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Ricardo Piglia “Los Diarios de Emilio Renzi. Años de Formación” (2015) Libro, Ed. Anagrama

Emilio Renzi representa en Ricardo Piglia una especie de prolongación de su persona, tanto en su oficio de escritor como en su faceta de lector. En esta especie de diarios que comienzan con sus recuerdos de juventud, abarcando la etapa entre 1957 y 1967; se sirve de Renzi para manifestar hechos reales e introducir la ficción dentro de sus recuerdos. A veces será difícil distinguir unos de otros, incluso siendo reales los convierte bajo el amparo de Renzi en algo totalmente nuevo.

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Interesantes son sus reflexiones en torno al comienzo de su oficio de escritor:

“¿Cómo se convierte alguien en escritor, o es convertido en escritor? No es una vocación, a quién se le ocurre, no es una decisión tampoco, se parece más bien a una manía, un hábito, una adicción, si uno deja de hacerlo se siente peor, pero tener que hacerlo es ridículo, y al final se convierte en un modo de vivir (como cualquier otro).”

Su vertiente de lector incide directamente en su faceta de escritor:

“¿Por qué nos dedicamos a escribir después de todo? Se nos da por ahí ¿a causa de qué? Bien, porque antes hemos leído… No importa, desde luego, la causa, importan las consecuencias.”


Nos refiere sus primeras lecturas, Julio Verne, entre ellas. Sus primeros libros comprados: La Peste de Albert Camus, El Oficio de Vivir de Pavese (al que dedica un apartado en el diario) y Stendhal Par Lui-Même.

Sus distintos amores van desfilando por sus recuerdos.

En su escritura se quiere apartar de la influencia de Borges, que parece dominar la literatura argentina. Gusta de los escritores arriesgados como Roberto Arlt, Gombrowicz o Gadda, que se separan de la línea seguida por Borges.

Lo mismo le ocurre con Faulkner, a pesar de valorar su escritura, observa como su influencia se deja notar en un gran número de escritores hispanoamericanos:

“La lista de escritores influidos por William Faulkner es aterradora: Onetti, García Márquez, Rulfo, Sabato, Dalmiro Sáenz, Saer, Rozenmacher, Miguel Briante. Me mantengo lejos de esa ola, busco una prosa lacónica y elíptica. En eso, por lo menos, soy único en estos tiempos tan retóricos.”

Siente fascinación por el cine, viendo varias películas al día:

“En estas semanas vi:
OSS 117 basada en la novela de espionaje de Jean Bruce; Barrabás de Alf Sjöberg sobre la novela de Pär Lagerkvist; Detrás de un largo muro de Lucas Demare; Un hombre sin suerte de Frank Capra; La fortaleza escondida de Kurosawa; OK Corral de John Sturges; Ugetsu Monogatari de Mizoguchi; El luchador de R. Wise; Los inútiles de Fellini; El arpa birmana de Ichikawa; La princesa que quería vivir de W. Wyler; La ventana indiscreta de Hitchcock; El ciudadano de Wells…”

Como por el teatro:

“Fuimos al teatro (Seis personajes en busca de un autor de Pirandello).”

Introduce dentro del diario algunos primerizos relatos cortos. Reflexiona en torno a las estructuras narrativas y diferentes maneras de contar una misma historia.

Destaca la relación que mantiene con su abuelo, que participó en la Primera Guerra Mundial, tiene un archivo con cartas y documentos de soldados en la confrontación y ante su incipiente Alzheimer está clasificando y ordenando todo con ayuda de Renzi al que sostiene económicamente.
Con su padre en cambio, la relación es fría ante la insistencia de que estudie Medicina y nula predisposición del hijo que se decantará por Historia en Mar del Plata.

Siente admiración por las historias que cuenta su madre y su influencia para convertirse en escritor:

“Si me hice escritor, es decir, si tomé esa decisión que definió toda mi vida, fue también a causa de los relatos que circulaban en mi familia… Por eso a veces digo que le debo todo a mi madre, porque ella fue para mí el ejemplo más convincente del modo de ser de un narrador que dedica su vida a contar con variantes y desvíos siempre la misma historia.”

Trabaja en una revista de izquierdas y se conmociona junto a sus amigos por la muerte del Che Guevara, aunque no llevará la militancia al éxtremo.

Con su primer libro de cuentos, La Invasión, queda con Mención de Honor en un Concurso literario prestigioso de Cuba. Miguel Briante, muy amigo suyo queda sin premio, a pesar de la calidad de su libro. No obstante gracias a él, su amigo editor Jorge Álvarez, publica en su editorial el libro de Briante.

En definitiva, primer libro de los tres que componen sus diarios. Muy interesante para comprender los orígenes e inquietudes literarias de un excelente escritor.

Además del cine y el teatro, le gusta la música. En una entrada del diario anota la audición de discos de Django Reinhardt:

“Terminé la tarde en una especie de jam session en la casa de Julio escuchando varios discos del Quinteto del Hot Club de Francia, con Django Reinhardt en guitarra.”

Podéis escuchar el excelente recopilatorio, “Djangology: Solo & Duet Recordings” del genio, Django Reinhardt

Editorial: Anagrama, edición de 2015.
Colección: Narrativas Hispánicas

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