Como ya sucediera en la novela precedente, Chandler se sirvió de varios relatos cortos como base del libro, en concreto “Try the Girl”, “The Man Who Liked Dogs” y “Mancdarin´s Jade”, esta última también utilizada en El Sueño Eterno.
Embed from Getty ImagesLa progresión de Chandler es evidente. Ha depurado el estilo, las descripciones se vuelven más claras y precisas. Lo único que sigue manteniendo es el empleo de símiles, que si bien son abundantes, no lastran el conjunto.
La trama se vuelve más sencilla que en la obra anterior. Es interesante el juego que establece en las conexiones entre dos investigaciones.
Sin ahondar en el argumento sólo comentar que uno de los personajes claves es Moose Malloy, quien tras haber purgado su culpa en la carcel tras varios años de encarcelamiento por un atraco cometido, se encuentra en la busqueda de su novia, Velma. Marlowe se encontrará con él casualmente al inicio de la obra. La segunda trama tendrá lugar con un encargo que un tal, Lindsay Marriott ofrece a Marlowe.
La acción principal transcurre en Bay City, parte independiente de Los Ángeles, basado en Santa Mónica, donde Chandler vivió un tiempo. Pone al descubierto la extremada corrupción existente en ella, con policias corruptos, ricos acaudalados comprando todo por dinero, mafiosos con sucios negocios, videntes espabilados y médicos de dudosa moral.
Por contra, hay policias intentando sobrevivir como pueden, como un tal Hemingway, nombrado así irónicamente por Marlowe, porque siempre repite lo mismo, en un guiño en clave de humor de Chandler, de un escritor que aprecia, en el fondo:
“—¿Quién demonios es ese tal Hemingway?
—Un tipo que repite una y otra vez la misma cosa hasta que quien la escucha empieza a creer que se trata de algo bueno.”
o el inolvidable ex policia, Red.
Sobresale el empleo del esperpento y lo grotesco en algunas descripciones de personajes, como las empleadas en las descripciones de Malloy.
Marlowe cada vez está mejor perfilado, adquiriendo cotas de introspección, que favorecen nuestro acceso completo a su pensamiento.
Igualmente tenemos otros personajes muy bien descritos, como el gigante Malloy:
“Era un hombre grande, aunque no medía más allá de un metro noventa y cinco ni era mucho más ancho que un camión de cerveza.”
Las dos damas principales en la obra, presentan un triángulo amoroso con nuestro querido detective: la rubia explosiva, señora Grayle, esposa de un multimillonario, por un lado:
“Sus cabellos estaban hechos con el oro de los viejos maestros y peinados lo justo, pero no demasiado. Poseía un perfecto conjunto de curvas que nadie habría sido capaz de mejorar”
Por otro, la inteligente Anne Riordan, por la que Marlowe siente aprecio y simpatía:
“Una cara simpática, una de esas caras que caen bien. Bonita, pero no tanto como para tener que ponerse nudilleras de metal cada vez que se saliera con ella.”
Existe una contraposición en dos tenientes de policia. El racista e incompetente Nulty:
“Encargaron del caso a un tal Nulty, un tipo amargado de mandíbula estrecha, con largas manos amarillas que mantuvo cruzadas sobre las rodillas casi todo el tiempo que estuvo hablando conmigo. Era un teniente de detectives, adscrito a la comisaría de la calle 77.”
El más profesional, Randall:
“La persona sentada frente a mí se apellidaba Randall y pertenecía a la Brigada Criminal de Los Ángeles, un individuo delgado y callado de unos cincuenta años con cabellos grises muy bien peinados, ojos fríos y aire distante”
El enigmático Amthor, especie de vidente, dedicado a negocios dudosos:
“Sus ojos poseían una profundidad de ese tipo. Y carecían además de expresión, de alma, ojos que podrían contemplar cómo unos leones despedazaban a un ser humano sin cambiar en absoluto, que podrían contemplar sin inmutarse a un semejante empalado y gritando, con los párpados cortados, bajo un sol cegador”
Brunette, hampón con dinero, con salas dedicadas a juegos clandestinos, con las fuerzas del orden compradas y un títere de alcalde, colocado por él mismo:
“No era ni joven ni viejo, ni gordo ni delgado. Pasar mucho tiempo en el mar o cerca del mar le había dado aspecto de disfrutar de muy buena salud. Cabello castaño con ondas naturales que el aire del mar acentuaba. Frente estrecha, aire inteligente y algo sutilmente amenazador en sus ojos, de color un tanto amarillento”
El retrato del autor sobre la viuda alcohólica, Jessie Florian, es magnífico. En unas pinceladas nos describe perfectamente la dejadez y apatía en la que vive:
“Se oyó un lento arrastrar de pies, la puerta se abrió y descubrí ante mí en la penumbra a una mujer de aspecto desastrado que se sonaba la nariz. Tenía el rostro hinchado y grisáceo. Pelo ensortijado de ese color incierto que no es ni castaño ni rubio, que tampoco tiene la vida suficiente para llamarlo rojo y no está lo bastante limpio para calificarlo de gris. El cuerpo, con algunos kilos de más, quedaba oculto por un informe albornoz de franela de una venerable antigüedad en cuanto a color y diseño. Era sencillamente algo con que cubrirse el cuerpo. Los dedos de los pies, grandes, resultaban bien visibles en unas zapatillas abiertas de hombre, de cuero marrón muy estropeado”
Chandler domina también los diálogos, ingeniosos y plenos de ironía y mordacidad.
Impregna en la obra un tono de comedia, mayormente paródico.
La novela deja un gran regusto en la lectura. Sin haber leído “El Largo Adios”, considerada por la crítica como su obra más inolvidable, he de decir que es extraordinaria e incluso Chandler en una carta llegó a considerarla su mejor obra:
“Creo que mi mejor novela es Adiós, muñeca y que nunca volveré a lograr la misma combinación de ingredientes. El esqueleto es mucho más sólido, la invención es menos forzada y más fluida”
Para acompañar las andanzas del incorruptible Marlowe, nada mejor que el exquisito disco “Head First”, del compositor y pianista británico, John Turville, editado recientemente:
John Turville – piano, composition; Julian Argüelles – tenor and soprano saxophone; Robbie Robson – trumpet; Dave Whitford – double bass; James Maddren – drums. Whirlwind Recordings, 2019
Editorial: Alianza, edición 2007
Colección: Biblioteca Chandler.
Traducción: José Luis López Múñoz