El segundo conjunto de sugerencias musicales lo inicio con un grupo en el que se han reunido cuatro componentes, cada uno de los cuales cuenta en mayor o menor medida con una carrera individual. Han publicado su primer disco en junio y presenta una amalgama de sonidos que fluctúan entre el jazz y el rock vanguardista y experimental. Se trata de Beings y su disco titulado There is a garden.
1. Small Vows 2. Flowers That Talk 3. God Dances In Your Eyes 4. In The Garden 5. Face Of Silence 6. Sun Greeted 7. Happy To Be 8. Morning Sea 9. Do Come Again
Zoh Amba – saxophone, vocals, acoustic guitar, harmonium, piano; Steve Gunn – electric guitar; Shahzad Ismaily – bass, synth; Jim White – drums. Composición musical de Beings y letras de Zoh Amba.
Los cuatro miembros de Beings (Seres) suelen operar de modo individual en el área de Nueva York y se distinguen por su exploración de nuevas rutas en la vanguardia musical. Era de esperar que sus trayectorias se entrelazaran. Algunos de ellos están comenzando a ganar reconocimiento, mientras que otros ya han alcanzado un nivel consolidado. Zoh Amba, la más joven del grupo con solo 24 años, lanzó dos álbumes en 2022 bajo su propio nombre y ha colaborado con varios artistas. Su instrumento principal es el saxofón, aunque también toca la flauta, la guitarra, el piano y el armonio, sin olvidar su capacidad vocal. Steve Gunn, a sus 47 años, es un músico reconocido con una sólida carrera como cantante y guitarrista, especialmente en los géneros folk y rock. Su incursión en el jazz y la música experimental representa un cambio notable, trazando nuevas direcciones en su trayectoria musical. Shahzad Ismaily, un músico experimentado de 52 años, nació en Estados Unidos y es hijo de padres inmigrantes paquistaníes. Es un experto en el bajo y el contrabajo, además de ser un multiinstrumentista capaz de tocar la guitarra, el banjo, el acordeón, la flauta, la batería, instrumentos de percusión, sintetizadores analógicos y cajas de ritmos. Ha colaborado con artistas de renombre como Laurie Anderson, Lou Reed y Tom Waits. El miembro más veterano del grupo es el baterista australiano Jim White, de 62 años, quien posee una amplia trayectoria tanto en solitario como en colaboraciones, destacando su trabajo con Nick Cave, Marianne Faithfull, PJ Harvey y la cantautora Nina Nastasia. Es relevante mencionar su participación en la banda Dirty Three, junto a Warren Ellis y Mick Turner.
La música de “There Is A Garden” presenta una complejidad conceptual que la sitúa en las fronteras entre el jazz y el rock. En este escenario, los matices que Zoh Amba emite a través de su saxofón en la primera composición, Small Vows, respaldada por el resto de la banda, se enmarcan dentro del free jazz. Esto no es sorprendente, ya que a Amba se la compara con el saxofonista Albert Ayler, muy influyente en este género. En cambio, la composición Flowers That Talk no incorpora elementos del jazz, sino que se sumerge en el género del post rock, donde Amba despliega su voz suave y etérea. Su forma de cantar evoca ligeramente a Georgia Hubley, integrante del renombrado grupo Yo la tengo, incluso las coordenadas de la canción pueden remitir al grupo icónico. Esta misma sensación se repite en la penúltima pista del álbum, Morning Sea. En cambio, God Dances In Your Eyes se presenta como un rock experimental, en el que destaca el sonido predominante del armonio de Amba, junto a las líneas de guitarra de Gunn, la batería de White y el bajo de Ismaily, manifestándose los sonidos de manera repetitiva e intensa. Sin embargo, la pieza se suaviza desde la mitad hasta su conclusión. En la breve In The Garden, el grupo retoma el free jazz. Face Of Silence ofrece una especie de caos improvisado en el que los cuatro integrantes del conjunto crean una densa maraña de sonidos “ruidosos”. En esta ocasión, Amba sustituye su saxo por el piano. Sun Greeted es otra pista que se aproxima al free jazz. Se inicia con los tambores de White y los rasgueos de guitarra de Gunn, dando paso a Amba, quien retoma su saxo, mientras Ismaily se aplica al sintetizador. Happy To Be aporta un ambiente relajado, funcionando como una balada catártica en la que la batería y el saxo predominan al inicio, seguidos a continuación por la guitarra, el bajo y el sintetizador. Posteriormente, los instrumentos van apareciendo y desapareciendo, culminando con los tambores de White. El álbum concluye con la atmosférica Do Come Again, una fusión entre el post rock y el jazz espiritual. Esta hermosa pieza es guiada por el saxo de Amba y acentuada por la guitarra de Gunn, con respaldo del bajo de Ismaily y los tambores de White. Esta pieza constituye un colofón excepcional para un sorprendente álbum debut exploratorio. La singularidad de este trabajo radica en su capacidad para sorprender y cautivar al oyente. La repetición de la escucha se convierte en una herramienta esencial para apreciar plenamente la complejidad y la innovación que Beings ha logrado en su primer álbum.
Sarah Hanahan saxofón alto; Marc Cary piano; Nat Reeves contrabajo; Jeff “Tain” Watts batería; Bobby Allende percusión (pistas 1, 4, 5 y 8).
1. Welcome 2. Resonance 3. A House Is Not a Home 4. Nato 5. Honey 6. Stardust 7. On the Trail 8. We Bop!
Sarah Hanahan es una joven saxofonista de 27 años que tiene su base en el área de Nueva York. Se graduó en el Instituto de Jazz Jackie McLean de la Escuela de Música Hartt, donde recibió su licenciatura en 2019, así como en The Juilliard School, donde recibió su maestría en 2022. Ha estudiado con grandes músicos como Nat Reeves, Abraham Burton, Steve Davis, Billy Drummond y Marc Cary. A pesar de su juventud, Sarah ha estado trabajando con músicos selectos como Jeff “Tain” Watts, Nat Reeves, Peter Martin, Steve Davis, Billy Hart, Dee Dee Bridgewater, Jason Moran, Marc Cary y muchos más. Suele actuar en pequeños clubs de jazz de la ciudad de Nueva York como Smalls Jazz Club, Dizzy’s Club, Smoke Jazz Club, Birdland Jazz Club, The Django… Sarah ha presentado recientemente su primer álbum titulado Among Giants, y, a mi juicio, es el mejor disco de jazz que he tenido el placer de escuchar en lo que va de año. El primer acierto de Sarah, es saber rodearse de quienes han sido sus mentores y colaboradores en su aprendizaje. En el piano, encontramos a Marc Cary, un reconocido pianista que ha colaborado con Betty Carter y Abbey Lincoln, aporta su talento y experiencia al proyecto. Además, Nat Reeves se encarga del contrabajo, palabras mayores, un músico que ha tocado junto a Jackie McLean, Kenny Garrett o Harold Mabern, entre otros. Caso similar a Reeves es el de Jeff “Tain” Watts, un batería que ha trabajado con los más grandes como Kenny Garrett, los hermanos Marsalis, Stanley Jordan, Danilo Pérez o Sadao Watanabe, por citar algunos. La participación de Bobby Allende en las percusiones añade un toque especial a la producción. Sarah reconoce que Natt Reeves ha sido un mentor esencial en su carrera. En las ocasiones en que asistía a sus actuaciones en los clubes, Natt la invitaba a unirse a él en el escenario, lo que resultó ser fundamental para su crecimiento artístico. Asimismo, Sarah tenía conocimiento de Watts, quien había trabajado en varias grabaciones junto a Natt Reeves, lo que propició una conexión perfecta entre ambos músicos. Grabaron junto a Kenny Garrett (otro de sus saxofonistas preferidos), el álbum Songbook (1997), uno de sus discos de cabecera. Su relación con el pianista Marc Cary se originó al escucharlo en el Club Smoke de Harlem, donde la primera vez que lo oyó, interpretaba una obra de uno de sus saxofonistas preferidos, Jackie McLean, lo que dio inicio a una amistad entre ellos. Otro acierto es la colaboración con el productor Abraham Burton, quien ya fuera profesor de Sarah en Hartt. Conocerse de antes facilitó la tarea. Conseguir que el disco suene como si se estuviera tocando en vivo es un gran acierto. Sin embargo, por más que se cuente con la compañía de talentosos profesionales y músicos, el resultado no alcanzaría su máximo potencial si la anfitriona no poseyera el nivel excepcional que tiene Sarah. Su habilidad para interpretar el saxofón es realmente impresionante.
Por supuesto, además de los saxofonistas citados, Charlie Parker y John Coltrane, ocupan un lugar preeminente. Precisamente con una composición de Coltrane, Welcome, inicia el disco. Toda una declaración de intenciones, como refiere a Jazzwise: “Me gusta abrir todos mis shows con ella. Damos la bienvenida a la gente y a los espíritus”. Un inicio en el que Sarah presenta sus credenciales con firmeza y seguridad en su manera de tocar su saxo alto. Una vez introducido el disco, Hanahan se pone el traje de faena y con la total complicidad de sus compañeros, acomete de manera intensa, Resonance, composición de la propia Hanahan y otro tributo a Coltrane: “Me encanta la energía que esos muchachos aportaron a esa canción. Tocamos muy fuerte”. (A Jazzwise). Se dulcifica en la pista A House Is Not a Home, pero sin perder intensidad. Es una composición de Burt Bacharach y Hal David y un homenaje a McLean y la versión que realizo en su disco Dynasty (1988). Una deliciosa pieza de siete minutos en la que Sarah nos ha cautivado por completo. Nato es una composición de Sarah dedicada a su contrabajista y maestro Nat Reeves y hace referencia a su apodo. Nat inicia la canción al contrabajo, uniéndose el resto de músicos de inmediato. Otra pieza larga en la que bajo el liderazgo de Hanahan, los acompañantes se explayan en su parte central, culminando todos juntos en un final cohesionado. Honey es una composición de Hanahan dedicada a su pareja. Una pieza que comienza delicada y se va animando. Sarah introduce ritmos afrocubanos y Bobby Allende se encuentra en su salsa en las percusiones. También es muy apreciable el solo de piano de Marc Cary. Esta pista demuestra la versatilidad de Sarah en el cambio de estilos y registros. Stardust es una composición de Hoagy Carmichael, es interpretada por Sarah de manera íntima, casi susurrante, a través de su saxofón, ofreciendo una versión muy emotiva. On the Trail es una composición de Ferde Grofé que Sarah acomete en clave Hard bop. En ella, los músicos van alternando solos. Cierra el disco la composición de Sarah, We Bop!, un digno colofón en el que intervienen todos los músicos, incluido Bobby Allende. Sarah la concibió: “para seguir con la fiesta, una gran canción para hacer que la gente se sienta bien”. (A Jazzwise). Como podemos comprobar, el disco se caracteriza por una equilibrada mezcla de obras clásicas y composiciones propias de Hanahan, lo que resalta tanto su talento interpretativo como su faceta como compositora. Sarah ha creado una obra que se erige como un clásico, presentando una actitud contemporánea que se alinea perfectamente con las magistrales composiciones que John Coltrane registró para Impulse.
Mari Boine, voz y letras; Ella Marie Hætta Isaksen, voz en “Lean dás”. Banda de apoyo. Arreglado por Svein Schultz, Mari Boine y la banda.
1. Die dien luohkkái 2. Dánsso fal mu váhkaran 3. Olamuttos letne ain 4. Oidnojuvvon 5. Mu eadni 6. Várjalivččet min vuolláneames 7. Mieđušteapmi 8. Anárjoh’gáttis 9. Oainnestan 10. Vuoi beaivi don eallima addi 11. Áhkánsuolu 12. Rohkos 13. Lean dás.
Mari Boine Persen, nacida el 8 de noviembre de 1956, es una reconocida cantante noruega de origen saami. Su niñez se desarrolló en Gámehisnjárga, un pequeño pueblo situado a la orilla del río Anarjohka, en la municipalidad de Karasjok, en la región de Finnmark, al norte de Noruega. Proveniente de una familia dedicada a la pesca del salmón y la agricultura, Mari creció en un entorno natural y enfrentó la discriminación del movimiento cristiano hacia su cultura lapona, donde el canto tradicional yoik era considerado como algo maligno. En respuesta a esta situación, Mari reivindicó sus raíces a través de su música, fusionando rock, jazz y la música yoik. Su álbum Gula Gula, lanzado en 1989, fue un punto de inflexión en su carrera, y en 2003 recibió el Premio de Música del Consejo Nórdico. En 2009, fue distinguida como “caballero” de la Real Orden de San Olav por su aporte a la diversidad artística. En varias entrevistas, ha manifestado su deseo de compartir sus experiencias a través de la música, lo que le permite sentir que contribuye a la narrativa de su comunidad, fortaleciendo así su conexión con su entorno y las vivencias colectivas de su pueblo.
En su reciente disco, Mari Boine continúa poniendo su mirada en su lugar de origen, su familia y sus antepasados, además de tener muy presente la difusión de su cultura y la defensa y protección de la Madre Tierra. Se puede decir que una experiencia etérea nos invade al escuchar la canción inicial de Alva, Die dien luohkkái (Subiendo esa colina), cuyas primeras estrofas son las siguientes: “Subiendo esa colina arrastré todas mis cargas / A ese lugar donde / tocaste suavemente mi rostro / Aquel día, cuando ya sabías / Que engancharías a tu caballo para el último paseo / En mi corazón guardé el recuerdo / De esa instancia solitaria / Cuando te dejaste ser suave / Cuando dijiste, yo también tropiezo / Incluso yo, no lo sé todo”. En cambio, en su siguiente canción, Dánsso fal mu Váhkaran (Sigue bailando Váhkaran), se aviva el ritmo con unas percusiones omnipresentes. En la canción están presentes miembros de su familia, como sus abuelos o su hijo pequeño, Váhkaran: “Sigue bailando, Váhkaran / Baila para alejar la tristeza / Sabemos cómo hablan / Pero hoy, no nos importará”. Estos dos tipos de canciones son los que vamos a escuchar a lo largo del álbum, es decir unas canciones más atmosféricas y envolventes, combinadas con otras más festivas. Olamuttos letne ain (Todavía al alcance de la mano), se torna una canción de amores difíciles: “Cada uno al alcance del otro / Hombros azulados bajo un elegante gákti / Evitando, evadiendo Intenté y intenté, hice lo mejor / que pude. No estaba dispuesta a aceptar / Que lo mejor sería irse”. Oidnojuvvon (Destino) se presenta melancólica pero esperanzadora, avivada con unos ritmos constantes: “En las horas / más melancólicas Nunca te dejaron sola / Esas largas noches en las que te / sentiste abandonada / Estuvieron ahí a tu lado / Aun así, ese ancho, ancho océano / Tuviste que cruzarlo por tu cuenta / Todo estaba decidido / Hace mucho, mucho tiempo”. Mu Eadni (Madre mía) es una tristísima canción dedicada a su madre, sobre ella comenta Boine: “Madre mía es un canto de amor y lamento por la mujer que me dio la vida, y por todas las mujeres que sufren bajo sistemas que las avergüenzan y subordinan. Como cristiana laestadiana, mi eadni estaba limitada por estrictos roles de género y esa insidiosa asociación de lo femenino con el pecado. Le enseñaron a ser abnegada: que su mayor propósito como mujer era la obediencia”. Várjalivččet min vuolláneames (Evita que nos rindamos) es una especie de plegaria esperanzadora con el fin de mantener a su pueblo unido: “Poder silencioso Danos coraje / para percibirnos como un pueblo, unido / entre la comunidad del mundo”. En el mismo sentido se muestra la canción Mieđušteapmi (A mitad de camino a casa) “Todavía mostrándonos el camino / Tus sabias palabras siguen vivas / Ilumina el camino / Siempre cerca de nosotros / Ilumina el camino / Ilumina el camino / Siempre cerca de nosotros”. Una loa a la naturaleza es Anárjoh’gáttis (Junto a mi hermoso río): “Junto a mi hermoso río Anárjohka / se sienta el hijo / de nuestra abuela a la orilla de Anárjohka / se sienta nuestro amado”. Oainnestan (Destellos) está dedicado a su hijo: ¡Cómo me encantaría darte, hijo / una ciudad llena de luz! / Todavía te veo brillar en destellos / En tus visitas / Cada vez que vienes”. Vuoi beaivi don eallima addi (Oh Behaivi dador de vida) invoca al sol lamentando la deriva del mundo, la degradación de la naturaleza, las guerras: “Oh Beaivi, oh Sol, / Dador de vida. / El estruendo que no es trueno. / El destello que no es relámpago. / Un grito se incendia: el poder hace lo correcto. / Y la razón racional aprieta un botón. / Tan iluminados son los sabios. / Que un dedo meñique puede hacer estallar el mundo”. Áhkánsuolu (Isla de los Ayudantes) es un canto a su isla natal, presente en sus pensamientos y dedicada a todas las mujeres que le han ayudado y a todas las mujeres antepasadas: “Áhkánsuolu / Isla de los ayudantes / Mirándote / mientras tomo mi café / de la mañana / A mi querida madre / A mi áhkku / A mi ur-áhkku / A mi nieta / Toda mi gratitud te doy / Te llevo conmigo a donde quiera que vaya”. Rohkos (Oración), tal como su nombre nos indica, es una oración a la madre tierra: “Oh Eadni, Madre Tierra / Por favor, sostén los frutos del nacimiento / Llévalos a los pastos de verano / Oh Eadni, Madre Tierra / Que alimentes a los niños que nacieron / Dale a cada uno una montaña / y un hogar”. Cierra el disco Lean dás (Siempre estoy aquí), un canto a la Madre Universal, la Fuente Divina, la Dadora de Vida y la Fuerza Creativa. Es un canto esperanzador en el que Mari canta junto a Ella Marie Hætta Isaksen. Mari Boine introduce el tema con estas palabras: “Puede ser difícil mantener la esperanza en estos tiempos oscuros, pero renunciar a la esperanza es perder la voluntad de actuar, de hacernos impotentes”.
Mari Boine combina junto a su banda los instrumentos modernos con los más tradicionales, integrándolos a su cautivadora voz, que se hace presente en cada una de sus composiciones. Nuestra cantautora presenta su música de manera atrayente para el escuchante, con unas letras comprometidas y muy cuidadas. Las melodías nos transportan a un estado de introspección, donde cada nota resuena con una profundidad única. La conexión emocional que se establece desde el primer acorde es innegable. A medida que avanzan las letras, se crea una atmósfera que invita a la reflexión y al disfrute de la belleza musical. Alva se presenta como un viaje sonoro que cautiva desde el primer momento.
Justin Adams voz y guitarras; Mauro Durante voz y percusión; Alessia Tondo voz en Leuca Yousra Mansour voz en Wa Habibi Felice Rosser voz en Tide Keeps Turning.
1. Sweet Release 2. Leuca (ft. Alessia Tondo) 3. Ghost Train 4. Wa Habibi (ft. Yousra Mansour) 5. Silver And Stone 6. Aurora 7. Ithaca Return 8. Qui Non Vorrei Morire 9. Tide Keeps Turning (ft. Felice Rosser) 10. Santu Paulu
Justin Adams es un veterano guitarrista, cantante, compositor y productor inglés. Comenzó a tocar en los ochenta en varias bandas post punk. Posteriormente, grabó y realizó giras con Sinead O’Connor. A finales de los noventa comenzó a producir a la banda francesa Lo’Jo. En un viaje con ellos por el norte de Mali, conocieron a Tinawiren, banda que después produjo. Él mismo lanzó en el 2000 un álbum muy reputado, Desert Road. Gracias al disco, Robert Plant lo reclamó para su banda como guitarrista. Colaboró con el poeta y músico gambiano Juldeh Camara, y juntos lanzaron varias grabaciones. Produjo más tarde un disco del grupo de Salento por excelencia, Canzoniere Grecanico Salentino, grupo especializado en pizzica taranta. Es ahí cuando conoció a Mauro Durante y comenzaron a trabajar juntos.
En cuanto a Mauro Durante, cabe decir que sus padres Daniele Durante y Rossella Pinto fueron socios fundadores del grupo de Salento, antes mencionado. Integraron con 14 años a su hijo en el grupo folclórico, siendo su líder a partir de 2007. Es violinista, percusionista y cantante. Su padre le enseñó los rudimentos del tambor de marco. Cursó violín en el Conservatorio de Lecce. Ha colaborado con Richard Galliano y con Ludovico Einaudi, entre otros, además de ser miembro del grupo de música antigua Accordone.
Justin Adams y Mauro Durante unieron sus talentos para crear un nuevo proyecto musical, cuyo primer resultado fue el aclamado álbum de 2021, Still Moving. En 2024, presentan su continuación, Sweet Release, que se destaca por su riqueza sonora. La pista que abre el álbum, titulada como el propio disco, Sweet Release, se caracteriza por un vibrante ritmo de blues africano, donde la guitarra de Justin se impone, mientras que Mauro complementa con percusiones que enriquecen la atmósfera, además de aportar su voz en el interludio, transmitiendo un mensaje de paz. A continuación, el álbum presenta Leuca, una colaboración con la cantante Alessia Tondo del grupo Canzionere…, que comienza con la suave guitarra de Adams y se desarrolla con las voces de Mauro, quien añade ritmos de taranta, acompañados por las bellas armonías vocales de Alessia. Ghost Train retoma la energía incisiva de la canción inicial, mientras que Wa habibi destaca por la participación de la cantante marroquí Yousra Mansour, donde a su emotiva voz, se une la sentida guitarra de Adams junto al delicado violín de Mauro. Silver and stone ofrece un medio tiempo de blues, y Aurora se presenta como una tonada atmosférica que incorpora la guitarra de Justin y el violín insistente de Mauro, quien también aporta su voz más adelante, inspirándose en una llamada a la oración. La canción Tide Keeps Turning incluye la colaboración de Felice Rosser, y el álbum culmina con Santu Paulu, una pieza emotiva donde Mauro dirige su plegaria al santo Pablo, protector de las picadas de las tarántulas, con una guitarra insistente y ritmos percusivos. La fusión de géneros que logran estos dos músicos es notable; Justin, con su experiencia colaborando con artistas africanos, presenta un sonido que evoca el blues del Magreb, mientras que la pizzica taranta italiana de Mauro, junto a su percusión, crea hipnóticas melodías. Las colaboraciones enriquecen aún más la propuesta del disco.
Imagen de Portada: Parte frontal del Lp “Alva”, de Mari Boine.