εις την Τέχνη) Me siento y sueño. Deseos, sensaciones he aportado a mi arte, cosas vistas a medias, rostros o líneas; de amores no cumplidos recuerdos vagos. Que yo a él me abandone. Sabe formar la Figura de la Belleza; casi insensiblemente colmando la vida, combinando impresiones, combinando los días. De: Poemas canónicos II (1919-1933), 1921. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
Similar es “Su origen” (Η Αρχή των), aquí, si bien se produce cierto sentimiento de culpa por haber disfrutado del amor a escondidas, todo es válido para posteriormente, componer un poema el poeta sobre todo ello.
Su origen (Η Αρχή των) El ansia de su ilícito placer se ha saciado. Del colchón se han levantado y aprisa se visten sin hablar. Por separado salen, a escondidas, de la casa y por la calle van inquietos, parece como si sospecharan que algo en ellos les traiciona por la clase de lecho en que hace poco cayeron. Cómo se ha enriquecido, en cambio, la vida del poeta. Mañana, pasado o años más tarde se escribirán los versos vigorosos que aquí tuvieron su comienzo. De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1921. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
En diciembre de 1921 Konstandinos comunicó a sus superiores que no renovaría su contrato próximo. Así fue, su último día de trabajo tuvo lugar el 31 de marzo de 1922, tras treinta años de trabajo. Estaban contentos con él en la empresa e incluso le ofrecieron más dinero, pero él lo rechazó. Se cuenta una anécdota de cuando se iba a ir. Por lo visto le rindieron un pequeño homenaje y le pidieron que dijera unas palabras. El poeta no quería, pero contra su voluntad habló para decir ante la sorpresa de todos, “Por fin me he librado de esta asquerosidad”. Jamás lo llevó bien. Se había por fin librado de un trabajo y dispondría de todo el tiempo para componer su poesía, editar sus colecciones, escribir en periódicos y revistas o para ocuparlo en la lectura.
A fines de agosto se produce la debacle griega ante los turcos y en septiembre los turcos destruyeron Esmirna, habiendo un éxodo masivo, teniendo que abandonar Asia Menor, millón y medio de griegos. Kavafis se sintió muy afectado por el fin de Esmirna.
Foster, debido a su fascinación por Alejandría publica “Alexandria: A History and a Guide” (1922). Parte de culpa de su interés la tuvo la poesía de Kavafis y así lo reconocía el escritor inglés al incluir el poema “El dios abandona a Antonio”.
De este año son los poemas “A los combatientes de la liga Aquea” (Υπέρ της Αχαϊκής Συμπολιτείας πολεμήσαντες), “A Antíoco Epifanes” (Προς τον Αντίοχον Επιφανή) y “En un viejo libro” (Σ’ ένα βιβλίο παλιό-), poema erótico sobre una acuarela encontrada dentro de un libro antiguo, donde se observa la representación lasciva y voluptuosa de un adolescente.
En un viejo libro (Σ' ένα βιβλίο παλιό-) En un viejo libro —de hace unos cien años— olvidada entre sus páginas, hallé una acuarela sin firma. Debía ser obra de un artista muy diestro. Tenía como título «Presentación del amor». Aunque mejor le venía: «del amor de los sumamente sensuales». Pues era evidente, si mirabas la obra, (tan fácilmente se captaba el mensaje del artista) que para cuantos se aman, digamos limpiamente, instalados en lo más o menos tolerado, no iba dirigido el efebo del dibujo: de oscuros ojos castaños; con la exquisita hermosura de su rostro, hermosura de extraño atractivo; de labios ideales que llevan el placer a un cuerpo amado; de miembros ideales, modelados para lechos que llama depravados la ética corriente. De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1922. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
El 9 de febrero de 1923, murió Yannis, único hermano que quedaba vivo. Era el más cercano al poeta, ambos compartían el gusto por la poesía. Se carteaban con asiduidad y comentaban sus respectivos poemas. Poco antes de la muerte de su otro hermano, Pavlos, en enero de 1920, Yannis había escrito a Konstandinos, quizás previendo su acercamiento al final: “A veces el alma de un hombre suele traerle noticias, y mi alma me anuncia que mi vida está tocando a su fin y lo que me desalienta es el flaco resultado que puedo mostrar como fruto de los años que he vivido… Pero no dejes que te entristezca. Tú eres mi hermano, y eso no es cosa de poca monta porque estoy orgulloso de ti y de tu obra y hago cuanto puedo para dar a conocer el valor de esta obra en el pequeño círculo de mis conocidos ingleses”. (“Kavafis. Una biografía” R. Liddell. Traducción de Carles Miralles. Paidós, 2004).
Durante su enfermedad Konstandinos iría a visitarle a menudo. Anteriormente había vivido en Helouan, lugar más propicio para su enfermedad y tenía relación con “madame D”, a la que legó la mayor parte de sus bienes. 13.000 libras se las legó a su sobrina Hariclía y 1.000 a Konstandinos. Según Peridis, Kavafis no interpretó de buen modo el dinero legado a dicha madame y a su sobrina Hariclía, y el menor legado a él. Al firmar su testamento, Kavafis dejará sólo 200 libras a Hariclía y 700 a su otra sobrina, Helini. El resto lo pasará a su amigo Aléxandros Singópulos. Pero fuera de esta disquisición, verdadera o no, se sabe que a Kavafis le afectó mucho la muerte de su hermano.
Theoni Drakopulu (1883-1968) poeta conocida como Mirtiótisa, visitó en este año a Kavafis, dejando su impresión sobre él: “Pedí entonces que me llevaran y me presentaran -relata Mirtiótisa-. Kavafis no recibe con mucho agrado a los extraños, me habían dicho, y por eso yo iba con cierto temor. Sin embargo, el poeta me recibió con mucha cordialidad. Con su voz tan gentil, en la que se distingue claramente un tono un poco de extranjero -¡Dios libre de decírselo!-, me rogó que me sentara en un sillón bajo que estaba frente a mí en un salón medio oscuro. Como soy de natural tímida con las personas que recién conozco, me senté y le hablaba muy poco. Parece que esto le agradó, pues comenzó él a hablarme más, y enseguida ordenó al criado Ajmet que trajera whisky y entremeses. Al poco rato, mis ojos se acostumbraron a la poca luz de la habitación y pude mirarlo atentamente mientras me hablaba, bebiendo. Es delgado, pálido, con cabellos grises espesos, muy espesos. Pero aquello que retiene toda la atención de uno son sus ojos, sus dos extraños ojos, enigmáticos, muy grandes… -Sé que no es bonito aquí donde vivo –me dijo-. Por eso vivo encerrado en esta casa, solo con mis libros. Pero no soy todavía un perfecto eremita. Cuando atardece, me gusta oír que golpean la puerta. Es una debilidad que debo vencer”. (Mirtiótisa: “Una impresión”, aparecido en revista Nea Tejni, Homenaje a Kavafis, julio-octubre 1924 (Atenas). Recogido en “Vida de Kavafis” de Miguel Castillo Didier).
Forster publica su segundo libro dedicado a Alejandría, “Pharos and Pharillon” y reedita su ensayo sobre Kavafis de 1919. Se publican una serie de poemas de Kavafis en el periódico ateniense Eleftheron Vima. Aparece el poeta en la “Antología Griega Moderna” de K. Skokos.
De 1923 son los poemas, “En la desesperación” (Εν απογνώσει), “Viendo Juliano la indiferencia” (Ο Ιουλιανός, ορών ολιγωρίαν), “Epitafio de Antíoco, rey de Comagena” (Επιτύμβιον Αντιόχου, βασιλέως Κομμαγηνής), y el inédito “De un cajón” (Απ’το Συρτάρι). En “Teatro de Sidón (400 d.C.)” (Θέατρον της Σιδώνος (400 μ.Χ.) incluye unas notas muy provechosas Pedro Bádenas: “Este joven libertino de época del emperador Arcadio, cuando ya el cristianismo era oficial en todo el Imperio, representa en cierto modo el canto del cisne del paganismo que se extingue. La ironía sobre «los de oscuro sayal» recoge una expresión usada por algunos autores de la época para referirse a los cristianos más fanáticos que solían vestir sayas grises u oscuras en señal de duelo y humildad (cf., por ejemplo, Eunapio de Sardes, Vidas de los sofistas, 476)”. (Créditos en el poema).
Teatro de Sidón (400 d.C.) (Θέατρον της Σιδώνος (400 μ.Χ.) Hijo de un ciudadano honorable —mas, sobre todo, guapo efebo del teatro, por varias cualidades agradable—, a menudo compongo en lengua griega versos muy atrevidos, que hago circular muy en secreto, por supuesto —¡dioses! que no los vean los de oscuro sayal, charlatanes de moral— versos de exquisita sensualidad, ligada al amor estéril y reprobado. De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1923. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
El 25 de marzo de 1924 se establece la Segunda República Helénica o Estado griego durante el período de gobierno republicano desde dicho día hasta el 30 de noviembre de 1935.
En 1924 la revista Nea Tejni ateniense, dirigida por Mario Vaianos, publica un extenso número dedicado al poeta con el título, Homenaje a Kavafis. En una breve nota autobiográfica incluida la revista, el poeta expresa: “Soy constantinopolitano por origen, pero nací en Alejandría –en una casa de la calle Cherif–. Muy pequeño me marché y pasé una parte considerable de mi edad infantil en Inglaterra. Después, visité adulto este país, pero por breve espacio de tiempo. También estuve en Francia. Durante mi adolescencia viví más de dos años en Constantinopla”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.). Aunque dice haber vivido en Constantinopla más de dos años, fueron tres años y tres meses los que habitó allí. En el número de la revista se incluyen 29 poemas de Kavafis y un buen número de textos dedicados por poetas y conocedores de su obra, como el mismo Mario Vaianos, Mirtiótisa, Telos Agras, Galatea Kazantzakis, Mijalis Peridis, E. M. Forster, Atanasio Catraro, etc.
Hubo voces discordantes con el homenaje a Kavafis, como la de Tangópulos, defensor del poeta Palamás (estimado por Kavafis) y “antikavafiano”. En unos textos críticos, terminaba, “Frente a Palamás levantaron entonces a Kavafis, es decir, lo mismo que si uno levantara a Zoilo frente a Homero” . El poeta Lapathiotis replicó consecuentemente, afirmando la valía y singularidad de ambos poetas: “La posición excepcional de Palamás… su aporte valiosísimo y serio a nuestra literatura, no son afectados en nada por esto… ni se ha planteado cuestión de grados de valor ni de primacía. Cada uno de ellos se encuentra en su puesto, sin ninguna relación con el otro” (Ambas citas de Miguel Castillo Didier, Op. cit.)
En inglaterra, gracias a la labor de difusión de Forster, se va conociendo en mayor medida al poeta. Él mismo entrega poemas a Toynbee y T. E. Lawrence, e intenta editar un libro de poemas de Kavafis, pero Kavafis se muestra indeciso por las traducciones al inglés. Forster le escribe en junio: “Yo estoy seguro que su obra tendrá finalmente una reputación europea”. El escritor inglés escribe a Valasópulos para que medie con el poeta y pueda traducir más poemas al inglés. T. S. Eliot publica una traducción del poema “Itaca” en la revista que dirige, Criterion. En Nation and Athenaeum aparecen dos poemas traducidos por Valasópulos.
Kleon Parasjos en el diario Eléftheron Vima ya había escrito artículo valorando la obra de Kavafis, y nuevamente volvió a insistir: “Antes lo escribí y ahora lo repito. Kavafis es uno de nuestros más grandes poetas, porque enriqueció nuestra sensibilidad y nuestros medios expresivos…”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.)
Distribuye en hojas sueltas, “Juliano en Nicomedia” (Ο Ιουλιανός εν Νικομηδεία), “Antes que el tiempo los cambiara” (Πριν τους αλλάξει ο Χρόνος), “El 31 a.C. en Alejandría” (Το 31 π.Χ. στην Αλεξάνδρεια), “Juan Cantacuzeno prevalece” (Ο Ιωάννης Καντακουζηνός υπερισχύει ) y el poema de corte erótico, “Vino a leer” (Ήλθε για να διαβάσει —).
Vino a leer (Ήλθε για να διαβάσει --) Vino a leer. Dos o tres libros hay abiertos; de historia y poesía. Mas apenas leyó diez minutos y los dejó. Dormitando está en el canapé. Pertenece a los libros por entero; pero tiene veintitrés años y es muy hermoso; y hoy, al mediodía, ha pasado el amor por su carne maravillosa, por sus labios. Por su carne, que es todo hermosura, por él ha pasado el ardor voluptuoso; sin ridículo pudor por la forma del placer... De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1924. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
El general Theodoros Pangalos tras un golpe de estado en marzo de 1925, se proclama presidente de Grecia (hasta agosto de 1926).
El 21 de abril de 1925 en el diario Dimokratía, se publica una protesta de intelectuales alejandrinos, Kavafis entre ellos, por el despido en Atenas del poeta y profesor Kostas Várnalis (ferviente admirador del poeta).
Louis Roussel sigue difundiendo en Francia a Kavafis, publicando con el beneplácito del poeta algunos poemas traducidos.
Xenópulos escribe en Nea Tejni un artículo apreciando la consideración que ha ido consiguiendo Kavafis después de su introducción veinte años atrás: “Veinte años han pasado desde que me atreví a presentar al poeta alejandrino a los atenienses. Recuerdo… ¡Con cuánto temor envié aquel artículo mío a Panatenea!… Y llegó el día -¡ah, qué feliz día para mí!-, en que aquí en Atenas, el año antepasado, hubo una fiesta, casi como aquella que harán pasado mañana en Alejandría. Un escritor joven [Telos Agras], de los mejores y más críticos de su generación, -acaso no nacido cuando yo escribí por primera vez en Panatenea, anunció que hablaría sobre el poeta alejandrino Constantino Kavafis. La sala se llenó totalmente… Fue una hermoso triunfo, una verdadera fiesta del arte en el corazón de la Atenas literaria –y naturalmente de la Grecia literaria-, que me mostraba clarísimamente que la fama del poeta era ya completamente sólida. Cientos, miles de personas, sensibles a la poesía, lo amaban y lo admiraban como yo”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.)
Kavafis publica 6 poemas, “Temeto de Antioquía, 400 d.C” (Τέμεθος, Αντιοχεύς· 400 μ.Χ.), “De cristal de colores” (Από υαλί χρωματιστό), “En la costa de Italia” (Εις Ιταλικήν παραλίαν), “En el pueblo deprimente” (Στο πληκτικό χωριό), “Apolonio de Tiana en Rodas” (Απολλώνιος ο Τυανεύς εν Ρόδω) y “A los veinticinco años de su existencia” (Το 25ον έτος του βίου του), poema en el que se produce una espera desesperada de un joven al tratar de reencontrarse con un desconocido, con el que ha experimentado un tempestuoso amor.
A los veinticinco años de su existencia (Το 25ον έτος του βίου του) Va de ordinario a la taberna donde se habían conocido el mes pasado. Ha preguntado; pero nada supieron decirle. Por sus palabras ha comprendido que a quien conoció fue un individuo absolutamente desconocido; uno de esos frecuentes personajes, equívocos y oscuros, que por allí pasaban. Va, sin embargo, de ordinario de noche a la taberna , se sienta y queda mirando hacia la entrada; hasta el agotamiento sigue mirando hacia la entrada. Quizá entre. Quizá vuelva esta noche. Cerca de tres semanas lleva haciendo lo mismo. Su mente ha enfermado de lujuria. Quedaron los besos en su boca. Sufre de continuo deseo toda su carne. Siente sobre sí el tacto de aquel cuerpo. La unión con él ansía de nuevo. Procura, claro está, no traicionarse. Mas a veces le es casi indiferente. Sabe, además, a qué se expone, lo acepta. No es improbable que esta vida suya lo lleve a un escándalo funesto. De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1925. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
En 1926 siguen las polémicas en torno a Kavafis y su poesía. En marzo bajo pseudónimos, aparecen dos parodias en el periódico Nilos, de El Cairo, y otras dos en el periódico Othoni.
En Londres se presenta una antología de poesía neohelénica, donde se incluyen poemas de 33 poetas, bajo selección de G. C. Katsímbalis y Theodore Stephanides. De Kavafis se incluía “Ítaca”. Esta edición tuvo su repercusión en Grecia y Egipto, en general, de modo muy positivo, pero los detractores de Kavafis, no desaprovecharon la ocasión y Tangópulos tildó de “banana alejandrina” al poema de Kavafis incluido en la antología.
Vrisimitzakis publica dos estudios sobre el poeta, “La política de Kavafis” y “Los círculos del Infierno de Dante en la poesía de Kavafis”. Vrisitmizakis se marchó este año definitivamente de Alejandría, pero continuó colaborando con la revista Alexandriní Tejni, hasta fines de 1931, que se dejó de editar.
De nuevo se produce otra polémica en Alejandría al aceptar Kavafis la Condecoración del Fénix, concedida por el gobierno dictatorial de Pángalos. Parece deberse el premio a la mediación del ministro G. Jaritakis, admirador de la poesía del poeta. Kavafis recibe numerosas críticas y burlas, respondiendo Kavafis escuetamente: “La condecoración me la otorgó el Estado Griego, al que respeto y al que quiero. La devolución de la condecoración sería una injuria de parte mía al Estado Griego. Por eso, la conservo” (Miguel Castillo Didier, Op. cit.). Malanos criticaría la actitud de Kavafis por aceptar el premio.
Como noticia positiva para el poeta, fue la comunicación del compositor y director de orquesta Dimitri Mitropoulos, anunciándole la composición de diez lieder sobre sus poemas. Positiva también fue la difusión de su poesía en París a través de Sareyanis, informando sobre el poeta a Constantin Photiadis, colaborador en grandes revistas francesas. De este modo, varios intelectuales franceses se interesaron por la poesía de Kavafis, entre ellos la poeta de origen rumano, Anna de Noailles (condesa de Noailles), que disponía de un salón frecuentado por escritores e intelectuales como Paul Claudel, Colette, André Gide, Maurice Barrès, Paul Valéry, Jean Cocteau, Léon Daudet o Pierre Loti, entre otros.
El poeta Palamás concede un entrevista en el periódico egipcio, Othoni. Emite ciertos juicios discutidos en torno a Kavafis y su poesía: “Pero, en cuanto a poeta… No sé; quizás me equivoco […]. Más bien reportajes parecen sus escritos, ¡se diría que trata de darnos un reportaje de los siglos! […]. Pero seamos justos, agrega. Hay algunas de esas sus notas que parecen bosquejos de ideas que pueden llegar a ser buenos poemas; pero que quien los trabaja los deja sólo en bosquejos…” (Miguel Castillo Didier, Op. cit.).
Kavafis comienza a publicar su quinto Cuaderno de poemas (“Poemas 1915-“, contiene 38 poemas en orden cronológico) y el sexto (“Poemas 1907-1915“, con 88 poemas en orden temático).
Poemas de este año son, “En una ciudad de Asia Menor” (Εν δήμω της Μικράς Ασίας), “Sacerdote de Serapis” (Ιερεύς του Σεραπίου), “En las tabernas” (Μέσα στα καπηλειά), lo podéis escuchar y leer en el Pie de Página, “Gran procesión de sacerdotes y laicos” (Μεγάλη συνοδεία εξ ιερέων και λαϊκών), “Sofista que abandona Siria” (Σοφιστής απερχόμενος εκ Συρίας), “Juliano y los antioquenos” (Ο Ιουλιανός και οι Αντιοχείς) y “La enfermedad de Clito” (Η αρρώστια του Κλείτου), Irigoyen en sus notas señala que la fuente pudiera ser un episodio de la vida de Juliano el Apóstata. Bádenas en sus notas escribe: “Clito, personaje ficticio. El ritual descrito es el típico de los sacrificios domésticos paganos”. (Créditos en el poema)
La enfermedad de Clito (Η αρρώστια του Κλείτου) Clito, un muchacho agradable, de unos veintitrés años —de excelente educación, de ya rara cultura pagana— cayó gravemente enfermo. Lo atacó la fiebre que asoló este año a Alejandría. Lo atacó la fiebre, consumido además moralmente por el dolor de que su amigo, un actor joven, dejara de amarlo y desearlo. Está gravemente enfermo y temen por él sus padres. Y una vieja sirvienta que lo crió teme también por la vida de Clito. En su angustia horrible le viene a su memoria un ídolo que en su infancia adoraba, antes de entrar allí como sirvienta, en esta casa de conocidos cristianos, y de hacerse ella cristiana. Toma a escondidas unas tortas, vino y miel. Delante del ídolo lo lleva. Recita cuantos fragmentos de preces recuerda: del principio, del medio. La muy ingenua no comprende que poco le importa a la oscura estatuilla que sane o no un cristiano. De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1926. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
Debido a los ataques recientes al poeta, amigos y seguidores, con su apoyo económico, fundan la revista Alexandriní Tejni (Arte alejandrino). La revista se lanzará durante más de cinco años. Se publicarán en ella poemas, estudios y notas críticas sobre la poesía de Kavafis. En este primer número de principios de 1927, se publica un amplio artículo de Jean Sébastien, sobre el poeta, “El movimiento neogriego: Alejandría. C. P. Cavafy”.
Visita en este año a Kavafis el poeta Nikos Kazantzakis (1883-1957), quien impresionado transmite sus sensaciones: “Esta noche en que lo veo por primera vez y lo escucho, comprendo cuán sabiamente logró hallar su forma en el arte –la forma perfecta que le corresponde para perpetuarse– este espíritu extraño, complejo, pesaroso, de la sagrada decadencia […]. Kavafis posee todas las características de un hombre excepcional en una época de decadencia: sabio, hedonista, irónico, elocuente, lleno de recuerdos”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.).
En junio se estrenan en el Conservatorio de Atenas los diez lieders que Dimitri Mitropoulos ha compuesto sobre poemas de Kavafis. Las críticas no fueron muy favorables por el estilo de música demasiado “modernista” para la época, salvo la crítica del poeta e intelectual, Takis Papatsonis.
Timos Malanos publica un extenso artículo sobre el poeta, “Kavafis y los intelectuales atenienses”, provocando reacciones encontradas. Más extremo es Panos Tangópulos al posicionarse a favor de Palamás: “Los Palamás crean almas libres, cantores con un canto propio en los labios. Los Kavafis crean esclavos de alma pequeña y serviles imitadores”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.).
En cambio, sigue el reconocimiento en favor del poeta con el estudio de Vritsimitsakis sobre “La técnica de Kavafis”, publicado en Alexandriní Tejni. También Rika Agalianú-Sengópulu desarrollará una conferencia sobre el poeta alejandrino. Y en diciembre, de nuevo en Alexandriní Tejni, se publica el primero de los estudios de I. A. Sareyanis: “Comentarios al poema Jóvenes de Sidón, 400 d. C.”.
Kavafis publica en este 1927 cinco poemas en hojas, “Ana Dalasena” (Άννα Δαλασσηνή), “Días de 1896” (Μέρες του 1896), “Griega desde la Antigüedad” (Παλαιόθεν Ελληνίς), “Días de 1901” (Μέρες του 1901), y me gusta especialmente, “Dos jóvenes de 23 a 24 años” (Δύο νέοι, 23 έως 24 ετών),
Dos jóvenes de 23 a 24 años (Δύο νέοι, 23 έως 24 ετών) Desde las diez y media estaba en el café esperando que pronto apareciera. Llegó la medianoche —y aún seguía esperándolo. Dio la una y media; casi del todo vacío había quedado ya el café. Se cansó de leer maquinalmente los periódicos. De sus tres chelines solitarios le quedaba sólo uno: con tanta espera, en cafés y coñac los otros dos había gastado. Había fumado todos sus cigarrillos. Tan larga espera lo agotó. Pues además, solo como estuvo tantas horas, presa en él hicieron importunos pensamientos de su vida desviada. Pero cuando vio entrar a su amigo, al instante el cansancio, la tristeza y los pensamientos se esfumaron. Su amigo traía una noticia inesperada. Sesenta libras había ganado en el garito. Sus rostros hermosos, su juventud maravillosa, el amor sensual que entre ellos existía, revivieron tonificados por las refrescantes sesenta libras del garito. Llenos de gozo y energía, sensualidad y belleza, se marcharon —no a las casas de sus familias honorables (donde, por cierto, ya nadie los quería)—: a una que ellos conocían y muy especial, a una casa de vicio se marcharon donde pidieron habitación para dormir, bebidas caras y de nuevo empezaron a beber. Y cuando las bebidas caras terminaron, cuando eran cerca de las cuatro, al amor, felices, se entregaron. De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1927. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
Elefthérios Venizélos, cabeza del Partido Liberal, se proclama presidente en 1928, gobernando hasta marzo de 1933 (poco antes del fallecimiento de Kavafis). Si bien brilló en política exterior, la gestión interior no lo fue tanto, con algunos casos de corrupción.
En febrero de 1928, el círculo “Lanterne Sourde” de El Cairo rinde un homenaje a tres poetas egipcios. Kavafis había sido invitado pero no asistirá, enviando una adhesión escrita, al igual que reconoce el homenaje de “La Semaine Égyptienne” al poeta Ahmed Rassim, por el que Kavafis siente un especial aprecio.
Vritsimitsakis publica “La helenicidad de Kavafis” en Alexandriní Tejni, pero siguen las críticas a la poesía de Kavafis, como las manifestadas por Yanis Psijaris, Yanis Apostolakis y Fotos Politis.
Por contra, se sigue difundiendo la poesía de Kavafis en el exterior, publicando Karl Dietrich, “Líricos Neogriegos”, donde habla elogiosamente del poeta y traduce 13 poemas al alemán. El helenista G. H. Blanken traduce al holandés poemas de Kavafis y Valasópulos dos poemas más al inglés en la revista “Criterion”. Por su parte, el poeta comprometido Kostas Várnalis (1884-1974), elogia al poeta y su poesía.
En julio de 1928, se suicida el destacado poeta griego Kostas Kariotakis (1896-1928), causando conmoción en los poetas griegos, incluido Kavafis.
En agosto en el diario Isis, Malanos escribe una critica hacia Kavafis y G. Jristópulos escribe un libro donde incluye a Kavafis junto al poeta alemán Stephan George y al poeta francés Mallarmé (“Stephan George, Mallarmé, Kavafis”).
Publica el poeta nueve poemas en hojas sueltas, entre ellos, “No comprendiste” (Ουκ έγνως), “Un joven ilustrado a sus 24 años” (Ένας νέος, της Τέχνης του Λόγου – στο 24ον έτος του), “En Esparta” (Εν Σπάρτη) o el excelente “Días de 1909, 1910 y 1911” (Μέρες του 1909, ’10, και ’11), donde se aprecia un compromiso social.
Días de 1909, 1910 y 1911 (Μέρες του 1909, '10, και '11) Era hijo de un pobre, viejo marinero (de una isla del Egeo). Trabajaba en una forja. Vestía ropa raída. Roto su mísero calzado de trabajo. Sus manos manchadas de grasa y herrín. Por la tarde, cuando cerraba el taller, si sentía muchos deseos de una corbata algo cara, de una corbata para los domingos, o si en un escaparate había visto una hermosa camisa malva codiciada, vendía su cuerpo por uno o dos táleros. Me pregunto si en los tiempos antiguos tuvo la gloriosa Alejandría un joven tan bellísimo, un muchacho más perfecto que éste —tan corrupto—; no se hizo, claro está, su estatua ni su retrato; perdido en el viejo taller de una forja, pronto se consumió con el trabajo agotador y el vicio vil y atormentado. De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1928. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
En 1929 destaca el primer homenaje egipcio hacia la poesía de Kavafis, con un número especial en “La Semaine Égyptienne”, la revista francófona ubicada en El Cairo y fundada en 1920 por Stavros Stavrinós. En la amplia nómina de colaboradores del número especial se incluyen Karl Dieterich, E. M. Forster, G. Duhamel, Atanasio Catraro, Rika Sengópulu o Jean Pieridis, entre otros tantos.
Forster en septiembre visita por última vez al poeta alejandrino y en diciembre, recibe la visita del poeta y dramaturgo futurista Marinetti, nacido también en Alejandría, pero residiendo en Italia. Acompañado de Catraro, expresó al poeta, entre otras, las siguientes palabras: “A juzgar por lo que puedo descubrir en sus poemas, llego a la conclusión que usted es un futurista. Cualquiera que vaya por delante de su tiempo en el arte o en la vida es un futurista. Su poesía será apreciada y se impondrá verdaderamente en el futuro”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.).
El poeta comienza a distribuir la octava colección de poemas (“Poemas 1916-1918″, conteniendo 28 poemas en orden temático) y la novena (“Poemas 1919-“, con 69 poemas en orden cronológico).
En hojas sueltas publica cinco poemas, “Mires; Alejandría 340 d.C” (Μύρης· Αλεξάνδρεια του 340 μ.Χ.), “Alejandro Janeo y Alejandra” (Αλέξανδρος Ιανναίος, και Αλεξάνδρα), “Adelante, rey de los lacedemonios” (Άγε, ω βασιλεύ Λακεδαιμονίων), “En el mismo lugar” (Στον ίδιο χώρο), una mirada emocionada retrospectiva del barrio en el que habita el poeta.
En el mismo lugar (Στον ίδιο χώρο) Ambiente de mi casa, de mi barrio y mis locales que llevo viendo y por donde, años y años, me paseo. Te he creado en la alegría y los pesares: con tantas circunstancias, con tantas cosas. Y en pura sensación completa para mí os habéis transformado. De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1929. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
También destila verdadera emoción el poema amoroso, “Bellas flores blancas que iban muy bien” (Ωραία λουλούδια και άσπρα ως ταίριαζαν πολύ). Aunque la poesía de Kavafis no sea comprometida generalmente, si hay algunos poemas en los que se observa un componente social, como el poema aquí indicado.
Bellas flores blancas que iban muy bien (Ωραία λουλούδια και άσπρα ως ταίριαζαν πολύ)
Entró en el café adonde solían ir juntos.
Su amigo aquí le dijo hace tres meses:
«No tenemos ni cinco. Somos dos muchachos
pobres, a lugares baratos reducidos.
Claramente te lo digo, yo contigo no puedo
salir. Hay otro, debes saberlo, que me solicita.»
—Ese otro le había prometido dos trajes y unos
pañuelos de seda—. Para recuperarlo
removió cielo y tierra y consiguió veinte libras.
Volvió de nuevo con él, por las veinte libras,
pero, además de por ellas, por las viejas amistades,
por el viejo cariño, por su profundo amor.
El «otro» era un embustero, un auténtico canalla;
sólo un traje le había hecho, y
eso a disgusto, con mil súplicas.
Mas ahora no quiere ya ni trajes
ni tampoco pañuelos de seda,
ni tampoco veinte libras, ni tampoco veinte piastras.
El Domingo lo enterraron, a las diez de la mañana.
El Domingo lo enterraron; hace casi una semana.
En su modesta caja le puso flores,
bellas flores blancas que iban muy bien
a su hermosura y a sus veintidós años.
Cuando fue por la tarde —había surgido un trabajo,
cuestión del pan— al café adonde
solían ir juntos: una cuchillada en su corazón
le resultó el sucio café adonde juntos solían ir.
De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1929. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
A principios de 1930, Kavafis dicta a G. Lejonitis, 39 notas, que se publicarían en 1942 en Alejandría con el título, Autocomentarios kavafianos”.
Según Mijalis Peridis, el poeta habría dictado un breve texto en francés acerca de su poesía a un periodista de una revista francesa que se lo requirió. Parte del texto sería como sigue: “En mi opinión, Kavafis es un poeta ultramoderno, un poeta de las generaciones futuras. Además de su valor histórico, psicológico y filosófico, la sobriedad de su estilo impecable, que linda a veces con el laconismo; su entusiasmo ponderado que lleva a la emoción cerebral; su frase correcta, resultado de un natural aristocrático, su leve ironía, son elementos de los que gustarán aun más las generaciones del futuro…”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.).
Atanasio Politis entrega la segunda parte de “El helenismo y el Egipto Moderno”, dedicando unas páginas a la poesía de Kavafis.
Publica una antología en París Jean Michel, “Anthologie des poètes néogrecs (1886-1929)”, en la que incluye “Itaca”, “Esperando a los bárbaros” y “Murallas”. En Atenas, a fines de año, aparece “Antología de Líricos Griegos”, de K. Parasjos y X. Lefkopatridis, con trece poemas de Kavafis. En revistas y diarios de Alejandría, Atenas, Constantinopla y París, aparecen varios poemas del poeta a lo largo del año. En Alexandriní Tejni se publica un estudio de T. Agras: “La ironía en Kavafis”.
Conoce en este año el poeta al escritor griego Stratis Tsirkas, quien años después escribiría dos libros sobre él, “Kavafis y su época” (1958) y “El Kavafis político” (1971).
El poeta entrega en noviembre el décimo y último poemario de hojas sueltas (“Poemas 1905-1915”, con 40 poemas en clasificación temática).
De este año son los poemas, “El espejo de la entrada” (Ο καθρέπτης στην είσοδο), “Que se hubieran preocupado” (Ας φρόντιζαν) y el sensual, “Preguntaba por la calidad” (Ρωτούσε για την ποιότητα). Declama José María Pou en la © Fundación Juan March.
Preguntaba por la calidad (Ρωτούσε για την ποιότητα) De la oficina en que estaba empleado en un puesto insignificante y mal pagado (unas ocho libras al mes, con los extras) salió cuando acabó el inhóspito trabajo que, toda la tarde, lo mantenía encorvado: salió a las siete, e iba andando despacio y sin rumbo por la calle. Bello e interesante: así, con ese aire de haber llegado a la plenitud de su capacidad sensual. Los veintinueve, el mes pasado los había cumplido. Iba sin rumbo por la calle, y por los pobres pasadizos que conducían a su domicilio. Al pasar por delante de una tienda pequeña donde vendían artículos de imitación y baratijas para obreros, vio allí dentro una cara, vio una figura que lo impulsaron a entrar, como si viniera buscando pañuelos de color. Preguntaba por la calidad de los pañuelos y cuánto costaban, con una voz ahogada, casi apagada por el deseo. Y análogas fueron las respuestas, abstraídas, en voz baja, con tácita aquiescencia. Siempre palabras sobre el género, pero un solo objetivo: el contacto de sus manos sobre los pañuelos; la cercanía de las caras, de los labios, como al azar; un instantáneo roce de los miembros. De prisa y a escondidas, para que no lo advierta el patrón que está sentado al fondo. De: Poemas canónicos II (1919-1933), 1930. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
En 1931 se publican diversos artículos y conferencias sobre Kavafis, como la de S. P. Petridis en La liberté, de El Cairo; M. Vaianos, en Vradiní, en Atenas; N. Nikolareizis en Nea Hestía, también en Atenas; conferencia de G. Paputsakis en Alejandría sobre “Teodoto e Idus de marzo”. En París, texto de G. Valasópulos: “Un poeta alejandrino”. J. Mavrogordatos estudia al poeta en su libro “Modern Greece”, editado en Londres y traducirá más adelante los poemas canónicos completos.
Contacta en este año por correspondencia con el poeta Yorgos Seferis (1900-1971), perteneciente a la “Generación del 30”. Más tarde escribirá valiosos ensayos sobre el poeta alejandrino. Seferis publica en mayo su primera obra poética, “I Strofí”.
Escribirá también a Samuel Baud-Bovy, profesor de la Universidad de Ginebra y estudioso de la poesía popular griega.
En hojas, el poeta publica dos poemas, “En el 200 a. C.” (Στα 200 π.Χ.) y “Según las fórmulas de los antiguos magos grecosirios” (Κατά τες συνταγές αρχαίων Ελληνοσύρων μάγων).
Según fórmulas de los antiguos magos grecosirios (Κατά τες συνταγές αρχαίων Ελληνοσύρων μάγων)
«Qué filtro sacar de hierbas
brujeriles», dijo un esteta,
«qué filtro conforme a las fórmulas
de antiguos magos grecosirios,
podría por un día (si a más
no llega su poder) o por un breve instante
mis veintitrés años traerme
de nuevo; a mi amigo, con sus veintidós años,
traerme de nuevo —su hermosura y su amor—.
«Qué filtro sacar según fórmulas
de antiguos magos grecosirios
que, junto a ese retorno,
pueda también devolvernos nuestra pequeña alcoba».
De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1929. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
En junio de 1932 detectan al poeta un fatídico cáncer de laringe, necesitando intervención quirúrgica. El escritor Kostas Uranis en su visita a Kavafis a comienzos del año ya lo había notado desmejorado: “doblado, con arrugas, con una expresión de melancolía en su rostro y de soledad en su mirada”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.).
El matrimonio Sengópulos convence y se ofrece a acompañarlo a Atenas, para ser tratado. Parten el 3 de julio, en el que será su último viaje a Atenas. Se alojan en el hotel Cosmopolit, recibiendo Kavafis la visita de numerosos escritores. Es operado en el Hospital de la Cruz Roja, perdiendo la voz. Después es trasladado a la Clínica Kapsalá en el barrio residencial de Kifisiá. Se tiene que comunicar por medio de notas de papel. El 28 de octubre regresa a Alejandría.
Un extenso estudio sobre el poeta aparece en noviembre en Kiklos, revista dirigida por Mario Vaianos. Colaboran importantes firmas como Dimarás, Katsímbalis, Sareyanis o Agras. El poeta recibirá una de sus últimas alegrías al serle enviada la revista homenaje. El 17 de noviembre hace imprimir su última hoja con un poema: “Días de 1908” (Μέρες του 1908). En el poema, tavli es el equivalente al juego del Backgammon.
Días de 1908 (Μέρες του 1908)
Aquel año se encontró sin trabajo;
y vivía, por tanto, de las cartas,
del tavli y del sablazo.
Un puesto, de tres libras al mes, en una pequeña
papelería habíanle ofrecido.
Pero lo rechazó, sin la menor vacilación.
No le iba. No era sueldo para él,
joven, bastante instruido y con veinticinco años.
Dos o tres chelines ganaba al día, más o menos.
De las cartas y el tavli qué podía sacar el muchacho,
en los míseros cafés de su clase,
por mucha astucia con que jugara, por muchos incautos que escogiera.
Los sablazos unas veces resultaban, otras no.
Rara vez sacaba un tálero, con más frecuencia medio,
en ocasiones bajaba hasta el chelín.
Alguna semana, otras veces más,
cuando se libraba del insomnio espantoso,
se refrescaba con baños, nadando al amanecer.
Su ropa estaba míseramente raída.
Siempre llevaba el mismo traje,
un traje canela muy descolorido.
¡Ah, días del verano de mil novecientos ocho!
de vuestra evocación, por delicadeza,
falta el descolorido traje canela.
Vuestra evocación lo ha retenido,
cuando se lo quitaba y tiraba lejos de él
esas ropas indignas y la ropa interior zurcida.
Y quedaba enteramente desnudo, perfectamente bello: una maravilla.
Despeinados, alborotados sus cabellos;
algo bronceados sus miembros
en la desnudez matinal del baño y de la playa.
De: Poemas canónicos III (1920-1933), 1932. Traducción de Pedro Bádenas de la Peña ("Cavafis. Poesía completa" Blu. Ed. Almuzara, 2017)
En marzo de 1933 la salud del poeta empeora. A comienzos de abril el matrimonio Sengópulos acompaña a Kavafis al Hospital Griego de Alejandría. Rika, quien más cerca estuvo del poeta en los últimos días, relataba: “Sólo una vez lloró Kavafis a lo largo de su horrenda enfermedad. Fue el día en que iba al hospital. Le llevamos una maleta pequeña para que cogiera algunos papeles (cogió las dos carpetas en las que estaban sus poemas) y unas pocas mudas que necesitaba. Cuando vio la maleta, las lágrimas le vencieron. Intentamos calmarle, en aquel momento desgarrador en que dejaba para siempre su casa. Tomó el cuaderno y escribió en él: “Compré esta maleta hace treinta años, apresuradamente, una tarde, para irme a El Cairo en busca de placer. Era yo joven y fuerte, entonces, y no mal parecido”.” (Robert Liddell en traducción de Carles Miralles “Kavafis. Una biografía” Paidos, 2004)
Entre noviembre de 1932 y abril de 1933 en la cama del hospital, escribió su último poema “En las afueras de Antioquía” (Εις τα περίχωρα της Αντιοχείας). En las notas del poema, Pedro Bádenas en su Poesía completa de Kavafis refleja: “Bábilas fue un obispo y mártir de Antioquía (237-250) enterrado en Dafne, bosque sagrado del templo de Apolo. Los sacerdotes de Apolo abandonaron el recinto y el oráculo por culpa de la contaminación del lugar a causa de los enterramientos y los cristianos aprovecharon para edificar una iglesia sobre la tumba de Bábilas. Cuando en 362 llegó Juliano a Antioquía ordenó demoler la iglesia y retirar los restos del mártir. Poco más tarde, el templo y la estatua de Apolo, obra, además, del famoso escultor Briaxis, desaparecieron en un incendio atribuido a los cristianos en ese mismo año. Las fuentes pueden ser Juan Crisóstomo (San Bábilas, Migne, 50.535 y ss.), Sozómeno (Historia de la Iglesia, 5.19 y ss.) y Juliano (Misopogon, 361b, y Cartas, 136)”.
Pese a estar terminando el poema encontrándose muy enfermo en el hospital, refleja en él una fina ironía. Declama José María Pou en la © Fundación Juan March.
En las afueras de Antioquía (Εις τα περίχωρα της Αντιοχείας)
Pasmados nos quedamos en Antioquía cuando supimos
las nuevas hazañas de Juliano.
¡Apolo le había dado explicaciones, al Señor, en Dafne!
Que oráculos no quería emitir (¡qué desastre!),
ni tenía intención de hablar como adivino, si antes
no se purificaba su templo de Dafne.
Le molestaban, dijo, los muertos de al lado.
En Dafne había muchas tumbas.
Uno de los allí enterrados
era el milagroso, gloria de nuestra iglesia,
Babil, el santo, el victorioso mártir.
A él se refería, a él temía el falso dios.
Mientras lo sintiera cerca, no osaría
emitir sus oráculos; ni palabra.
(Ante nuestros mártires tiemblan los falsos dioses.)
El impío Juliano se remangó,
y con los nervios desatados vociferaba: «Arriba con él, lleváoslo,
quitadme a ese Babil de inmediato.
¿No oís? A Apolo le molesta.
Arriba con él, quitádmelo en seguida.
Desenterradlo, llevadlo donde queráis.
Sacadlo, echadlo fuera. ¿Es esto un juego ahora?
Apolo ha mandado que el recinto se purificara».
Recogimos, llevamos las santas reliquias a otra parte.
Las recogimos, las llevamos con amor y respeto.
Y bien que de verdad prosperó el santuario.
Y no tardó nada, y estalló
un gran incendio: un incendio terrible;
y ardieron santuario y Apolo.
El ídolo ceniza para barrerla con las basuras.
Reventó Juliano e hizo correr
—¿qué otra cosa iba a hacer?— que el incendio era obra
de nosotros, los cristianos. Que diga lo que quiera.
No pudo demostrarse; que diga lo que quiera.
Lo esencial es que reventó.
De: Poemas canónicos II (1919-1933), 1933. Traducción de Ramón Irigoyen ("Poemas. C. P. Cavafis" Debolsillo, 2016)
Encontrándose muy enfermo en el hospital, se había preparado a sus espaldas la visita del Patriarca Ortodoxo para administrarle los últimos sacramentos. En un principio, Kavafis rechazó la visita, pero más tarde accedió. El 28 de abril sufre una congestión cerebral y en la madrugada del 29 de abril de 1933, justo cuando cumplía 70 años, el poeta falleció.
Después de los oficios que tuvieron lugar en el Templo Patriarcal de San Sabas, el mismo día fue sepultado en la tumba familiar del Cementerio Griego de Chatby. En la lápida, se grabó la palabra que Kavafis había pedido que se inscribiera, “Poeta”.
Atanasio Catraro, escribió en su libro “Mi amigo Kavafis”: “Partió en el silencio, él que cuando conversaba asombraba a las pocas y selectas personas que frecuentaban su salón. Era de la estirpe de Voltaire, de Anatole France, de Bernard Shaw. De él uno siempre aprendía algo. Murió forzadamente en el silencio. El implacable mal que lo llevó a la tumba lo había atacado en la garganta […]. Pasó las últimas semanas en una cama blanca en el hospital, sin poder hablar. A los amigos que iban a visitarlo, y que, ocultando la conmoción por el cercano fin, mantenían una conversación sobre temas que podrían alegrarlo, les respondía, trazando unas pocas palabras en un pequeño trozo de papel” (Miguel Castillo Didier, Op. cit.)
Su sobrina Hariclía recibió la noticia del fallecimiento del poeta en Biarritz, reflejando su dolor y la evocación del hogar del poeta: “Esas pocas líneas borraron de mis ojos el elegante, frívolo y mundano Biarritz… No veía sino habitaciones sumidas en la semioscuridad, unos divanes bajos, pesadas cortinas; grandes espejos sobre consolas de mármol donde ardían viejas lámparas de porcelana. Volvía a ver los viejos muebles tallados; las mesitas decoradas con marfil; y las llamas doradas de las velas blancas en los opacos candelabros de bronce. Un escenario oriental en un departamento silencioso y en ese departamento un hombre solo, inimaginable y desgarradoramente solo, sentado en una poltrona de terciopelo descolorido, con un komboloï de ámbar en la mano…”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.)
Pocos meses después de la muerte de Kavafis, se publicaron tres homenajes: en la revista helenófona de Alejandría, Paneyiptia (Nº 223 de julio); en la revista francófona de El Cairo, La Semaine Égyptienne (Nº 25-26); y en la revista Nea Hestía de Atenas (Nº 158). Hubo en el año dos ceremonias conmemorativas y de homenaje: en El Cairo el 26 de mayo y en Alejandría el 28 (o 29?) de junio.
Rika Sengópulos, quien más cerca estuvo del poeta, en un borrador inédito que se encuentra en el Archivo Kavafis, “Bosquejos de prólogo y borradores de notas para una biografía de Kavafis”, entre otras notas, escribía un año después: “El 29 de abril, aniversario de la muerte de Kavafis, volvió a traer a mi memoria hasta el más pequeño detalle su heroísmo en los últimos momentos, su resignación filosófica durante su enfermedad, pero especialmente su esfuerzo por ocultar cuanto podía la fealdad del terrible mal que lo aquejaba. Gran poeta, pero también gran hombre. Espíritu excepcional, pero también excepcional manera de ser. Ni una vez hasta el momento en que, sereno, se apagó para siempre como preparado desde tiempo atrás, se quejó, ni gimió, ni dijo nada. Provocó asombro”. (Miguel Castillo Didier, Op. cit.).
Rika publicó en 1935 la primera edición del conjunto de los poemas canónicos, con el patrocinio de la Sociedad de Escritores de Alejandría.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Biografías
Robert Liddell “Kavafis. Una biografía”, traducción de Carles Miralles, Colección Testimonios, Editorial Paidós, 2004.
La biografía de Robert Liddell resulta imprescindible para conocer la vida y obra del poeta. Algún autor, sin embargo, ha acusado cierta parcialidad de Liddell por estar basada principalmente en los testimonios del escritor, poeta y ensayista, Timos Malanos (1897-1984), quien mantuvo cierta animadversión con el poeta. Aún admitiendo dicho inconveniente, a día de hoy resulta un pilar de consulta básico. Todavía se puede localizar en alguna librería de viejo.
Para complementar la biografía de Liddell, el libro del helenista chileno Miguel Castillo Didier, es una indispensable herramienta, aportando otros testimonios que aquel no refleja. Bien documentado, incluye numerosos textos de acompañamiento del relato. En 1991, el autor chileno había entregado un “Kavafis íntegro. Ensayo y traducción de su poesía”, de gran valor, reeditado en 2003, pero a día de hoy difícil de localizar, incluso en librerías de viejo.
Poesía
Pedro Bádenas es filólogo, profesor y helenista ampliamente reconocido. La edición BLU es un volumen imprescindible para apreciar la poesía completa de Kavafis. Se incluye en edición bilingüe y además de una selecta introducción, complementa los poemas con notas que ayudan a la mejor comprensión de los mismos. Es la edición que he empleado en la mayor parte de los poemas incluidos.
Ramón Irigoyen es escritor, poeta, traductor y helenista. Está considerado como buen traductor de la poesía del poeta alejandrino. En un volumen manejable de bolsillo, están contenidos los poemas canónicos de Kavafis. Incluye una introducción acertada en algunas opiniones y controvertida en ciertos juicios emitidos sobre traducciones del poeta alejandrino. Incluye un apartado de notas interesante como complemento a los poemas. Es la edición que he empleado en las declamaciones de José María Pou, al estar basadas en ellos.
Además de las dos citadas anteriormente, existen buen numero de traducciones sobre la poesía de Kavafis, en Visor, en Hiperion, pero es muy aconsejable la traducción del filólogo, helenista, traductor y tipógrafo, Juan Manuel Macías, en Pre-Textos (2015), cuya edición contiene un epílogo del traductor Vicente Fernández González. Eusebi Ayensa en Editorial Tulús se ocupó de la edición en castellano de “Constantinopolíada” (2023), que además de una jugosa introducción, Ayensa traduce el diario del viaje de Alejandría a Constantinopla de Kavafis. También se ha ocupado de la edición en catalán de la poesía completa en dos tomos del poeta alejandrino, aparecida el 25 de marzo en la editorial Flâneur.
Prosa
De nuevo Pedro Bádenas en Edición Blu selecciona una serie de prosas que resultan aconsejables para adentrarse en los pensamientos de Kavafis. Por las “Treinta y seis notas personales inéditas sobre poética y ética”, ya merecería la pena su adquisición.
Documental sonoro
Konstandinos Kavafis. Documentos R. N. E.
Documental sonoro muy aconsejable. Se centra principalmente en la difusión de la poesía de Kavafis en España. Joan Ferraté tradujo algunos poemas en 1957 con escasa trascendencia, pero cuando Luis Cernuda elogió la poesía del poeta alejandrino, comenzó a interesar. Los poetas de la Generación del cincuenta, principalmente Gil de Biedma, se ocuparon de difundir su poesía. Intervienen el traductor Vicente Fernández González, Miguel Dalmau como biógrafo de Biedma y los helenistas Pedro Bádenas y Miguel Castillo Didier. Algún poema es declamado de manera extraordinaria por Javier Lostalé.
Imagen de Portada: Kavafis en su hogar, alrededor de 1930 © Retian Apkar CC BY-SA 4.0 Cavafy Archive Onassis Foundation