Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.
Autobiografía
El 24 de octubre de 2022 se cumplían treinta años de la muerte del poeta de la Generación del 36, Luis Rosales. Con tal motivo, su hijo, Luis Rosales Fouz, ha presentado un disco donde se han musicalizado villancicos de su padre.
Del origen del disco, nos cuenta Rosales Fouz, cómo hace unos años una amiga le pidió permiso para que Santiago Gómez Valverde musicalizara ¡Para toda la vida no!, poema del libro “Diario de una resurrección”. A Luis le sorprendió el resultado que del poema había conseguido la adaptación de Santiago, cantada por Patxi Andión. No conocía a Santiago y le expresó su gratitud por el resultado. Desde entonces pasaron a ser amigos. Hay que recordar que Santiago Gómez, además de compositor y músico, es poeta.
¡Para toda la vida no!
He caído tantas veces que el aire es mi maestro;
sólo puede acabarse lo que al vivir se olvida,
si nuestro amor fue siempre como una despedida,
cuando todo termine quedará lo más nuestro.
Ya he empezado a morir para aprender a verte
con los ojos cerrados y pienso que es mejor,
para toda la vida no basta un solo amor,
tal vez el nuestro sea para toda la muerte.
Fouz también revela cómo la familia siempre disfrutó mucho de la Navidad. Su padre le contó que sus abuelos solían colocar con cuidado un belén en la casa durante las fiestas navideñas, y abrían las puertas para que todos pudieran verlo. Aunque el hijo de Rosales no llegó a verlo, le habría gustado.
Además, Fouz había estado considerando durante algún tiempo un proyecto para poner música a los villancicos más emblemáticos compuestos por su padre. Con este fin, en 2019 se puso en contacto con Santiago Gómez para que se encargara de la musicalización de los villancicos de su padre. Aunque la pandemia ralentizó el trabajo, Luis comenta que, por otro lado, Santiago tuvo más tiempo para componer la música con tranquilidad y pensar en los intérpretes que cantarían los villancicos.
Además de la supervisión de Luis Rosales Fouz y la musicalización de Santiago Gómez Valverde, tenemos a David Torrico como arreglista, productor y cantante en una pieza. Paco Ortega produce y canta dos villancicos. Ana Corbel, Isabel Montero y Laura Granados completan el elenco de intérpretes.
Santiago Gómez y David Torrico han dado cabida a variados estilos en el disco, desde el fado a la ranchera, pasando por el bolero, el blues, la copla o el flamenco. Todo adaptado con sumo gusto.
«Villancico de la falta de fe»
La estrella es tan clara que
no todo el mundo la ve.
En el cielo hay una estrella
nueva y lentísima, es
la estrella de Dios que guía
hacia el portal de Belén.
Los Magos, como son magos,
vieron la estrella nacer;
los hombres, como son hombres,
la miran y no la ven.
Baltasar tiene la carne
morena como el almez;
es viejo, tan viejo
que ha muerto más de una vez,
y Melchor es tan creyente,
tan iluminado, que
siempre que sus ojos miran
se ven sus ojos arder.
Pasan ciudades, ciudades
con calentura en la sien,
donde la estrella, que es niña,
se apaga para no ver.
Pasan desiertos, desiertos
como los hombres también,
y bosques que acaso nunca
volverán a florecer.
Pasan años y los hombres
siguen padeciendo sed,
la estrella sigue en el cielo,
sólo muy pocos la ven.
«Diálogo entre Dios Padre y el Ángel de la Guarda del Nilo, que regresaba de Belén»
—¿La mula?
—Señor, la mula
está cansada y se duerme;
ya no puede dar al niño
un aliento que no tiene.
—¿La paja?
—Señor, la paja
bajo su cuerpo se extiende
como una pequeña cruz
dorada pero doliente.
—¿La Virgen?
—Señor, la Virgen
sigue llorando.
—¿La nieve?
—Sigue cayendo; hace frío
entre la mula y el buey.
—¿Y el niño?
—Señor, el niño
ya empieza a mortalecerse
y está temblando en la cuna
como el junco en la corriente.
—Todo está bien.
—Señor, pero…
—Todo está bien.
Lentamente
el ángel plegó sus alas
y volvió junto al pesebre.
«De Cómo y por Qué Se Juntaron para Llorar los Ángeles y los Pastores»
Los ángeles ven al niño
y están llorando en silencio;
Señor, Tú sabes que lloran
para merecer su cuerpo.
Los pastores no son hombres,
que son árboles del cielo:
lloran viéndose en los ángeles
como si fueran espejos.
Los pastores son de nieve
recién pisada, de beso
que tarda un poco, de llanto
que siempre llega a su tiempo.
Los ángeles son de lluvia
con sol, de cristal con sueño,
de nieve recién caída,
tal vez de nieve cayendo.
Unos porque tienen alas
y otros porque tienen cuerpo,
todos están junto al niño
llorando y amaneciendo.
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