Afirma Munro que la razón por la que no escribe novelas es porque no ve a la gente en un desarrollo llegando hasta un lugar. En cambio si la ve viviendo en una serie de años sin continuidad, captados en instantáneas, a fogonazos, entre un momento y otro. Nada mejor se adapta según ella, que el cuento. Es así como Alice se ha dedicado a la creación de cuentos y relatos cortos, perfeccionando su estilo a lo largo de los años.
Embed from Getty ImagesLos cuentos y relatos de “Mi vida querida”, como bien señala Munro, inciden en la captación de los momentos cotidianos. Están poblados de detalles, cobrando significación en la narración. En sus lecturas preferidas figuraba Proust, autor de escritura detallista muy al gusto de la autora. Son detalles puntuales los que suelen derivar las narraciones hacia caminos inesperados, provocando la sorpresa en la lectura.
Los cuentos mantienen una alternancia temporal amplia, donde observamos los cambios producidos en los personajes entre unos períodos y otros. Unos se adaptarán a los cambios que se van produciendo en sus vidas o incluso forzarán el hecho del cambio. En otros observaremos cierta adaptación a los cambios o incluso su nula capacidad con la extrañeza consiguiente.
La mayor parte se retrotraen a épocas de infancia o juventud, quizás por ser etapas donde las vivencias son más marcadas.
Dominan los personajes femeninos. Tienen esperanzas y anhelos de cambio en sus vidas. Se niegan a vivir una vida familiar o conyugal rutinaria y pasiva. Tratan de favorecer el intercambio de ideas provechosas dentro de los núcleos en los que se mueven.
Los hombres generalmente se muestran incapaces de asumir los cambios. En sus relaciones suelen manifestar comportamientos egocéntricos y autoritarios. Pudieran ser meros estereotipos pero Munro sabe dotarlos de veracidad a pesar de sus manifiestas carencias.
Predomina el ámbito rural en las narraciones. La vida en el campo, en granjas, pueblos o pequeñas localidades de Canadá. Es un ambiente que conoce bien Alice, basado en su propia experiencia. Pero ello no implica que su escritura sea localista. Como ocurre en Faulkner, trasciende su carácter local, llegando a ser universal pues puede producirse en cualquier lugar del mundo. Influye en el ambiente la Segunda Guerra Mundial, la guerra fría y la recuperación posterior.
Es de destacar como Alice adopta diferentes puntos de vista según lo requiera cada relato. Narradores omniscientes, narradores en primera persona o narradores que ejercen de testigo de los hechos acaecidos.
La autora diversifica los temas, como ocurre en la vida ordinaria. El tema de la culpa, la pérdida y el paso del tiempo está ejemplarmente narrado en “Irse de Maverley” y “Grava”. También el paso del tiempo tiene lugar en “Orgullo”, donde se relata la amistad entre un personaje masculino y otro femenino a través del tiempo en un ambiente rural. “Amudsen”, con la Segunda Guerra Mundial de fondo, muestra las relaciones entre una joven maestra y un médico de dudosa moral. En “Corrie” ocurre algo similar al anterior, un hombre sin escrúpulos se aprovecha de una joven. Las rutinas del matrimonio y los deseos de búsqueda de libertad del personaje femenino se manifiestan en “Llegar a Japón”. En “Santuario” una niña preadolescente observa la exaltación religiosa de su tío y el autoritarismo que mantiene con su mujer. “Tren” simboliza la huida del personaje masculino ante su incapacidad de afrontar situaciones adversas. Vivimos con angustia en “A la vista del lago” la pérdida de memoria en una mujer. “Dolly” se aparta un poco del conjunto de relatos, en él, una pareja de ancianos planea el suicidio conjunto, pero una situación inesperada provoca un giro en el desenlace.
Los cuatro relatos finales del libro están integrados en “Finale”. Son textos autobiográficos que no desentonan del conjunto del libro, al contrario, además de proporcionarnos claves sobre la autora, el planteamiento es similar al resto del libro; contado como narraciones y siguiendo similar estructura. Versan sobre su infancia o juventud. En “Ojo” vive con aflicción un hecho ocurrido a la empleada del hogar. “Noche”, es un relato perturbador. Incapaz de dormir ante ciertos impulsos incontrolados, el insomnio la obliga a salir al exterior de la casa por las noches para calmar su ansiedad:
“A la gente se le ocurren ideas que preferirían no tener. Es algo que pasa en la vida.
Si hoy en día vives lo suficiente, descubres que con tus hijos has cometido errores que no te molestaste en ver, además de los que viste perfectamente. Te pesa cierta humillación en el fondo, a veces te indignas contigo mismo”.
El despertar de la inocencia tiene lugar en “Voces”. Domina un sentimiento de tristeza en el relato de cierre que da título al libro, “Vida Querida”, debido al incipiente Parkinson de su madre:
“Al principio no fue para tanto. Solo de vez en cuando se le ponían los ojos en blanco con expresión errabunda y los labios se le cubrían de un exceso de saliva apenas visible. Se podía vestir por las mañanas con algo de ayuda, y era capaz de hacer tareas esporádicas en casa. Parece increíble que lograra aferrarse tanto tiempo a no sé qué fuerza interior”.
La escritura de Munro destila sencillez y precisión, plena de matices y sutilezas que obligan al lector a una lectura pausada. Conviene ir saboreando los relatos poco a poco, reflexionando en torno a lo que la autora pretende transmitirnos. Gran observadora, maestra en penetrar en la psicología de los personajes y los sentimientos que albergan. Los personajes a través del recuerdo y la memoria buscan un sentido a su vida, mantienen a su vez; preocupación por el paso del tiempo y por su destino.
Editorial: Lumen, Edición 2013
Traducción: Eugenia Vázquez Nacarino