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Fiódor M. Dostoievski “Zapiski Iz Podpolia” (1864) Libro, “Memorias Del Subsuelo”, Ed. Cátedra 2016

El inicio del libro anticipa el tono de la obra:

“Soy un hombre enfermo… Soy un hombre rabioso. No soy nada atractivo. Creo que estoy enfermo del hígado…”

Es una obra “oscura” en la que influye la compleja situación personal por la que atravesaba en 1864 Dostoievski: fallece su esposa María Dmítrievna en abril y tres meses después su hermano y confidente, Mijail. Se tiene que hacer cargo de la viuda y los cuatro hijos, además de unas deudas considerables.

Tiene que trabajar sin descanso para poder sobrevivir, en su labor periodística y como escritor. A ello hay que añadir la epilepsia que padecía y el complicado momento político y social; se producen revueltas e incendios en San Petersburgo donde intelectuales rusos están en el punto de mira, entre ellos nuestro autor.

No hay tampoco que olvidar su encarcelamiento y los trabajos forzados que había sufrido años atrás por formar parte del Círculo Petrashevski. Grupo de intelectuales progresistas simpatizantes del socialismo utópico, opuestos al zarismo y la servidumbre en Rusia. Cuando fue liberado por el zar Alejandro II, sintió cierta adhesión a él. Por otra parte, su postura ideológica se fue acercando a los “conservadores eslavófilos” y alejando de los “nihilistas” o “liberales”.

Consta de dos partes bien diferenciadas. Una primera, donde el narrador y “hombre del subsuelo”, comienza a contar sus memorias, en un monólogo que casi parece un diálogo al interpelar a una posible audiencia, en este caso los lectores. No tiene identidad concreta, sabemos que tiene cuarenta años y ha sido funcionario gran parte de su vida. En ella observamos a un hombre enfermizo, lleno de contradicciones y conflictos internos, que va saltando de unos temas a otros, eminentemente filosóficos y metafísicos.
La segunda parte, más narrativa, el narrador se retrotrae a veinte años atrás para contar unos sucesos humillantes que influyeron en él de tal manera que transcurridas dos décadas sigue recordándolos igual que si los estuviera viviendo.

 

Es un libro extraño y complejo que apunta en múltiples direcciones, pero destaca la crítica que Dostoievski plantea sobre el funcionario, el pseudo progreso y el mal uso y abuso de la ciencia.

El hombre civilizado es orgulloso, ambicioso, egoísta. Triunfa el espíritu del funcionario que ambiciona ascender en el escalafón sin importar como; perece en cambio, el viejo espíritu comunitario del pueblo ruso.

Se había establecido un sistema de tablas dentro del funcionariado, organizado con un elevado número de grados y escalafones por los que se iba ascendiendo. El funcionario parecía vivir únicamente en función de ello, sin importar a quien humillar para conseguir sus metas; tanto a propios compañeros como a ciudadanos que atendían.

Dostoievski defendía la ciencia y el progreso pero no a toda costa. Mayor conocimiento científico y progreso para elaborar tablas era absurdo. Catalogar y racionalizar todo implicaba un alejamiento de la comunidad.
El “hombre del subsuelo”, a pesar de haber abandonado su puesto de funcionario hace años, sigue influido por la mentalidad de funcionario. Otro rasgo del funcionario es la soledad al no poder tener amigos y tampoco en quien confiar en los momentos difíciles.

El antihéroe atormentado vive en la oscuridad, debajo del suelo, escondido, semeja un insecto en claro paralelismo con el escarabajo de “La Metamorfosis” de Kafka.
Su enemigo es su doble, es decir, su conciencia. Tema clave también en el libro. Según Dostoievski la propia conciencia es una enfermedad.

Para el autor, el Humanismo ha fracasado. La vida es más trágica de lo que plantea la visión humanista. Defiende la postura de un Realismo trágico. En la segunda parte de la obra parece ir más allá del Realismo, acercándose al Naturalismo en el tema de la prostitución y la concepción Determinista.
Otro rasgo destacable es el tono irónico que Dostoievski emplea en la obra, un tono que se acerca en ocasiones al histrionismo, la parodia y el esperpento.

En poco más de cien páginas Dostoievski deja una de las primeras obras importantes, antesala de sus obras maestras.


Mussorgsky, pianista y compositor contemporáneo de Dostoievski, defendía el Realismo también en la música. Al igual que nuestro autor, padecía epilepsia y tristemente ambos morirían en 1881.
Una de sus obras más importantes fue “Cuadros de una Exposición”, aquí interpretada por la Leipzig Gewandhaus Orchestra
, con dirección de Kurt Masur:

Editorial: Cátedra (Letras Universales), edición 2016.
Edición y Traducción: Bela Martinova.
Retrato de Fiódor Dostoievski (1821-1881) realizado por Vassili Perov en 1872 y propiedad de la galería Tretiakov de Moscú.

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