Hace poco hablé de la alumna aventajada, la poetisa sueca Karin Boye ⇗, hoy me propongo hacer lo propio con su maestra, la poetisa en lengua sueca, Edith Södergran. Ambas unidas por una enfermedad temprana que incide en su vida y su obra, con una muerte prematura que las trunca y, por supuesto, la unión que tienen con la poesía.
Edith Södergran nace en 1892 en San Petersburgo, en una familia acomodada. Matts Södergran, su padre, era mecánico originario de Ostrobotnia (Finlandia). La madre, Helena Holmroos , nacida en Nagu (Finlandia), residía en San Petersburgo. La madre pertenecía a una familia más acomodada que el padre y ejerció gran influencia en Edith debido a su esmerada cultura adquirida en St. Annenschule, una de las mejores escuelas privadas alemanas de San Petersburgo.
Pocos meses después de nacer se mudan a una casa que el padre de Helena les había comprado en Raivola —a sesenta kilómetros de San Petersburgo—, huyendo de una epidemia de cólera. El padre de Edith comenzó a trabajar de gerente en un aserradero, pero al cabo de tres o cuatro años quebró. También Falleció sobre ese tiempo el abuelo, heredando su madre y Edith, lo que les permitió afrontar los gastos subsiguientes.
Al principio Edith fue enseñada en casa. Poco más tarde, en alemán por un maestro orientador. En 1902 comienza en uno de los mejores colegios alemanes de San Petersburgo, La Höhere Mädchenschule, en Sankt Petrischule. Allí estudiaría hasta 1909. Por apuntes que se encontraron de Edith, se sabe que en el colegio leyó libros de clásicos y de su tiempo. Se impartía alemán, francés, inglés y ruso. Pero curiosamente, el sueco no estaba contemplado. Sólo pudo aprenderlo junto a sus padres o en sus estancias en Raivola.
La familia adoptó una niña procedente de Raivola, llamada Singa, pero cuando la llevaron a San Petersburgo escapó por las vías de tren y falleció atropellada. Edith le dedicó un poema temprano.
Comienzan disturbios políticos y sociales dando lugar al domingo sangriento, donde la Guardia del Zar abatió a más de doscientas personas y dejó cerca de un millar de heridos. El colegio donde estudiaba Edith estaba en el centro y fueron testigos de la inestabilidad de esos días, donde incluso cerró la escuela hasta que todo se normalizó. A Edith le impresionaron esos hechos, incluso lo plasmó en un poema, Wenn sich die Sonne neigt. En él habla de cadáveres flotando en el río Neva y de los remordimientos que estaría teniendo el zar Nicolás II.
En 1904 su padre cae enfermo de tuberculosis. Por algunos registros de sus tratamientos primeros, se sabe que también padecía alcoholismo. En 1906 ingresa en el sanatorio de Nummela en Uusimaa (Finlandia). Cuando empeora es enviado a casa, falleciendo en octubre de 1907. Edith es consciente de la desesperada lucha por la vida de su padre.
A finales de 1908, Edith cae enferma de tuberculosis pulmonar. Ingresa en enero de 1909 en el sanatorio de Nummela, donde ya había estado ingresado su padre, lo que le traía desagradables recuerdos. Su estancia fue intermitente —a temporadas regresaba a Raivola—, hasta su alta en mayo de 1911.
Suiza en esos tiempos parecía más avanzada en el tratamiento de la tuberculosis e ingresa en el sanatorio de Arosa. Hay una fotografía que produce gran tristeza, Edith en la cama sosteniendo un libro y la mirada desesperanzada.
No parecía estar contenta en Arosa y en enero de 1912 ingresa en Davos. Allí fue atendida por un reconocido doctor, Ludwig von Muralt.
En Davos, Edith podía participar de la vida cultural de la ciudad. Acudía a exposiciones, teatro, conciertos… Comienza clases de italiano y perfecciona el inglés. Al igual que en el sanatorio de Nummela, en Davos mantiene algunas amistades y relaciones con otros pacientes. Parece que en Davos leía la revista expresionista semanal Der Sturm, que contó con figuras surrealistas como André Breton, Max Brod o Anatole France, expresionistas como Else Lasker-Schüler —una de las poetas preferidas de Edith—, y futuristas como F. T. Marinetti. Más tarde conocería la obra del poeta futurista ruso Igor Severjanin, quedando prendada de él.
Edith era muy aficionada a la fotografía. Tenía una cámara Kodak Brownie y con ella parece que está realizado su bello autorretrato que se ha tomado para la portada del libro de Nórdica.
En mayo de 1912 parecen estar limpios los pulmones de Edith y junto a su madre viajará por Lucerna, Zurich, Berlín, Munich, y en la primavera de 1913, por Italia. En mayo regresan a Raivola y en octubre ingresa de nuevo en Davos. En la primavera de 1914, el dr. Von Muralt le da el alta. Acudirá a Nummela para tratamientos reponedores, pero son dolorosos e infructuosos y deja de acudir. Debido al estallido de la Primera Guerra Mundial no puede regresar a Davos, desafortunadamente.
Hay unos primeros poemas entre 1907 y 1909 (Vaxdukshäftet), la mayoría escritos en alemán. En 1908 cambia al idioma sueco, que sería definitivo para el resto de su poesía. En estos primeros poemas juveniles se apreciaba la influencia de Heine.
En mayo de 1916 viaja a Helsinki para mostrar sus poemas, pero la visita no fructificó. En cambio, en 1916 se pone en contacto con el autor Runar Schildt, quien se los mostró a su hermano, el editor Holger Schildt. Holger, por fin los publica la navidad de 1916, bajo el título de Dikter (Poemas). Tuvo una acogida irregular, salvo en Helsinki donde fue más apreciado.
Los poemas que componían el poemario Dikter, no encajaban con la poesía sueca del momento. Están influidos por el postromanticismo y el modernismo, pero Edith como Karin, aportan su propia personalidad a los poemas. Edith habla de una mujer sueca nueva, luchadora e individualista.
Si nos fijamos en el poema Dagen svalnar…(El día refresca…), observamos un matrimonio cuyos inicios se presentan esperanzadores pero progresivamente la mujer se siente oprimida, de ahí que añore su vida independiente anterior al matrimonio: ¿Dónde está mi sonora risa de soltera, / mi libertad de mujer con la cabeza bien alta?. Por otra parte, la mujer presenta una personalidad fuerte, con carisma, donde el marido esperaba encontrar una mujer sumisa: Buscabas una mujer / y encontraste un alma — / estás decepcionado.
El día refresca (Dagen Svalnar …)
I
El día refresca hacia el atardecer…
Bebe el calor de mi mano,
mi mano tiene la misma sangre que la primavera.
Toma mi mano, mi pálido brazo,
toma el deseo de mis hombros menudos…
Sería asombroso sentir,
una sola noche, una noche como ésta,
el peso de tu cabeza contra mi pecho.
II
Lanzaste la rosa roja de tu amor
a mi pálido vientre —
y entre mis manos ardientes estrecho
la rosa roja de tu amor que pronto se marchita…
Oh, soberano de ojos gélidos,
tomo la corona que me alcanzas,
que me dobla la cabeza hacia el corazón…
III
Hoy vi a mi señor por vez primera,
temblorosa lo reconocí al instante.
Ya siento su pesada mano en mi delicado brazo…
¿Dónde está mi sonora risa de soltera,
mi libertad de mujer con la cabeza bien alta?
Ya siento cómo agarra con firmeza mi cuerpo estremecido,
ya oigo el estruendo de la realidad
contra mis frágiles frágiles sueños.
IV
Buscabas una flor
y encontraste un fruto.
Buscabas una fuente
y encontraste un mar.
Buscabas una mujer
y encontraste un alma —
estás decepcionado.
De: Poemas (Dikter, 1916)
Tanto en Poemas como en la mayor parte de poemarios, la naturaleza adquiere gran importancia, no sólo por la influencia romántica sino por la propia vida de Edith. Vivía en un entorno campestre en Raivola, y en sus estancias en sanatorios, también se veía rodeada por el paisaje. Una de las principales terapias recomendadas para la tuberculosis era pasear y respirar el aire puro de estos entornos naturales. Pero también se sirve de la naturaleza para simbolizar sus deseos, anhelos, temores… Se puede apreciar en el poema Du som aldrig gått ut ur ditt trädgårdsland…(Tú, que jamás has salido de tu jardín…), con un componente simbólico —el simbolismo se encontrará en toda su poesía—, Edith parece expresar en el poema que hay que salir de lo seguro, tomar nuevos caminos, en la vida y en la poesía a pesar de los riesgos, sin dejar de mencionar el cerco de su enfermedad.
Tú, que jamás has salido de tu jardín... (Du som aldrig gått ut ur ditt trädgårdsland…)
Tú, que jamás has salido de tu jardín,
¿alguna vez te has quedado anhelante ante la verja
mirando cómo por senderos soñadores
la tarde se desteñía azulada?
¿No era el sabor incipiente de lágrimas contenidas
el que te abrasaba la lengua como si fuera fuego,
cuando por caminos que jamás habías andado
se ponía un sol rojo como la sangre?
De: Poemas (Dikter, 1916)
Uno de los poemas más emblemáticos de Södergran es Vierge Moderne. En él se adelanta a su tiempo porque deconstruye el binomio mujer-hombre imperante, al proclamar que es “un neutro”, pero sin renunciar a la defensa de la mujer: “soy un brindis en honor de todas las mujeres”. Proclama la libertad y la independencia: “soy un salto hacia la libertad y el yo…”. Es normal que no se entendiese en su tiempo.
Vierge Moderne
No soy una mujer. Soy un neutro.
Soy un niño, un paje y una decisión valiente,
soy un rayo risueño de un sol escarlata…
Soy una red para todos los peces voraces,
soy un brindis en honor de todas las mujeres,
soy un paso hacia el azar y la ruina,
soy un salto hacia la libertad y el yo…
Soy el susurro de la sangre al oído del hombre,
soy la fiebre del alma, el deseo y la negación de la carne,
soy una señal de entrada a nuevos paraísos.
Soy una llama, buscadora e insolente,
soy agua profunda pero atrevida hasta las rodillas,
soy fuego y agua en comunión libre y leal…
De: Poemas (Dikter, 1916)
Edith anhelaba la felicidad y conseguir la belleza, como bien nos dice Elena Medel en el prólogo: “A Edith Södergran le preocupan la búsqueda de la felicidad y el logro de la belleza“. El poema Lyckokatt (El gato de la fortuna), es un buen ejemplo de ello.
El gato de la fortuna (Lyckokatt)
Tengo un gato de la fortuna en brazos
que teje el hilo de la fortuna.
Gato de la fortuna,
tres cosas me has de procurar:
procúrame una sortija dorada
que me diga que soy feliz;
procúrame un espejo
que me diga que soy bella;
procúrame un abanico
que de un soplo se lleve mis pensamientos intrusos.
¡Gato de la fortuna,
teje mi futuro otro poco!
De: Poemas (Dikter, 1916)
A Edith y a su madre le gustaban los gatos. Aparecen en algunos poemas, como el anterior o como el sencillo pero bello En ónskan (Un deseo). Linnéa Björkman nos recita el poema en sueco.
En ónskan (Un deseo)
Av hela vår soliga värld
önskar jag blott en trädgårdssoffa
där en katt solar sig …
Där skulle jag sitta
med ett brev i barmen,
ett enda litet brev.
Så ser min dröm ut …
De todo nuestro mundo bañado de sol
no deseo más que un banco de jardín
con un gato tomando el sol…
Ahí estaría sentada
con una carta sobre el pecho,
una única carta breve.
Así es mi sueño…
De: Poemas (Dikter, 1916)
Linnéa Björkman nos recita también Jag (Yo), del mismo poemario.
Jag (Yo)
Jag är främmande i detta land,
som ligger djupt under det tryckande havet,
solen blickar in med ringlande strålar
och luften flyter mellan mina händer.
Man sade mig att jag är född i fångenskap —
här är intet ansikte som vore mig bekant.
Var jag en sten, den man kastat hit på bottnen?
Var jag en frukt, som var för tung för sin gren?
Här ligger jag på lur vid det susande trädets fot,
hur skall jag komma upp för de hala stammarna?
Däruppe mötas de raglande kronorna,
där vill jag sitta och speja ut
efter röken ur mitt hemlands skorstenar …
Soy forastera en esta tierra que yace
bajo las profundidades del mar apremiante,
el sol se asoma con rayos rizados
y el aire flota entre mis manos.
Me dijeron que nací en cautividad —
que ninguna cara aquí me sería conocida.
¿Soy una piedra que lanzaron hasta el fondo?
¿Soy un fruto demasiado pesado para su rama?
Merodeo a los pies del árbol murmurante,
¿cómo he de trepar por su tronco escurridizo?
En la cima donde tambaleando las copas se unen
quisiera sentarme y otear el humo
que expulsan las chimeneas de mi tierra…
De: Poemas (Dikter, 1916)
En febrero de 1917 estalla la Revolución en Rusia. En septiembre del mismo año, Edith viaja a Helsinki para contactar con críticos y escritores como Jarl Hemmer, Runar Schildt, Hans Ruin… Pero acabó un poco decepcionada al comprobar el aburguesamiento y conservadurismo de los mismos, salvo el poeta bohemio Eino Leino, con el que llegó a sintonizar.
La Revolución de Octubre rusa supuso un duro golpe para los intereses de Edith y su madre, al perder valor sus activos financieros. Para sobrevivir tienen que vender parte de sus propiedades y obtener ayuda por el apoyo del editor y algunos autores.
Finlandia declara la Independencia el 6 de diciembre de 1917, pero poco después estalla la Guerra Civil entre el bando “blanco”, formado por conservadores finlandeses del Senado, y el bando “rojo” formado por socialdemócratas y guardias rojos finlandeses. Los blancos fueron apoyados por Alemania y Suecia y los rojos por los bolcheviques rusos. Finalizó la guerra con el vencimiento blanco el 15 de mayo de 1917. Edith y su madre alquilan una villa en el lado blanco. Pero las consecuencias de la guerra provocaron la crisis económica y la hambruna general.
Runar Schildt contacta con Södergran para publicarle nuevos poemas en la navidad de 1918. Se publicará bajo el título de La lira de septiembre. En general se aprecia en el poemario la influencia expresionista y de Nietzsche y la utilización del verso libre, que ya había empleado en algunos poemas de su anterior libro.
Pero antes de publicarse el libro había enviado una carta al Dagens Press donde dejaba constancia entre otras cosas, que “El libro no está destinado al público ni a los altos círculos intelectuales sino a los pocos individuos que se encuentren en la frontera del futuro”. En el libro incluía una nota introductoria que es prácticamente una declaración de intenciones en la que Edith se hace valer:
“Que mis poemas son poesía nadie lo puede negar, que están en verso no quiero yo afirmarlo. He intentado dotar de ritmo a algunos poemas obstinados y he observado así que sólo desde la libertad absoluta poseo el poder de la palabra y de la imagen, es decir, a expensas del ritmo. Mis poemas deben tomarse como descuidados bocetos a mano. En lo que respecta al contenido, dejo que mi instinto construya a partir de lo que mi intelecto presencia en actitud expectante. La seguridad que tengo en mí misma se debe a que he descubierto mis dimensiones. No me conviene hacerme menos de lo que soy”.
La carta y la nota fueron calificadas de pretenciosas por los críticos, incluida la escritora y crítica Hagar Olsson, aunque también apreció algunas cualidades en sus poemas. Ello llevó a Edith a enviar una carta apasionada y furibunda a Olsson, dando así lugar al comienzo de una amistad con altibajos entre ambas. Lo que sí está claro es que es el primer manifiesto publicado por una mujer y cercano a los postulados futuristas.
El primer poema Triumf att finnas till… (El triunfo de existir), está escrito en 1916. Presenta el temor del tiempo en el que vive, guerra, su enfermedad, la muerte…, pero a pesar de la adversidad, se siente parte de un todo, y siguiendo a Nietzsche, mantiene la convicción en sí misma. Nos lo recita en sueco Charlotta Netsman.
Triumf att finnas till… (El triunfo de existir...)
Vad fruktar jag? Jag är en del utav oändligheten.
Jag är en del av alltets stora kraft,
en ensam värld inom miljoner världar,
en första gradens stjärna lik som slocknar sist.
Triumf att leva, triumf att andas, triumf att finnas till!
Triumf att känna tiden iskall rinna genom sina ådror
och höra nattens tysta flod
och stå på berget under solen.
Jag går på sol, jag står på sol,
jag vet av ingenting annat än sol.
Tid — förvandlerska, tid — förstörerska, tid — förtrollerska,
kommer du med nya ränker, tusen lister för att bjuda mig en tillvaro
som ett litet frö, som en ringlad orm, som en klippa mitt i havet?
Tid — du mörderska — vik ifrån mig!
Solen fyller upp mitt bröst med ljuvlig honung upp till randen
och hon säger: en gång slockna alla stjärnor, men de lysa alltid utan skräck.
¿A qué tengo miedo? Soy una parte del infinito.
Soy una parte de la gran fuerza del todo,
un mundo solitario dentro de millones de mundos,
una estrella de primera como la que se apaga la última.
¡El triunfo de vivir, el triunfo de respirar, el triunfo de existir!
El triunfo de sentir el tiempo helado correr por las propias venas
y oír el silencioso río de la noche
y estar en la montaña bajo el sol.
Camino en el sol, estoy en el sol,
no sé de nada más que del sol.
Tiempo transformador, tiempo destructor, tiempo hechicero,
¿acaso vienes con intrigas nuevas, miles de trucos para brindarme
una existencia
de pequeña semilla, serpiente enroscada, roca en mitad del mar?
Tiempo asesino, ¡apártate de mí!
El sol me llena el pecho hasta los bordes con una miel dulce
y dice: todas las estrellas se apagarán algún día, pero lucen
siempre sin temor.
(1916)
De: La lira de septiembre (Septemberlyran, 1918)
Otro poema nietzscheano es Ljusfälten (Campos de luz), donde muestra la valentía, la fuerza, el coraje.
Campos de luz (Ljusfälten)
Tengo fuerzas. No temo a nada.
La luz es para mí el cielo.
Si el mundo se hunde,
yo no.
Mis claros horizontes se alzan
sobre la borrascosa noche de la Tierra.
¡Salid del campo de luz enigmático!
Inflexible espera mi fuerza.
(1918)
De: La lira de septiembre (Septemberlyran, 1918)
Manifiesta su misoginia en Sorglöshet (Despreocupada) y su confianza en Dios. En el tema de la religión, Edith manifiesta contradicciones, porque si por una parte se siente oprimida por ella, por otra, parece necesitarla.
Despreocupada (Sorglöshet)
No creo en las personas.
Y si no creyera en Dios
habría partido mi lira en pedazos.
Dios me muestra el camino
desde la bruma hasta la brillante esfera solar.
Él ama a quienes caminan a paso ligero.
Por eso me hizo ser tan despreocupada.
En él confío firme como en una roca.
Si de verdad soy su hija, nada me puede pasar.
(1918)
De: La lira de septiembre (Septemberlyran, 1918)
Si hasta ahora en sus poemas había primado la individualidad, en Samlen icke guld och ädelstenar (No coleccionéis oro y piedras preciosas), se dirige a la colectividad para animarla a desdeñar lo material y buscar y regalar la belleza.
No coleccionéis oro y piedras preciosas (Samlen icke guld och ädelstenar)
Gente,
no coleccionéis oro y piedras preciosas:
llenad vuestros corazones con un anhelo
que arda como carbón incandescente.
Robad rubíes de la mirada de los ángeles,
bebed agua fresca del charco del demonio.
Gente, no coleccionéis tesoros
que os conviertan en mendigos;
coleccionad reinos
que os den poder de reyes.
Regalad a vuestros hijos una belleza
que el ojo humano no haya visto,
regalad a vuestros hijos una fuerza
que vuele las puertas del paraíso.
(1918)
De: La lira de septiembre, (Septemberlyran, 1918)
Por supuesto, incluye una elegía al maestro en Vid Nietzsches grav (Junto a la tumba de Nietzsche).
Junto a la tumba de Nietzsche (Vid Nietzsches grav)
El gran cazador está muerto…
Su tumba adorno con cálidas cortinas de flores…
Beso la fría piedra y digo:
Aquí está tu primogénita llorando de alegría.
Esquiva me siento en tu tumba
como si fuera una burla — más bella de lo que habías soñado.
¡Padre extraño!
Tus hijos no te defraudan,
con pasos de dios llegan a la Tierra,
se frotan los ojos: ¿pero yo dónde estoy?
No, en serio…, aquí está mi sitio,
aquí está la tumba de mi padre soterrada…
Dioses, manteneos eternamente alerta en este lugar.
(1918)
De: La lira de septiembre (Septemberlyran, 1918)
Poco después de publicarse La lira de septiembre y responder a la crítica de Hagar Olsson (1893-1978), comienzan a cartearse. Presentaban muchos puntos en común las dos mujeres. Ambas tenían similar edad, eran escritoras, tenían inquietudes comunes; criticaban las estructuras tradicionales y abogaban por una “nueva mujer”, apreciaban a Nietzsche y al modernismo. Habían viajado, quizás más Edith y hablaban varios idiomas.
Se tiene constancia de que las dos escritoras se vieron en varias ocasiones, principalmente en Raivola por las dificultades económicas que atravesaban Edith y su madre. Pero estas visitas se fueron espaciando y Edith no podía visitar a Hagar. La relación siguió por carta, en un primer momento fue abundante pero con el tiempo se fue rebajando. En 1955, Olsson daría a conocer parte de la correspondencia entre ellas.
En mayo de 1919 publica el poemario Rosenaltaret (El altar de la rosa). La acogida fue más fría que en su anterior trabajo. Está dividido el libro en tres partes. Orbita una atmósfera de cuentos en algunos poemas, con hadas y reinas, o de terror, con vampiros y fantasmas. Pero también sigue con poemas de corte nietzscheano y entran en escena Dioniso y Zaratustra. En otros poemas da entrada a diosas mitológicas con carisma, como Diana y Afrodita. Hay también algunos poemas dedicados anónimamente a su “hermana”, que no es otra que Hagar Olsson.
En general hay menos referentes religiosos sobre Dios y los dioses parecen tomar su lugar.
¿Dónde habitan los dioses? (Var bo gudarna...)
¿Dónde habitan los dioses? En mi corazón,
en mi corazón harapiento, dolorosamente dichoso,
cuando el canto se eleva.
Oh, dioses, ¡qué puede hacer el hombre en sus escasos instantes!
He conocido todo vuestro poder…
Dioses, venís hasta mí…
Luego me acuesto cansada y sueño con vosotros…
Oh, dioses, me visitáis todos los días
en los que estoy llena de poder,
cuando mi sangre se reúne para oír vuestra voz
me susurráis palabras al oído,
palabras eternas como los diamantes en vuestros dedos de los pies.
Oh, ¡dioses, dioses!
En toda mi debilidad encuentro palabras poderosas
¡palabras para vosotros!
¿Acaso no es el mundo inefable
desde que con vuestras manos hechizadas tocasteis las cosas?
Nadie ha visto aún el mundo.
Lo ocultáis tras las cortinas.
— — — — — — — — — — — — — — —
Un resplandor cayó en mi pobre camino.
De: El altar de la rosa (Rosenaltaret, 1919)
Como dije antes, están anónimamente dedicados varios poemas a Hagar Olsson, a la que denomina “hermana”. Un ejemplo es el bello poema Outsägligt är på väg till oss (Lo indecible viene de camino hacia nosotras).
Lo indecible viene de camino hacia nosotras (Outsägligt är på väg till oss)
¿Quién puede amarte, hermana?
¿No quiere un dios de rostro oscuro rodearte con sus brazos?
¡No está él a los pies de tu cama cuando te adormeces!
¿Habrán de verlo nuestros ojos, hermana?
¿No vivíamos en el cuento en que todo lo imposible era posible,
no dije yo eso, hermana?
¿No se burla de nosotras la estatua de la belleza,
en torno a la cual se desintegran las rosas?
¿No prometen estos labios todo sobre la Tierra?
¿No sabe esta frente que lo indecible viene de camino hacia nosotras?…
De: El altar de la rosa (Rosenaltaret, 1919)
Ante la grave situación mundial del momento, apela a la consciencia de cada uno para mostrarse consecuentemente solidario.
A los fuertes (Till de starka)
¡Huid hacia la soledad! ¡Sed hombres!
No seáis enanos con los miembros encogidos.
No seáis prisioneros con los dientes apretados.
No seáis águilas enfermas entre lazos y cadenas.
Aprended a alzaros como pinos en las rocas ante el fuego del oleaje.
Aprended a seguir la ley no escrita de las estrellas.
Santos y héroes, cuerpos flexibles, creced y sed pilares del templo de la verdad.
Aprended a levantaros como olas en la tormenta.
Tendedle la mano a vuestros hermanos, el mundo será otro.
Los días tristes del otoño ya se fueron para siempre.
De: El altar de la rosa (Rosenaltaret, 1919)
La loa a la belleza, —la búsqueda de la belleza constante—, la encontramos en Skönhetens stod (La estatua de la belleza).
La estatua de la belleza (Skönhetens stod)
Vi la belleza.
¡Era mi destino! Ahí dentro está todo.
¿Cómo puedo dar las gracias?
Arranco rosas frescas
con las manos calientes
y cada día las esparzo ante tu estatua
para que sobre ella repose tu sonrisa.
¿Dónde puedo obtener rosas
que no humillen mis sueños?
Es la parte que me toca:
ir cada día con rosas hasta mi reina
y tumbarme entre sollozos a sus pies…
Cuándo habré de alzarme ligera como una pluma
para alcanzar esa rosa, la única que no muere nunca.
De: El altar de la rosa (Rosenaltaret, 1919)
I feernas hängmatta (En la hamaca de las hadas), pudiera ser escrito en alguna convalecencia, y Edith lleva el poema al terreno simbólico, de fantasía con las hadas, y mitológico con la diosa de la naturaleza Diana.
En la hamaca de las hadas (I feernas hängmatta)
Noches y días
tumbada en la hamaca de las hadas
sueño cosas extrañas.
Este corazón no nació para quererme:
no traspasa jamás el umbral de la realidad.
El farol de Diana
brilla a través de mis noches
desde finos tules de fábula.
No puedo amar, no puedo renunciar a mi gran corazón…
Pero una vez habré de tumbarme junto al hijo más sublime de la tierra…
Un niño pequeño beberá
de mi pecho de piedra
la leche más fuerte de la tierra.
Lo llamaré «el regalo de Diana».
De: El altar de la rosa (Rosenaltaret, 1919)
En 1919 también se publica Brokiga iakttagelser (Observaciones diversas). Es un libro compuesto de aforismos que tampoco fue bien acogido. Contiene una serie de reflexiones muy del espíritu de Edith, que con el tiempo se han ido valorando más.
Destaco los que a mi parecer ayudan a comprender mejor a Södergran.
En este mundo de conceptos confusos una de las cosas más comunes es luchar internamente contra lo que uno no lleva dentro de sí.
La labor de mejorar la humanidad no consiste en predicar la moral, sino en cambiar el interior de las personas remodelando las condiciones externas necesarias para la salud moral de la humanidad.
Nuestra debilidad en la defensa o el ataque radica siempre en el miedo al fracaso, que nos obliga a forzar cuando bastaría con arrojar descuidadamente sospechas destructivas.
¿Acaso no debería todo gran ser humano tener, aparte de todo lo demás, un gran destino propio, un foco especial en la vida?
La religión puede, mediante ideas equivocadas, convertirse en una fuente de incultura si las personas religiosas se tapan los oídos ante el arte y las ciencias de este mundo y rehúyen el lúcido influjo que necesitan.
Lo más elevado que podemos ver está al otro lado del bien y el mal, de lo bello y lo feo, donde la más sublime creación humana se vuelve pequeña, escasa y demasiado humana, donde los objetos hablan y el arte del futuro se torna cómico.
La fuerza de Nietzsche no ha de buscarse en la fuerza de su voz, sino en la grandeza que emana de su mayor experiencia: el eterno retorno.
Uno ha de aprender a preparar su propia maleta intelectual para ver cómo de elegante, ordenado y fácil de llevar es el propio equipaje.
Cuando falta la belleza, todos los demás encantos se cogen de la mano y escapan. La rectitud ocupa entonces el lugar del amor; el deber, el de la reverencia real.
Una humanidad tan pura como las flores es el ideal del futuro.
De: Observaciones diversas (Brokiga iakttagelser, 1919)
El poemario Framtidens skugga (La sombra del futuro), se publica en 1920, aunque fue entregado por Södergran a la par que el libro de aforismos, pero al publicarse éstos primero, el editor decidió ampliar el tiempo de venta. Edith pensó que se publicó tarde porque estaban escritos cuando la guerra estaba recién terminada. Para ella algunos poemas quedaban ya obsoletos.
Está dividido en tres partes. Los poemas tienen dimensiones cósmicas: el sol, las estrellas, el espacio, la muerte…, donde augura un nuevo renacer después de la guerra. En ellos abraza el ateísmo, cierta influencia del futurismo y, por supuesto, de Nietzsche. Todo esto se observa ya en el primer poema, Mysteriet (El misterio), que pertenece a la primera parte (Se alzan los planetas).
El misterio (Mysteriet)
Todas las personas son juguetes.
Yo misma fui un juguete ayer.
Hoy soy quien resuelve el misterio.
Quiero que todos vengan a mí,
quiero que todos oigan cómo me late el corazón.
Fuego y sangre y el bálsamo del futuro recibiréis de mis manos.
Quiero consagrar toda la humanidad al futuro.
Mis líneas ardientes habrá de leer cada niño.
Convertiré a todos a la fe de un dios más sagrado.
Barreré toda superstición con una escoba insonora,
mataré toda minucia con sorna.
Quiero subirme a vuestra gran serpiente; clavarle mi espada en la cabeza.
Te beso, oh, espada mía que recibí del cielo.
No descansarás
hasta que la tierra sea un jardín
donde los dioses sueñen
junto a cálices gloriosos.
De: La sombra del futuro (Framtidens skugga, 1920)
Los ecos del superhombre nietzscheano continúan en el poema Makt (Poder). También pertenece a la primera parte, Se alzan los planetas.
Poder (Makt)
Soy la fuerza imperativa. ¿Dónde están mis seguidores?
Hasta los más grandes portan su escudo como en sueños.
¿No hay nadie que lea la fuerza del deleite en mis ojos?
¿No hay nadie que entienda cuando en voz baja digo palabras leves a mis más allegados?
No me rijo por ley alguna. Yo misma soy la ley.
Soy la persona que toma.
De: La sombra del futuro (Framtidens skugga, 1920)
Edith parece sentirse aislada en Raivola entre su enfermedad y economía deficiente, De Rusia perdió todo y de Helsinki se encuentra lejos, por no decir que tampoco se siente comprendida; no es extraño por tanto, que en Vad är mitt hemland… (¿Qué es mi patria?), se cuestione su pertenencia y se sienta un poco apátrida. Lo que sí proclama es su fuerza. Pertenece a la segunda parte, La sombra del futuro. Nos recita el poema © Clas Zilliacus.
Vad är mitt hemland… (¿Qué es mi patria?)
Vad är mitt hemland? Är det det fjärran stjärnbeströdda Finland?
Likgiltigt vad. Låga stenar, vältren er på flacka stränder.
Jag står på eder grå granit som på en visshet.
Du visshet, du skall alltid strö lager och rosor på min väg.
Jag är den gudom, som kommer med segrande änne.
Jag är den sälla övervinnaren av det förflutna.
¿Qué es mi patria? ¿Es la lejana Finlandia, salpicada de estrellas?
Qué más da. Piedras bajas, rodad por playas llanas.
Sobre vuestro granito gris estoy en pie como sobre una certeza.
Tú, certeza, siempre habrás de esparcir laurel y rosas en mi camino.
Soy la deidad que llega con la frente victoriosa.
Soy la bienaventurada vencedora del pasado.
De: La sombra del futuro (Framtidens skugga, 1920)
El tema de la muerte aparece en algunos poemas. Edith, llevaba desde el principio de su tuberculosis tres sangrados pulmonares y su salud estaba debilitada. Era consciente de que la muerte podía presentarse en cualquier momento. Pero aún augurando su trágico futuro mantiene una gran fuerza vitalista, como en el estremecedor poema, Sällhet (Dicha). Pertenece a La sombra del futuro.
Dicha (Sällhet)
Pronto me estiraré en mi lecho,
unos pequeños genios me taparán con velos blancos
y esparcirán rosas rojas sobre mi camilla.
Muero — porque soy demasiado feliz.
De alegría morderé hasta mi mortaja.
De alegría se encogerá mi pie en mis zapatos blancos
y cuando se me pare el corazón — se acunará de placer.
Que lleven mi camilla hasta la plaza —
aquí se encuentra la dicha terrestre.
De: La sombra del futuro (Framtidens skugga, 1920)
La tercera parte es El cetro de la reina de las hadas y otros poemas. A él pertenece Den stora trädgården (El gran jardín). Es la idea del hombre nuevo desdeñando las estructuras tradicionales anteriores y un tiempo apátrida de solidaridad, de rechazo de lo material.
El gran jardín (Den stora trädgården)
Somos todos caminantes sin techo
y somos todos hermanos.
Desnudos caminamos con harapos y la mochila a cuestas,
pero ¿qué poseen los gobernadores en comparación con nosotros?
Nos llegan tesoros a través del aire
que no se pueden medir contra el peso del oro.
Cuanto más envejecemos
más sabemos que somos hermanos.
No tenemos más que hacer con el resto de la creación
que entregarle nuestra alma.
Si yo tuviera un gran jardín
invitaría a todos mis hermanos.
Cada uno se llevaría consigo un gran tesoro.
Como no tenemos patria, podríamos ser un pueblo.
Levantaríamos una valla alrededor de nuestro jardín
para que ningún ruido del mundo nos alcanzara.
Desde nuestro jardín silencioso
daríamos al mundo una nueva vida.
De: La sombra del futuro (Framtidens skugga, 1920)
Desgraciadamente a principios de 1920, Edith contrajo la gripe española, quedando debilitada aún más. Este tiempo de postración lo aprovechó para leer. Lee el libro de Hagar Olsson, Kvinnan och nåden (La mujer y la gracia), pareciéndole ampuloso. Comienza entonces a acercarse al cristianismo. Mientras, la situación de Edith era desesperada, se sabe que tiene que vender pertenencias para sobrevivir. Acepta trabajos de traducción.
Queda maravillada con el pensamiento del austríaco Rudolf Steiner, fundador de la Antroposofía, la cual, si nos atenemos al diccionario de la R.A.E., es la Doctrina difundida por Rudolf Steiner a principios del siglo XX, según la cual el hombre pertenece a tres mundos, el del espíritu, el del alma y el del cuerpo, y tras la muerte el alma se une con el espíritu para reencarnarse en otras formas corporales.
Trata de compartir el entusiasmo con Hagar y otros escritores, Vilhelm Ekelund, Frans Eemil Sillanpää y Elmer Diktonius. Edith solía ser entusiasta con los temas que le interesaban y pensaba que sus amigos escritores tenían que hacer lo propio, pero Olsson se mostró vagamente interesada y el resto de escritores tampoco manifestaron interés.
Tras recibir un dinero de su editor y de la Asociación de Escritores de Finlandia, se asocia a La Sociedad Antroposófica, ya que los miembros tenían acceso a todos los contenidos. Steiner vivía en Dornach (Suiza) y Edith estuvo tentada de ir a verle y seguir sus enseñanzas. Hagar Olsson sí visitó en cambio a Steiner para hacerle un reportaje por la inauguración del Centro Antroposófico. Edith se muestra decepcionada de que Olsson no le haya comentado el resultado de la visita y tiempo después, cuando contacta con Elmer Diktonius le confesará su decepción con su amiga por este hecho.
Edith atraviesa un periodo de sequía creativa, debido a su convalecencia reciente, los problemas financieros, la muerte de su gato Totti por disparos de un desaprensivo más los intentos de conciliar primero a Dios y Nietzsche y posteriormente a Nietzsche y Steiner. Se involucra en las campañas de la Cruz Roja con refugiados venidos de Rusia.
Conoce a Svea Öberg que estaba relaccionada con la iglesia de Raivola y anima a Edith a la lectura del Nuevo Testamento y El Libro de los Salmos. Recibe una visita de Hagar Olsson y Edith se involucra más con los intereses de Hagar, como su admiración por el artista Tyko Sallinen. La siguiente visita se producirá en enero de 1922 en un lugar intermedio, Viborg, pero Olsson acudirá con su madre y Edith se sentirá decepcionada al no poder hablar a solas con la amiga.
Edith había estado trabajando en la traducción al alemán del libro de Olsson, sus propios libros y una antología de poesía sueca y finlandesa. En marzo de 1922 recibe la visita de Elmer Diktonius (1896-1961), a instancias de Olsson, que piensa que ambos se podrían beneficiar de la experiencia. Originario de Helsinki, Diktonius era compositor y traductor y poco antes, en 1921 había publicado el libro de aforismos Min dikt (Mi poema). También escribía artículos de música y literatura en diversos periódicos.
El contacto con Diktonius satisfizo a Edith que veía en él un espíritu afín, pues solían tratarlo de loco. Era incomprendido como ella, había estrenado una obra de música en 1920 que había sido un fracaso. Poco tiempo después le pidió a Diktonius que le enviará poemas suyos para incluirlos en la antología que estaba traduciendo al alemán.
En julio Olsson visitó de nuevo a Edith en Raivola, pero también fue con un acompañante, hecho que disgustaba a Edith por no sentirse las dos cara a cara.
Hagar Olsson junto a Elmer Diktonius y algunos componentes más, en septiembre de 1922 dan inicio a la revista modernista Ultra. La revista versaba sobre arte, teatro y literatura tanto de Finlandia como del exterior. Olsson pide colaboración a Edith, pero ella decide esperar a leer la primera publicación para cerciorarse de que no tenga un contenido político radical. Pero Edith cambia de opinión y unos días después decide colaborar. Envió poemas y ensayos y un artículo sobre el poeta futurista ruso Igor Severjanin. Entre los poemas que envió figuran Månen (La luna) o Hemkomst (Vuelta a casa). Es un regreso a la naturaleza, que tanto dominó sus primeros poemas, junto al tema de la muerte.
La luna (Månen)
Todo lo que está muerto es maravilloso
e inefable:
una hoja muerta y una persona muerta
y la esfera lunar.
Y todas las flores conocen un secreto
que el bosque guarda:
el giro de la luna alrededor de nuestro planeta
es la ruta de la muerte.
Y la luna teje su maravillosa tela
que las flores aman,
y la luna teje su red de fábula
en torno a todo lo vivo.
Y la hoz de la luna siega las flores
en las noches de otoño tardío,
y todas las flores aguardan el beso de la luna
con un ansia infinita.
De: Enviados a la revista Ultra (Ultra, sept. 1922)
Vuelta a casa (Hemkomst)
Los árboles de mi infancia se yerguen jubilosos a mi alrededor: ¡oh, humanidad!
y la hierba me da la bienvenida desde una tierra extraña.
Hundo mi cabeza en la hierba: por fin en casa.
Ahora doy la espalda a todo lo que dejé atrás:
mis únicos compañeros serán el bosque, la playa y el lago.
Ahora bebo sabiduría de la jugosa copa del abeto,
ahora bebo verdad de la seca raíz del abedul,
ahora bebo poder de la más diminuta y tierna brizna de hierba:
un gran protector me tiende compasivo la mano.
De: Enviados a la revista Ultra (Ultra, oct. 1922)
Olsson propone que se incluya como tema central a Edith Södergran. En el número 4 se incluirán poemas de Edith y un artículo crítico de Elmer Diktonius sobre la poesía de Södergran.
Es hermosa la presentación que realiza Diktonius sobre Edith en la revista: “En una pequeña cabaña junto a una iglesia rusa de madera en la frontera de Carelia, vive una mujer joven con una tía de mejillas rojas que es su madre y un perro negro que es su amigo. Ningún cuerpo, sólo el rostro con una boca que sonríe maravillosamente. En realidad, sólo una cara. En realidad sólo esta boca sonriente y los ojos. Cinco libros delgados, cinco folletos inocuos, cuatro con poemas, uno con aforismos, 1916-20. Los cuatro folletos de poesía delgados e inocuos significan un avance, una reevaluación en la literatura sueco-finlandesa, en la literatura sueca, nórdica, contribución a la gran revolución literaria que está teniendo lugar en la Europa devastada por la guerra mundial”.
Lectores interesados quedan prendados con la poesía de Södergran. Katri Vala, joven poetisa finlandesa nacida en 1901, queda cautivada con los poemas y envía sus reacciones a la revista y a otros escritores.
Diktonius la sigue difundiendo en los periódicos en los que colabora, porque piensa justamente, que ha sido maltratada e incomprendida.
Edith en sus colaboraciones con la revista envió unos aforismos sobre la naturaleza, Tankar om Naturen (Pensamientos sobre la naturaleza). Como en los poemas anteriores que envió a la revista, domina el tema de la naturaleza, pero ahora la religiosidad y la muerte están insertos en ella.
La vida y la muerte se pueden ver con los ojos, son el sol y la luna.
En torno a todo lo enfermo teje la luna su red, hasta que una noche espléndida llega la luna llena a recogerla.
Los hijos moribundos de la naturaleza aman la muerte, ansían el instante en que la luna se los lleve.
La naturaleza está familiarizada con la muerte, la experimenta cada noche. Se rinde de tan buena gana al hechizo del sol como al de la luna.
La muerte es un veneno dulce —descomposición—, pero no hay nada de insano en la muerte. La naturaleza es la salud misma, y percibe la muerte como algo tan sano como la vida.
En la descomposición se encuentra la belleza más sublime y el diablo es la mayor divinidad de Dios. Es admirable la rápida destrucción del otoño.
La naturaleza está al amparo de Dios. El diablo no tiene poder sobre la naturaleza. La naturaleza es la amada de Dios.
El corazón humano que busca a Dios ha de luchar contra la subjetividad, pues el corazón comienza más allá de la subjetividad. Pero el camino de la naturaleza está protegido.
De: Pensamientos sobre la naturaleza (Tankar om Naturen, Ultra, 1922)
A fines del otoño de 1922, Edith comienza a resentirse de su enfermedad pulmonar. La enfermera pide a su madre que la envíe a un sanatorio, pero Edith desde los últimos tratamientos dolorosos en Nummela, había renunciado a someterse a ellos.
En enero de 1923 el crítico literario Erik Kihlman publica una antología donde incluye, entre otros, a Edith Södergran ocupando la parte central con una buena parte de sus poemas.
En la primavera de 1923, Jarl Hemmer donó tres mil marcos a Edith, aunque ésta no supo nunca quien fue, envía una portada de libro bordada a Olsson para que la envíe a su benefactor. El dinero al menos alivió la situación económica.
Probablemente los últimos poemas que escribió son Landet som icke är (La tierra que no es) y Ankomst till Hades (Llegada al Hades). En el primer poema, su yo poético ansía la “tierra que no es”, es decir la muerte, a la que ve como una liberación de su dolor. Una vez en ella, quiere encontrar al amado que yace allí feliz. El final del poema supone el encuentro entre ambos en amor eterno.
Recita el poema Stina Ekblad.
Landet som icke är (La tierra que no es)
Jag längtar till landet som icke är,
ty allting som är, är jag trött att begära.
Månen berättar mig i silverne runor
om landet som icke är.
Landet, där all vår önskan blir underbart uppfylld,
landet, där alla våra kedjor falla,
landet, där vi svalka vår sargade panna
i månens dagg.
Mitt liv var en het villa.
Men ett har jag funnit och ett har jag verkligen vunnit -
vägen till landet som icke är.
I landet som icke är
där går min älskade med gnistrande krona.
Vem är min älskade? Natten är mörk
och stjärnorna dallra till svar.
Vem är min älskade? Vad är hans namn?
Himlarna välva sig högre och högre,
och ett människobarn drunknar i ändlösa dimmor
och vet intet svar.
Men ett människobarn är ingenting annat än visshet.
Och det sträcker ut sina armar högre än alla himlar.
Och det kommer ett svar: Jag är den du älskar och alltid skall älska.
Ansío la tierra que no es,
pues todo cuanto es estoy cansada de desear.
La luna me habla en runas plateadas
sobre la tierra que no es.
La tierra donde todo nuestro deseo es maravillosamente satisfecho,
la tierra donde todas nuestras cadenas caen,
la tierra donde nuestra frente rasgada se refresca
con el rocío de la luna.
Mi vida fue una ilusión ardiente.
Pero algo he encontrado y algo he ganado de verdad —
el camino hacia la tierra que no es.
En la tierra que no es
camina mi amado con una corona centelleante.
¿Quién es mi amado? La noche es oscura
y las estrellas tiemblan en respuesta.
¿Quién es mi amado? ¿Cómo se llama?
Los cielos se arquean más y más alto,
y un niño se ahoga en brumas infinitas
y no conoce la respuesta.
Pero un niño no es otra cosa que una certeza,
y extiende sus brazos más alto que todos los cielos.
Y entonces llega una respuesta: Soy yo a quien amas y siempre habrás de amar.
(1923)
De: La tierra que no es (Landet som icke är, 1925)
Edith gravemente enferma sólo piensa en la muerte como alivio de su enorme sufrimiento. Ankomst till Hades (Llegada al Hades), es una visión del más allá, una entrada al inframundo para encontrarse con la muerte para que le muestre “una tierra maravillosa”.
Llegada al Hades (Ankomst till Hades)
Aquí está la orilla de la eternidad,
aquí ruge la corriente
y en los arbustos toca la muerte
su misma melodía monótona.
Muerte, ¿por qué te callaste?
Hemos venido de lejos
y tenemos hambre de escuchar
jamás hemos tenido una nodriza
que pudiera cantar como tú.
La corona que nunca adornó mi frente
dejo en silencio a tus pies.
Me mostrarás una tierra maravillosa
donde las palmeras se yerguen altas
y donde entre las columnatas
las olas del deseo se marchan.
(1923)
De: La tierra que no es (Landet som icke är, 1925)
En las últimas cartas escritas a Olsson habla de su dificultad al respirar, pero ¡ay, esos deseos de vivir!, que le dice a Hagar que se siente de buen humor. Edith en ese tiempo quema las cartas que le han enviado y algunos poemas porque no quería que los juzgasen los críticos, a los que generalmente tenía animadversión por no comprender sus trabajos.
Diktonius recibe una carta de Edith y una nota adjunta de la madre en la que le indica que su hija ha fallecido el día 24 de Junio (1923). En la carta le hablaba de su preocupante estado: “No me olvides ahora, fuerte tormenta. Tengo una tarjeta de Hagar, los campos de narcisos de Les Avants. Es un momento muy difícil para mí ahora. Débil. No puedo soportar la estimulación de la luz, ni del sonido”. (Última carta de Edith a Elmer Diktonius).
Los dos poemas arriba indicados fueron encontrados por su madre después de su muerte, en su escritorio. Fue enterrada en el cementerio del pueblo en presencia de una treintena de vecinos y amigos. La tumba era una simple cruz de madera.
El fallecimiento de Edith supuso un duro golpe para sus amigos. Hagar Olsson que estaba de viaje en el extranjero, recibió un telegrama con la noticia. Le escribió a Elmer diciéndole que se sentía culpable por no haberla visitado en su convalecencia. Pero no escribir ninguna nota sobre su amiga es lo que le recriminó Diktonius. El artículo homenaje no lo escribiría hasta la navidad del mismo año. Diktonius, en cambió sí había escrito un sentido homenaje en el periódico Arbetarbladet, donde recalcaba la lamentable pérdida de una de las mujeres más creativas de Finlandia y la calificaba de verdadero genio.
Diktonius se reunió posteriormente con Helena en varias ocasiones para organizar los últimos poemas que habían quedado sin publicar. En 1925 Elmer Diktonius los editó y publicó con prólogo de Hagar Olsson, bajo el nombre del título del poema que incluí más arriba, Landet som icke är (La tierra que no es). El libro ahora sí tuvo buena acogida.
El interés por la poesía de Edith Södergran aumentó en Suecia y Finlandia en las décadas de 1920 y 1930.
En 1933, Hagar Olsson y Elmer Diktonius promovieron junto a la Asociación de Escritores Suecos en Finlandia, el reemplazo de la cruz de madera por una lápida de piedra donde colocaron una estrofa del poema “La llegada al Hades”: “Aquí está la orilla de la eternidad, / aquí ruge la corriente / y en los arbustos toca la muerte / su misma melodía monótona”.
El 30 de noviembre de 1939 comenzó la ofensiva de Rusia contra Finlandia. Raivola fue evacuada y Helena Sódergran huyó a Jorois, en el este de Finlandia, donde falleció en enero de 1940. Durante la guerra quemaron la casa y la granja de Edith, la lápida, la iglesia…, en definitiva, Raivola quedó prácticamente arrasada.
En 1960 levantaron un nuevo monumento gracias a la Asociación de Escritores Suecos de Finlandia. Wäinö Aaltonen planeó la lápida con la ayuda de su hijo Matti Aaltonen. Se colocó también la estrofa de la lápida de piedra, del poema “Llegada al Hades”. Estuvieron presentes escritores finlandeses y rusos, pero se crítico la presencia de los últimos por la marginalidad a la que habían sometido a Edith. Pero los restos de Edith se perdieron durante la guerra.
En cuanto a la edición bilingüe de Nórdica, cabe decir que es preciosa, incluyendo el bello autorretrato fotográfico de Edith Södergran en la portada. En 2017 se presentó en tapa blanda y en 2022 se editó en tapa dura. Incluye un emotivo pequeño prólogo de Elena Medel y una excelente traducción de Neila García Salgado, que además aporta interesantes datos en una nota final.
“Encontraste un alma” Edith Södergran
© Prólogo de Elena Medel
© Traducción de Neila García Salgado