Enrique sigue fiel a sí mismo. En cada libro explora un nuevo camino donde la literatura mantiene el centro de la obra.
Embed from Getty ImagesLa novela se centra en dos hermanos relacionados con la escritura. Mas bien, en primera persona nos va relatando Simon Schneider, como ayuda en las citas a su hermano, conocido como Gran Bros, famoso por sus libros y viviendo de forma anónima en Estados Unidos.
Vila-Matas, por medio de su narrador establece una conexión con los escritores Pynchon y Salinger; ambos desaparecidos de la vida pública:
“Por lo que contara un frustrado aspirante a ser su biógrafo, su fobia aumentó nada más hacerse tan célebre en diciembre del mismo año de su llegada. En cualquier caso, la singularidad de aquella aversión, a diferencia de la de otros famosos invisibles, Pynchon o Salinger, estribaba precisamente en que había comenzado a padecerla en el momento mismo de pisar Nueva York, ni antes ni después, tan pronto como llegó a la ciudad y comenzó a escribir la novela que, con mi sigilosa ayuda, tardó pocos meses en dejar acabada”.
El narrador hace de negro del hermano, al que denomina autor distante, recibiendo a cambio una ajustada remuneración. Siente frustración. Su comunicación es únicamente a través de correos electrónicos, donde su hermano mantiene frialdad y cierto menosprecio no exento de ironía:
“Durante veinte años el autor distante encabezó sus correos llamándome asesor, pero también subalterno, subordinado, der Gehülfe (ayudante, en alemán), chupatintas, botarate, teórico críptico…”.
Las citas que el narrador suministra ofrecen a Vila-Matas la oportunidad de desplegar autores queridos y mostrarnos a su vez citas o frases apreciadas, algunas de ellas indagando en los procesos de escritura como la referida por Anthony Burgess: «La misión del novelista no es la de predicar, sino la de mostrar lo que detecta y formular preguntas» o Mario Levrero: «Desde que empecé a escribir, hay textos que los notaba como no-míos» a propósito de un cuento que escribió y siempre tuvo la sensación de habérselo apropiado»Paralelamente el narrador nos introduce en el mundo familiar donde sobresale la personalidad de su tía Victoria:
“… tía Victoria era algo así como la reina de los Reus. Había sido, en sus momentos de mayor esplendor, una mezcla insólita, única, de optimismo, locura y sabiduría. Y para mí, un motivo de orgullo que fuera la gran y verdadera estrella de mi familia”.
Además de Pynchon y Salinger, desfilan por el libro buen número de literatos como Beckett, Joyce, Kafka o Bolaño:
“Me gustaban personas como Kafka y, siempre que caía extenuado yo de vivir en mi mente, me acordaba de Bolaño que había dicho que la literatura de Kafka era la más esclarecedora y terrible (y también la más humilde) del siglo pasado”.
La propuesta del autor reconocido de encontrarse con su hermano en Barcelona proporciona unas páginas memorables en el libro. Ambos se enfrascarán en unos diálogos ingeniosos con la literatura como pretexto, donde vuelven a salir a colación algunos autores, como Michaux en el siguiente diálogo:
“Y dígame, me interrumpió Rainer con gesto de reproche, ¿por qué no me envió usted nunca frases de Michaux?
Fue otra pequeña victoria suya, porque la pregunta sólo logró descolocarme y, además, tenía todo el aspecto de querer unirse a la creación deliberada de una atmósfera muy tirana que me tuviera permanentemente inmovilizado, como esclavo perfecto, a los pies de Su Señoría”.
El libro es otra muestra del buen hacer de Enrique Vila-Matas. El núcleo central estriba en dos posturas encontradas, la pasión por la literatura y su rechazo, en una obra donde está presente la creación, el bloqueo literario, las citas y lo metaliterario; narrado de manera lúdica.
De fondo una debilidad de Vila-Matas, el californiano M. Ward, en uno de sus mejores trabajos, “Transistor Radio” de 2005:
Merge Records 2005.
Deluxe Versión, Bella Unión Records 2014.
Editorial: Seix Barral, edición 2019