Lo contado porย Reig, son una especie deย memorias, deteniรฉndose fundamentalmente en suย juventud y aรฑos posteriores, en unaย especie de autobiografรญa visceral.
En el libro, la literatura se da cita permanentemente. Se dirรญa que casi todo converge en ella o en cierto modo, colateralmente.
Reig naciรณ en los sesenta, como explica en el libro, pertenece a una generaciรณn que tenรญa complicado el transcurrir literario:
ยซSi existiera una ยซgeneraciรณn de novelistas de los sesentaยป (pero no es mรกs que una conjetura), su caracterรญstica mรกs sobresaliente tendrรญa que ser nuestra inoportunidad. ยฟQuรฉ clase de jรณvenes soรฑarรญan con ser novelistas cuando la literatura ya habรญa perdido toda relevancia social? Los รบltimos que llegaron a tiempo fueron los que tenรญan diez o quince aรฑos mรกs que nosotros: Javier Marรญas, Muรฑoz Molina, Millรกs, Mendoza, Llamazaresโฆ Con veinte aรฑos, en los ochenta, les vimos triunfar, pero no nos dimos cuenta de que eso nunca iba a volver a sucederยป.
Los tiempos que cuenta el autor en la obra, parten de la dรฉcada de los ochenta. El grupo de amigos soรฑaban con convertirse en malditos y morir en plena juventud como algunos รญdolos:
ยซNinguno esperรกbamos cumplir los treinta: morirรญamos jรณvenes, como los hรฉroes, fulminados por nuestro propio talento, igual que el olmo viejo hendido por el rayo (y en su mitad podrido)ยป.
Era un tiempo de tertulias literarias desenfadadas:
ยซยกTolstรณi es Dios! Mejor Dostoievski: ยกes el Demonio! ยกClarรญn es un estreรฑido! ยกLas novelas de Galdรณs huelen a repollo, como un descansillo de escalera! ยกNeruda es mรกs plomo que el catastro! ยกPues anda que Vallejo: un indio deslumbrado por las baratijas del simbolismo francรฉs! Y asรญ cada maรฑanaยป.
La escritura ocupa el centro de la vida de Reig. Destila gran honestidad cuando contrapone aquellos titubeantes inicios en la creaciรณn con los actuales, ya mรกs consolidado. Para รฉl, ese amateurismo inicial era su ยซverdadero escritorยป:
ยซCuando doy una conferencia, recibo un premio o respondo a una entrevista en la televisiรณn, me siento un impostor que echa de menos al que estaba en casa escribiendo, inseguro, haciendo esfuerzos para encontrar el camino, temeroso de estar equivocado. Ese es el escritor y no yoยป.
Descubre Rafael el alcohol, nuevo compaรฑero inseparable, para apuntalar el ยซmalditismoยป del ideario juvenil:
ยซโฆ descubrรญ el alcohol, que resultรณ ser lo que, sin saberlo, habรญa estado buscando para procurarme un sufrimiento presentable. Ya podรญa forjarme una azarosa biografรญa de novelista, convertirme en un maudit, un bohemio, un autodestructivo y, en resumidas cuentas, un escritor de los que entran muy pocos en docena. Tambiรฉn pude asรญ dejar atrรกs los enamoramientos y dedicarme a perseguir chicas por todas partes, por los pasillos y las fiestas, bibliotecas y cinestudios, puentes y conferencias, escaleras y conciertos. Me gustaba la cerveza, la ginebra, el coรฑac, cualquier cosa, hasta que a los diecisรฉis me encontrรฉ con el whisky: lo nuestro fue un amor a primera vista, y asรญ hemos seguido durante mรกs de cuarenta aรฑosยป.
Entre los amigos, se encontraba el escritor Antonio Orejudo, del que Reig da cuenta en no pocos momentos. Ambos pugnaban por escribir primero la gran novela maestra de su tiempo.
El desenfado y la ironรญa preside la narraciรณn. Con la distancia, Reig se rรญe de sรญ mismo:
ยซQuerรญa ser un maldito, pero no de inmediato, ya que me resultaba incรณmodo irme de casa (y tampoco querรญa darles ese disgusto a mis padres). Para ser un maldito me parecรญa aconsejable escribir primero una novela inmortal, pues si no, solo llegarรญa a simple perdulario, capigorrรณn azotacalles o vagabundo, e incluso si me hiciera llamar clochard, la perspectiva no ofrecรญa demasiados encantos. Mรกs que dormir debajo de un puente (ยฟel de los Franceses?, ยฟel de Juan Bravo sobre la Castellana?), deambular aturdido, rebuscar en papeleras y cubos de basura, y consumir vino en tetrabrik, mi objetivo era convertirme en una leyenda (tampoco con demasiada prisa). La obra maestra (O.M.) llegarรญa a su debido tiempo de forma naturalยป.
Su madre era licenciada en derecho y su padre ingeniero de caminos. Por cuestiones de trabajo se establecieron en Colombia un tiempo a finales de los sesenta. Vivieron en un ambiente totalmente diferente al que se respiraba en la Espaรฑa dominada por el franquismo, tal como nos explica el autor:
ยซโฆ a finales de los sesenta, nos fuimos a vivir a Colombia, donde mi padre no sรฉ quรฉ le harรญa al indefenso rรญo Cauca (puede que lo trasvasara o lo embalsara, o puede que construyera una estaciรณn de tratamiento de agua), y aquello les cambiรณ la vida, y les separรณ de sus semejantes, la burguesรญa del desarrollismo franquista. En aquel paรญs sin clase media, vivieron como aristรณcratas, en un entorno culto y cosmopolita, en las antรญpodas de la Espaรฑa de mesa camilla y brasero. El coche que recuerdo de mi infancia no era un 600, sino un Pontiacยป.
Al regreso a Madrid, nos cuenta Rafael, como el acento colombiano se habรญa instaurado en รฉl de tal forma que habรญa palabras y expresiones que en el colegio, profesores y compaรฑeros no entendรญan:
ยซCuando lleguรฉ al inevitable colegio de pago en Madrid, tenรญa un acento tan colombiano que los profesores no me entendรญan si me quejaba de que alguien me habรญa botado la chuspa. Los alumnos, mis futuros amigos, me pedรญan que repitiera ยซsapoยป o ยซel ciprรฉs de Silosยป para reรญrse de mi ceceo y de mi seseo, que todavรญa regresan cuando me encuentro mรกs de dos ces o eses cerca unas de otras โsoy incapaz de decir ยซvida licenciosaยปโ o a partir del tercer whiskyยป.
Reig se detiene en su etapa estadounidense con diversas becas y contratos. En Boston cultiva su aficiรณn por los libros, con el descubrimiento de un tipo de biblioteca distinta a Espaรฑa:
ยซMis dos descubrimientos en Boston fueron las mujeres mayores y las bibliotecas. Cada dรญa me llevaba diez o doce libros a casa y leรญa uno de ellos. Para un joven que habรญa pasado veranos enteros en la Biblioteca Nacional de Madrid, enfrentรกndose a esos temibles conserjes que siempre llevaban un puro apagado entre los dientes, rellenando papeletas rosas o verdes con la signatura de lo que querรญas y teniendo que leerlo en un pupitre de la Sala General, llegar a una biblioteca universitaria americana era como ser trasladado en una alfombra voladora una noche de sรกbado de Puerto Hurraco a Las Vegas. Leรญ de todo, clรกsicos y contemporรกneos norteamericanos para mis cursos, poesรญa inglesa, una gran parte de la ilustraciรณn francesa y โno recuerdo por quรฉ motivo, pero sรญ el inmenso placerโ todo el Teatro Crรญtico Universal de Feijooยป.
El sexo tambiรฉn descubre el escritor que es mรกs desinhibido que en Espaรฑa:
ยซCon las chicas me sucediรณ algo semejante. La cultura juvenil norteamericana, desde los aรฑos cincuenta, promociona el sexo recreativo en los adolescentes, quizรก con propรณsitos higiรฉnicos o de adoctrinamiento, no lo sรฉ, pero el caso es que todo el mundo se acuesta con naturalidad y alegrรญa con todo el mundo. Yo venรญa en cambio de una cultura taurina y trรกgica, en la que el sexo es aflictivo, oscuro y violento, difรญcil de practicar y de consecuencias casi siempre irreparables; venรญa de forcejeos y regateos en el asiento de atrรกs de un coche, de inacabables magreos en cines o bancos del parque โcon dolorosas erecciones mantenidas durante horas sin desenlace o con uno imprevisto y espontรกneo, bastante tristeโ; de apresurados polvos con la ropa puesta, en casas prestadas, en matorrales del Retiro o en escaleras de viviendasยป.
La parte del libro mรกs trascendente se refiere a unos hechos trรกgicos. El suceso mรกs รญntimo, ataรฑe a su familia, con la trรกgica muerte de sus padres en un incendio:
ยซCon frecuencia me acuerdo de lo que nunca he visto. A mi madre andando en camisรณn, perseยญguida por las llamas. A un bombero subiรฉndose a la mesa del despacho con un hacha en la mano. A mi padre inmรณvil mirando el fuego y el humo. En cambio, lo que sรญ he visto tiene menos nitidez en mi recuerdo, como si solo lo hubiera soรฑado. El cadรกver de mi padre. Mi madre muerta. Los dos en el Anatรณmico Forense. Son imรกgenes borrosas, vistas a travรฉs del agua o detrรกs de una cortina. Mi padre estaba tiznado de hollรญn, pero tenรญa los pรกrpados muy blancos; por eso supe que estaba despierto y que muriรณ en la cama, tumbado boca arriba, mirando arder su casa y su vida entera. Alguien debiรณ de cerrarle despuรฉs los ojos. Mรกs que nunca, entonces parecรญa por fin Abenรกmar, Abenรกmar, moro de la morerรญa, o el Otelo de una representaciรณn teatral en un colegio mayor. Mi madre muriรณ boca abajo, tendida en el suelo, con la cara contra las baldosas del baรฑo. Mรกs que nunca, en aquella camilla, tapada con una sรกbana hasta los hombros, por fin parecรญa una heroรญna de tragedia griega, como en las fotos en las que posaba, muy joven, haciendo de Antรญgona en una funciรณn universitariaยป.
El otro nefasto recuerdo se refiere a la muerte de su amigo Juan Blรกzquez. Ambos hechos marcan al autor:
ยซEsto, el incendio y la muerte de mis padres, sucediรณ el 1 de enero de 1999. Lo que ha venido despuรฉs ya fue otra vida, y nos sucediรณ a otros, porque ya no fuimos los mismos. Como Garcilaso, y como Juan Blรกzquez, tambiรฉn morรญ a los treinta y cinco, quizรก intentando tomar al asalto un torreรณn, de una pedrada en la cabeza o herido por el rayoยป.
Esa tristeza recordando la pรฉrdida de sus padres, que en el momento de la escritura del libro, le hubiera gustado poder mostrarles lo que puede ofrecer, no como escritor, sino como ยซser humanoยป:
ยซMis padres โaunque mi madre no lo dijera con tantas palabrasโ esperaban mรกs de mi carrera literaria: esa novela que estaba ahรญ, pero que yo no habรญa logrado escribir. Esa O.M. Para ellos, ya siempre serรฉ aquel que escribiรณ tres novelas sin ninguna fortuna. Pero eso no tiene importancia. Lo que me habrรญa gustado poder mostrarles no son mis obras completas, sino algo mรกs valioso: que he logrado hacerme un alma, sacarla de ese pozo que no tiene polea ni pozal. No nacemos con ella, hacerse un alma es el propรณsito de toda vida que merezca ser vivida. Ser escritor, ingeniero, licenciada en Derecho, no es nada ni quiere decir que uno haya vivido. Llegar a ser bueno es la รบnica aventura de la existencia, lo รบnico para lo que vivimosยป.
El libro lo he leรญdo con sumo placer, tanto por el tono jovial y desenfadado, como por la desnudez, sinceridad y cercanรญa que desprende en la obra, Reig. Un ejercicio de memoria que destila humanidad, principalmente en los instantes amargos. Destacarรญa, ademรกs de su capacidad en la escritura, la autocrรญtica; en no pocos momentos Rafael descubre su ยซyoยป mรกs analรญtico y crรญtico, autoculpรกndose de ยซsus posibles erroresยป cometidos a lo largo del tiempo.
Reig aprendiรณ a escuchar a Mozart por medio de una joven francesa llamada Marie:
ยซLo que me enseรฑรณ Marie es que el placer aumenta con el esfuerzo. Uno puede conformarse con escuchar a una charanga interpretando Paquito el chocolatero, sin duda; pero valen la pena el tiempo y el trabajo empleado en poder disfrutar mucho mรกs con Mozartยป.
En el vรญdeo, Olga Jegunova interpreta la Sonata Nยบ 11 de Mozart:
Editorial: Tusquets, Ediciรณn 2020
Colecciรณn: Andanzas