En el inicio de 1964, el Dr. Martin Orne informó a Anne que había aceptado una propuesta para investigar y enseñar en la Universidad de Pensilvania en septiembre de ese mismo año. Anne sintió desasosiego, una vez que parecía consolidada la terapia. No obstante, se produciría la feliz coincidencia de que a finales de enero, Tillie Olsen le presentó a una amiga psiquiatra de California, Anne Wilder. Wilder era un poco mayor que Anne, muy alegre y fascinada por los literatos. Sintonizaron al momento y entre las dos surgiría una relación de amistad y epistolar prolongada. Sin embargo, Wilder le mencionó que sería difícil reemplazar al Dr. Orne. Para mitigar esta situación, Anne decidió transcribir a máquina un resumen de las sesiones y notas de Orne, junto con las suyas propias, además de enviarle cintas de la terapia para facilitarle la tarea.
Se da la circunstancia de que Wilder padecía la enfermedad degenerativa del “lupus”, conectando en mayor medida Anne con ella, sus sufrimientos y el posible vínculo común del suicidio y la muerte. En torno a ello, le habló Anne, por medio de una carta. Sin embargo, Wilder, con el fin de evitar cualquier tipo de malentendido, se encargó de aclarárselo en otra misiva: “Es posible que esto le suene a trivialidad, pero hasta en mis peores momentos de máxima desesperación he pensado […] que sería una tontería quitarme la vida. Entre otras cosas porque no tardaré en perderla. […] Me encanta la vida y las cosas y objetos que tengo a mi alcance aquí en la Tierra. Las hojas de hierba, por ejemplo”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.). En esta carta, Wilder seguramente le haría otras confesiones sobre la soledad del ser humano ante la muerte, porque Anne le respondió: “Estuve dándole alguna vuelta más a las realidades de la muerte (de la muerte de verdad) después de leer tu carta y pensé, tras tus palabras, que esto era. Ciertamente, lo terrible de morirse… que tienes que hacerlo sola”. (“Anne Sexton: Un autorretrato en cartas” Ed. Linteo, 2015).
En febrero de 1964, compone uno de sus poemas más representativos, “Ganas de morir” (Wanting to die). En él vuelve a incidir sobre el suicidio y la muerte, además del sexo. A Orne le manifestó que no deseaba morir mutilada en un hospital, como su madre. Asimismo le reveló que le fascinaba la muerte de Sylvia Plath, en plena belleza. A Anne Wilder le envió el poema y unas cartas muy interesantes: “Te escribo para compartir un par de ideas. No para escribir sobre ellas sino simplemente para contártelas. De los cuadernos de Camus… “un intelectual es alguien cuya mente se observa a sí misma. Me gusta, porque estoy feliz de ser ambas partes”. Y de algo que leí hace algunos meses y cuya fuente he olvidado… “una vida no comprometida no merece la pena vivirse” […] Mi terapia está degenerando en SEXO. ¡Madre mía, de verdad que hay ciertas cosas que evito, evito, evito! Pero llegamos a ello por la puerta de atrás, empezando por el poema “Querer morir” [VM]… y la discusión del sexo de la muerte. Cuando (según yo) la muerte te agarra y te trata como un trapo, es un hombre. Pero cuando te suicidas es una mujer”. Y también en febrero, de nuevo a Wilde: “[…] Estoy trabajando como una loca en esta (ahora evidente) sección de poemas sobre la muerte. Maxine dice que voy a exorcizar todos mis impulsos suicidas y a librarme de ellos. Creo que sí. ¡Pero tampoco me importa! Una jodida buena idea. Y agradable, además, hacer algo con ello”. (Ambas cartas de “Anne Sexton: Un autorretrato en cartas” Ed. Linteo, 2015). Anne nos recita “Wanting to die”.
Wanting to die /// Since you ask, most days I cannot remember. / I walk in my clothing, unmarked by that voyage. / Then the almost unnameable lust returns. // Even then I have nothing against life. / I know well the grass blades you mention, / the furniture you have placed under the sun. // But suicides have a special language. / Like carpenters they want to know which tools. / They never ask why build. // Twice I have so simply declared myself, / have possessed the enemy, eaten the enemy, / have taken on his craft, his magic. // In this way, heavy and thoughtful, / warmer than oil or water, / I have rested, drooling at the mouth-hole. // I did not think of my body at needle point. / Even the cornea and the leftover urine were gone. / Suicides have already betrayed the body. // Still-born, they don’t always die, / but dazzled, they can’t forget a drug so sweet / that even children would look on and smile. // To thrust all that life under your tongue! — / that, all by itself, becomes a passion. / Death’s a sad bone; bruised, you’d say, // and yet she waits for me, year after year, / to so delicately undo an old wound, / to empty my breath from its bad prison. // Balanced there, suicides sometimes meet, / raging at the fruit, a pumped-up moon, / leaving the bread they mistook for a kiss, // leaving the page of the book carelessly open, / something unsaid, the phone off the hook / and the love, whatever it was, an infection. // February 3, 1964
Ganas de morir (Wanting to die)
Ya que me lo preguntas, muchos días ni me acuerdo.
Camino con mi ropa, sin marcas de ese viaje.
Entonces, la lujuria casi innombrable regresa.
Incluso entonces no tengo nada contra la vida.
Conozco bien las briznas de hierba que mencionas,
los muebles que has colocado bajo el sol.
Pero los suicidas tienen un idioma especial.
Como los carpinteros, quieren saber qué herramientas.
Nunca preguntan por qué construir.
Dos veces me he declarado con sencillez,
he poseído a la enemiga, he devorado a la enemiga,
le he arrebatado su oficio, su magia.
De ese modo, pesada y pensativa,
más caliente que el aceite o el agua,
he descansado, babeando por el agujero de la boca.
No pensé en mi cuerpo en la punta de la aguja.
Incluso la córnea y la orina restante desaparecieron.
Los suicidas ya han traicionado al cuerpo.
No natos, no siempre mueren,
pero encandilados, no pueden olvidar una droga tan dulce
que hasta los niños sonreirían al mirarla.
¡Meterte toda esa vida debajo de la lengua!…
eso, en sí mismo, se convierte en pasión.
La muerte es un hueso triste; magullada, dirías,
y aun así me espera, año tras año,
para con suma delicadeza deshacer una vieja herida,
para vaciar mi aliento de su cruel prisión.
En equilibrio, los suicidas a veces se encuentran,
ansiosos por la fruta, una luna hinchada,
dejando el pan que confundieron con un beso,
dejando la página del libro abierta de cualquier manera,
algo por decir, el teléfono descolgado
y el amor, fuera lo que fuese, una infección.
3 de febrero de 1964
De: Vive o muere (Live or die, 1966) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Le informa a Wilder (a quien también le gusta la literatura, no lo olvidemos), que le encanta ir de librerías, que fue con un amigo y compró un buen surtido de libros: “Cuadernos 1935-1943”, de Camus; “El segundo sexo”, de Simone de Beauvoir; “El infierno”, de Dante; “Una temporada en el infierno”, de Rimbaud, “Muerte de un viajante” de Miller; “La antología de Spoon River”, de Edgar Lee Masters, y otros tantos más.
Orne le buscó un sustituto en primavera, el Dr. Frederick Duhl (en la biografía de Diane Wood se menciona un seudónimo, pero Linda Gray lo revela en el suyo debido a que su nombre apareció en The New York Times). Anne acudía un día a la semana con él y dos con Orne. Además de “Wanting to die”, escribió otros poemas dirigidos de alguna manera hacia sus médicos: “La noche de bodas” (The Wedding Night) y “KE 6-8018”, que era el número de teléfono del Dr Orne, y cuya estrofa final termina así: “No esperaré junto a las vías / contemplando la muerte, / esa piedra solitaria. / Clamaré al niño-hijo que nunca tuve. / Clamaré como un judío ante las puertas. / Marcaré la herida una y otra vez / y tú no cederás / y no habrá nada, / dama negra, nada, / aunque esperaré, /desatada y desoída”. [De: Vive o muere (Live or die, 1966) Traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
A mediados de mayo, Anne y Kayo viajaron por Europa. Por Capri, Roma, Venecia, Zurich, la Selva Negra, París. Aunque estaban disfrutando de su aventura, Anne experimentó altibajos emocionales y, a pesar de no mencionárselo a Kayo, anhelaba regresar a casa.
Había obtenido una beca de la Fundación Ford y retomó su obra de teatro “The Cure”, que cambió al título “Tell me your answer true”. En la obra, fiel a sus temáticas, el personaje principal es una chica que se había suicidado. Gracias a la confección de la obra, trataba de olvidarse de la cercana marcha del Dr. Martin Orne, “su papá, su mamá y su Nana”, tal como le señaló por carta a Wilde.
Compuso un poema para su hija Linda, que cumplía once años, “Niñita, mi judía verde, mi preciosa mujer” (Little Girl, My String Bean, My Lovely Woman). Sus tres estrofas finales: “Ay, niñita, / mi judía verde, / ¿cómo creces? / Así es como creces. / Demasiadas vainas para comérselas todas. // Lo que quiero decirte, Linda, / es que no hay nada en tu cuerpo que mienta. / Todo lo que es nuevo dice la verdad. / Estoy aquí, esa otra persona, / un viejo árbol al fondo. // Cariño, / plántate junto a tu puerta, / segura de ti misma, una piedra blanca, una piedra buena… / Tan excepcional como la risa / encenderás la chispa, / ¡la novedad!”. 14 de julio de 1964 [De: Vive o muere (Live or die, 1966), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.]. Linda refiere episodios turbadores con su madre. Venía a su cama y Linda simulaba estar dormida de lado, escuchando gemidos por parte de su madre y entendiendo que se estaba masturbando. Linda cree que su madre se estaba identificando con ella en ese tránsito hacia la pubertad, en el que se encontraba. La situación en sí le resultaba desagradable.
Anne se desmoronó a finales de julio, mientras el Dr. Orne finalizaba sus preparativos. El Dr. Frederick Duhl se encontraba ausente. Orne ordenó su ingreso en psiquiatría del Hospital General de Massachusetts. Al médico a cargo, Anne lo apodaría “Jack Frost”. Durante una conversación con él, al preguntarle qué tipo de enfermedad tenía, ella respondió que era histérica. Respecto a si era neurótica o psicótica, Anne expresó su temor a la psicosis, ya que temía perder el control, recordando que su abuelo falleció con camisa de fuerza y Nana murió enloquecida. Le cambiaron el tratamiento, pero tenía sus problemas y al darle el alta, el Dr. Dhul, decidió administrarle Thorazine, medicamento que se empleaba con personas con esquizofrenias y desdoblamientos. No se sabía mucho, todavía, de sus contraindicaciones y efectos, que Anne tendría que experimentar, como temblores, distorsiones faciales, sedación, aumento de peso o fotosensibilidad.
Parece que el fármaco volvió más estable a Anne. El inconveniente que más le desagradaba era no poder tomar el sol, tal como le señaló a Wilder en una carta, además de comentarle que se encontraba a gusto con el Dr. Frederick Duhl (en el libro de cartas lo nombran como Deitz): “Hablando de locura… mi lado frenético está bajo control gracias al Thorazine… salvo por un día en Nueva York cuando me olvidé de tomarlo y salí y compré un PERRO de peluche de cuatro pies de alto (es para mí). […] Creo que el doctor Deitz es muy inteligente, muy intuitivo… Todo lo que hago es trabajar… no salgo mucho al sol; no puedo de todas formas por el Thorazine, Deitz muy avergonzado no me advirtió nada. Dijo “pensé que dijiste que ibas a casa a trabajar: ¡no pensé que fueras a salir!”… Le dije que no era raro que escribiera también al aire libre… y especialmente tras dos semanas de estar encerrada a cal y canto en un pabellón sin aire, sin cielo”. (“Anne Sexton: Un autorretrato…”, Op. cit.).
La beca Ford le permitía la representación en un teatro de su obra y Anne eligió el Charles Playhouse de Boston. Ben Shaktman era el encargado de llevar a cabo el proyecto. Se entrevistó con él en un restaurante. Ben manifestó a Diane Wood que Anne estaba radiante, pero se ausentó varias veces al lavabo, a devolver debido a su nerviosismo, según le dijo Anne. Colaborarían hasta marzo de 1965, cuando Ben se trasladó a Nueva York.
Existe una carta desalentadora que Anne envió el 13 de octubre de 1964, a Anne Wilder, a la que Diane Wood no hace referencia. Entiendo que le han modificado la medicación, posiblemente debido a los efectos secundarios del Thorazine, al que Anne parece querer regresar, ya que se encuentra en un estado depresivo con pensamientos suicidas. Se encuentra a la espera de una llamada del doctor Dhul y, mientras tanto, escribe a Wilde: “Anne, no quiero vivir. Sólo te escribo para contártelo, no para avisarte. A él le avisaré. A ti te lo cuento. A él NO ESTOY AMENAZÁNDOLO. A quién voy a amenazar de todos modos, a nadie. Sólo me amenazo a mí. Sólo me mato a mí. A nadie más. Ahora escucha, la vida es encantadora, pero NO SOY CAPAZ DE VIVIRLA. Ni siquiera puedo explicarlo. Sé lo estúpido que suena… pero si supieras como se SIENTE. Estar viva, si, viva, pero ser incapaz de vivir”. (“Anne Sexton: Un autorretrato…”, Op. cit.).
En diciembre se mudaron a Weston, donde vivía Billie y Anne había crecido. La casa, en el 14 de Black Oak Road, con dos plantas, se encontraba en un barrio residencial confortable y con mejor sistema escolar para las hijas. El día de la mudanza, Anne se lo pasó llorando en casa de Sandy Robart, su vecina y amiga, de la que tendría que alejarse. También pusieron un anuncio para tener un ama de casa, que Anne quería, tal como dijo a Wilde, que fuera “como una madre” para las niñas.
Escribió un poema dedicado a Snodgrass, en el que lo comparaba con Ícaro: “To a Friend Whose Work Has Come to Triumph” (de su segundo libro). Sus últimos versos: “¡Da igual que el mar parase su caída! / Mira cómo aclama al sol y se zambulle / mientras su sensato padre a la ciudad huye”. (Traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.). Anne, se identificaba con Ícaro, en el sentido en que el Thorazine le impedía acercarse al sol y frenaba su creatividad. Tenía esperanzas, sin embargo, de conservar algo de Dédalo, si lograba adaptarse al medicamento.
Anne Wilder y Sexton tuvieron un encuentro, habiendo insinuaciones, aunque según Wilder, fue Anne la que lo hizo primero:“… la verdad es que tú, querido Ícaro, fuiste la primera […] en insinuarse […] lo que parece que habías oportunamente olvidado”. Y en otra, le advierte y previene, como sus terapeutas: “¿Crees por un momento que, estando al corriente del polvorín que es tu vida y conociendo tu extrema despreocupación e ingenuidad con respecto a la intimidad, etc., me habría arriesgado no sólo yo sino, lo que es más importante, tú, en esta situación? ¿En serio? ¿Lo crees?”. Anne muy molesta, lo negó: “QUIERO A LINDA (¿te parece extrañó?) QUIERO A MAXINE (¿lo es?) QUIERO AL DOCTOR ORNE (¿lo es?) me refiero a que no es extraño, ¿es sexual? ¿¿lo es?? ¡Por Dios!, ¿¿lo es?? […] Ícaro era puro. ¿Quién lo duda? Me refiero a que, si te escuchara a ti, empezaría a dudarlo” […] (¿Por qué estoy loca? ¿No lo sé? ¡No!) Pero no cambiemos la verdad poética. Tenía un sentido diferente para cada una”. (traducción de las cartas: Roser Berdagué, Op. cit.).
Anne quería viajar a Florida, sin embargo, requería financiar su viaje a través de recitales. El médico le pausó el Thorazine. Fue acompañada por Anne Wilder, la cual, en su primer recital se sorprendió de la disociación existente en Anne, entre la mujer en la vida real y la mujer poeta en la creativa, como reflejó en su diario: “Me siento tan sólo ligeramente sorprendida, mezclada entre el público de sus recitales poéticos, oyéndole decir la VERDAD sobre la condición humana, la posibilidad de sentimientos y experiencias humanas y dándome cuenta después con ciega y antigua percepción de que en la vida real no puede poner esta sabiduría en acción y que tiene tan poca realidad como volar a la luna”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.).
En conversaciones con Diane Wood, Anne Wilder le manifestó su sorpresa por los preparativos de los recitales: las bebidas que llevaba en la maleta, los cigarrillos, las pastillas para dormir, las llamadas telefónicas a Kayo todas las noches, en las que observaba su radical cambio de personalidad: “Aquí tu princesa…”, los trances en los que entraba… Cuando ya llevaban varios recitales, llego un momento en el que Anne le manifestó su amor y se acostaron, le confesó Wilder a Wood. Sobre la experiencia, compondría el poema “Tu cara en el cuello de la perra” (Your Face on the Dog’s Neck). Su primera estrofa inicia así: “Empieza la tarde. / Tú estás sentada en la hierba / con la cara curtida sobre el cuello de la perra. / Ahora mismo / ambas estáis tan quietas como en una foto. / Esa perra sarnosa debería dejar que una mosca la molestara, / debería correr por un campo inmenso, / persiguiendo conejos y mofetas, / acorralando a los gatos, lamiéndose insectos del trasero, / y parar de utilizarte”. 19 de mayo de 1965 [De: Vive o muere (Live or die, 1966), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
A su regreso, Anne se encontraba radiante, pero rápidamente le confesó a Wilder su bisexualidad y que le había gustado estar con ella. Le envió el poema anterior, sobre la experiencia y Wilder le dijo que casi se lo sabía de memoria, de lo que le había gustado. A finales de verano, Anne organizó una cena para Wilder y no se comportó correctamente con ella. Wilder entendió que Sexton quería establecer una barrera entre ellas. Al día siguiente, Anne le pidió perdón. Se seguirían escribiendo y llamando por teléfono, pero la cercanía que tuvieron en mayo, no volvería a producirse. Lo que sí se produjo gracias a esa experiencia de mayo, fue el retorno de la creatividad. Anne rescató unos versos que tenía escritos en una servilleta, “Nota de suicidio” (Suicide Note), elaborando varios borradores hasta dar con el definitivo. El poema tiene dos citas: “Me hablas de narcisismo, pero te respondo que se trata de mi vida” (Artaud), y “En esta hora, dejadme que en cierto modo legue todos los restos a mis hijas y sus hijas” (Anónimo). La última estrofa del poema: “Querida amiga, / por favor, no pienses / que visualizo guitarras tocando / o a mi padre arqueando el hueso. / Ni siquiera espero la boca de mi madre. / Sé que ya he muerto antes: / una vez en noviembre, otra en junio. / Qué extraño volver a elegir junio, / tan concreto con sus pechos y barrigas verdes. / ¡Claro que no tocarán las guitarras! / Obvio que las serpientes no se darán cuenta. / A Nueva York no le importará. / Por la noche los murciélagos aletearán en los árboles, / lo sabrán todo, / verán lo que han percibido todo el día”. Junio de 1965 [De: Vive o muere (Live or die, 1966), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
Volvió a redactar “Un pequeño himno sencillo” (A Little Uncomplicated Hymn), dedicado a Joy, que había dejado incompleto cuando tuvo problemas con la medicación. Una estrofa: “Ay, niña humpty-dumpty, / te llamé Joy, mi alegre Joya. / Ese nombre es un canto en sí mismo. / Al nombrarte así nombré… / todas las cosas que eres… / excepto la cuneta / en la que te dejé una vez, / como una vieja raíz que no enraizaba, / esa cuneta en la que te dejé / mientras navegaba en la locura / sobre los edificios y bajo mi paraguas, / navegué durante tres años / de modo que la primera vela / y la segunda vela / y la tercera vela / se quemaron solas en tu tarta de cumpleaños. / Esa cuneta que tanto quiero olvidar / y que a diario tú tratas de olvidar”. Marzo de 1965 [De: Vive o muere (Live or die, 1966), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
Recuperó un poema anterior al verano en que conoció a Snodgrass, “Yo en 1958” (Self in 1958). En el poema, Anne trata de reivindicar el papel de la mujer, su individualidad, su identidad. En la época en la que vivía Anne, la mujer tenía que dedicarse a las tareas del hogar y a complacer a sus maridos. Nos lo recita Anne.
Self in 1958 /// What is reality? / I am a plaster doll; I pose / with eyes that cut open without landfall or nightfall / upon some shellacked and grinning person, / eyes that open, blue, steel, and close. / Am I approximately an I. Magnin transplant? / I have hair, black angel, / black-angel-stuffing to comb, / nylon legs, luminous arms / and some advertised clothes. // I live in a doll’s house / with four chairs, / a counterfeit table, a flat roof / and a big front door. / Many have come to such a small crossroad. / There is an iron bed, / (Life enlarges, life takes aim) / a cardboard floor, / windows that flash open on someone’s city, / and little more. // Someone plays with me, / plants me in the all electric kitchen, / Is this what Mrs. Rombauer said? / Someone pretends with me— / I am walled in solid by their noise— / or puts me upon their straight bed. / They think I am me! / Their warmth? Their warmth is not a friend! / They pry my mouth for their cups of gin / and their stale bread. // What is reality / to this synthetic doll / who should smile, who should shift gears, / should spring the doors open in a wholesome disorder, / and have no evidence of ruin or fears? / But I would cry, / rooted into the wall that / was once my mother, / if I could remember how / and if I had the tears. // June 1958-June 1965
Yo en 1958 (Self in 1958)
¿Qué es la realidad?
Soy una muñeca de escayola; poso
con los ojos que se abren al abismo sin recalada ni atardecer
en alguna persona barnizada y sonriente,
ojos que se abren, azules, acerados, y se cierran.
¿Soy yo aproximadamente un yo? ¿Migrante en movimiento?
Tengo pelo, ángel negro,
relleno de ángel negro que peinar,
piernas de nailon, brazos luminosos
y ropa de anuncio.
Vivo en una casa de muñecas
con cuatro sillas,
una mesa falsa, un tejado plano
y una gran puerta principal.
Muchos han llegado a este minúsculo cruce de caminos.
Hay una cama de hierro
(la vida agranda, la vida apunta),
un suelo de cartón,
ventanas que se abren relucientes a la ciudad de alguien,
y poco más.
Alguien juega conmigo,
me planta en la cocina con todo eléctrico,
¿es esto lo que dijo la señora Rombauer?
Alguien simula conmigo
—quedo petrificada por sus sonidos—
o me coloca en su cama bien hecha.
¡Creen que yo soy yo!
¿Su calor? ¡Su calor no es un amigo!
Fisgan en mi boca buscando sus copas de ginebra
y su pan rancio.
¿Qué es la realidad
para esta muñeca sintética
que debería sonreír, debería cambiar de actitud,
debería abrir las puertas de par en par con un trastorno completo,
sin tener indicios de ruina o miedos?
Pero lloraría,
enraizada en la pared que
antaño fue mi madre,
si lograra recordar cómo
y si tuviera las lágrimas.
Junio de 1958-junio de 1965
De: Vive o muere (Live or die, 1966) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
En junio, Anne tenía unos veintisiete poemas para su próximo libro, “Vive o muere” (Live or die), pero todavía quería completarlo con algunos más.
Le escribían muchos aspirantes a poeta y Anne solía contestar a todos, ofreciéndoles consejos. En agosto se iba de vacaciones el Dr. Dhul y a Anne le entró terror. Haría regresar a Linda, que estaba con Joy disfrutando de un campamento, con el consiguiente disgusto de la niña.
Le publicaron una antología en Inglaterra, “Selected Poems”, vendiéndose mil ejemplares en corto espacio de tiempo. La escritora, trabajadora social y activista, Lois Ames, quería escribir una biografía sobre Sylvia Plath y contactó con Anne, porque sabía que la había conocido. Anne no pudo ofrecerle la información que hubiera deseado, por el escaso tiempo que pasaron juntas, pero a raíz de ahí, serían buenas amigas, y más adelante le pediría que fuera su biógrafa. Lois Ames iría ocupando poco a poco el hueco que había dejado Anne Wilder. Por otra parte, Lois Ames tenía experiencia clínica y sabía escuchar pacientemente.
A mediados de enero de 1966, ante una camada de cachorrillos dálmatas de su cachorro Penny, le surgió la idea para culminar el manuscrito de “Love or Die” con el poema “Vive” (Live). Lo terminaría el último día de febrero e incluiría la cita: “Vive o muere, pero no lo envenenes todo”, basada en el libro de Bellow, “Herzog”. Los versos finales continúan de esta manera: “Así que digo Vive, / y doy tres vueltas a mi sombra / para alimentar a nuestros cachorros recién llegados, / los ocho dálmatas que no ahogamos, / pese a las advertencias: ¡El aborto! ¡La destrucción! / Pese a los cubos de agua que esperaban / para ahogarlos, para hundirlos hasta el fondo como piedras, / salieron, asomando primero la cabeza, / soltando burbujas de color azul catarata / y hociqueando en busca de las tetillas. / Justo la semana pasada, ocho dálmatas, / 300 g, apilados como un montón de leña, / cada uno / como un / abedul. / Prometo querer a más si llegan, / porque pese a la crueldad / y los atestados vagones de tren rumbo a los hornos, / no soy lo que esperaba. No soy un Eichmann. / El veneno simplemente no funcionó. / Así que no me pasearé en mi turno del hospital / repitiendo La Misa Negra y todo eso. / Digo Vive, Vive porque existe el sol, / el sueño, el nervioso regalo”. Último día de febrero de 1966 [De: Vive o muere (Live or die, 1966), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
Comenzó a escribir en marzo una novela, “Marriage”, que no finalizaría nunca. El Thorazine no ayudaba e incluso su equilibrio mental fluctuaba, costándole escribir. A nivel escolar, a Joy la bajaron un curso en Weston, debido a su nivel inferior de Newton. Los maestros también recomendaron tratamiento psiquiátrico. Anne ironizó que sólo faltaba Linda para completar la terapia familiar.
Por esa época, un equipo de la Televisión Educativa Nacional, solicitó a Anne autorización para realizar un documental. Anne habló de distintas facetas, mostró su lugar de trabajo, su vida familiar y leyó varios poemas.
Este año, mantendría correspondencia con el escritor, poeta, crítico literario y profesor, James Dickey. En la primera parte, ya comenté que criticó negativamente los dos libros de Anne y ella se encontraba dolida. A finales del año anterior, Anne pudo hablar con él tras una conferencia, limando asperezas e iniciando una relación de amistad.
Anne quedó claro que quería ser su amiga, pero nada más. Dickey, le dijo lo mismo. Sin embargo, una noche, encontrándose Dickey ebrio, la llamó pidiéndole que le dijera que lo amaba. Anne accedió y Kayo escuchó la conversación. No parece que se lo tomó muy en serio, porque Anne recibía llamadas frecuentes de poetas y Kayo los consideraba aburridos y lunáticos. Dickey conseguiría este año el National Book Award por la colección de poemas “Buckdancer’s Choice”. Con su novela “Deliverance” (1970), conseguiría popularidad por llevarse al cine en 1972.
Philip Legler, joven profesor y poeta encargado del departamento de inglés del Sweet Briar College de Virginia, le consiguió a Anne un contrato de 500 dólares para dar recitales en Pensilvania, Maryland y Virginia. Anne fue acompañada de Linda, que ya tenía trece años y conocieron a Philip en el recital en el Sweet Briar College. Linda contó que en la fiesta después del recital, su madre mezcló pastillas y alcohol y se insinuó a Philip. La llevaron al motel y Linda pasó una noche angustiosa: “Permanecí despierta aquella noche, preocupada de que hubiese tomado demasiada medicación, dando vueltas en mi cama de muelles hundidos, aguantando la respiración para ver si aún podía escuchar la suya. La noche pasó lentamente y me preguntaba, allí tumbada: «¿Cuántas se tomó? ¿Qué hago si no escucho más su respiración? ¿Cómo la llevo al hospital si ni siquiera sé dónde está?» Cuando el amanecer por fin coló su rosada lengua por las esquinas de las ventanas, estaba demasiado cansada como para seguir preocupándome. A la luz del día pude determinar que aún estaba viva. Habíamos vencido a la larga noche”. (“Buscando Mercy Street” Linda Gray Sexton. Traducción de Ainize Salaberri. Ed. Navona, 2018).
Anne, al día siguiente, decidió enviar una carta a Phil, disculpándose por su comportamiento. Él, cautivado por los encantos de Anne, le escribió una carta de amor acompañada de varios de sus poemas. Estaba casado y su mujer embarazada. Parece que había estado ingresado en un psiquiátrico y atravesaba circunstancias similares a las de Anne. La intensidad de Phil no pasó desapercibida para Anne y le respondió pidiendo que no dejara de enviarle sus cartas: “El problema es como arreglármelas sin ti porque alguien como tú aparece prácticamente nunca. Por el amor de dios sigue escribiéndome incluso si no puedo contestarte todas las veces. Necesito tus cartas como necesito la comida. No le enseñes esta carta a tu mujer. Es de esa clase de cartas de amor que no deberías escribir. ¿Pero por qué no? Los dos estamos locos locos locos y es verdad que vi todo lo que sucedía y tu también”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.). Ambos iniciarían una relación epistolar intensa, con llamadas de teléfono frecuentes.
Anne experimentaba fuertes hemorragias menstruales y temía que pudiera ser cáncer. Por esta razón, tuvo que ser ingresada en un hospital, donde se le realizó una biopsia que confirmó resultados favorables. Finalmente, lograron controlar las hemorragias utilizando “la píldora”. Fueron dos días de internamiento que dieron lugar al borrador de su reconocido poema, “En celebración de mi útero” (In celebration of my uterus), que finalizaría en octubre. Una vez más, Anne se anticipa a su época al abordar temas que solían ser considerados tabú, relacionados con el cuerpo de la mujer y su sistema reproductivo.
En celebración de mi útero (In celebration of my uterus)
Dentro de mí todo son pájaros.
Bato todas mis alas.
Querían arrancarte,
pero no lo harán.
Decían que estabas inmensamente vacío,
pero no lo estás.
Decían que estabas enfermo y moribundo,
pero se equivocaron.
Cantas como una colegiala.
No estás rasgado.
Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
y del alma de la mujer que soy
y de la criatura central y su delicia
te canto. Me atrevo a vivir.
Hola, espíritu. Hola, copa.
Sujeción, cubierta. Cubierta que contiene.
Hola a la tierra de los campos.
Bienvenidas, raíces.
Cada célula tiene una vida.
Aquí hay suficiente para complacer a una nación.
Hay suficiente para que el pueblo posea estos bienes.
Cualquier persona, cualquier región diría de ella:
«Qué año tan bueno este, cuando podemos plantar de nuevo
y esperar con ilusión una cosecha.
Se temía la llegada de una plaga, pero ha sido expulsada».
Muchas mujeres cantan juntas sobre esto mismo:
una está en una fábrica de calzado maldiciendo la máquina,
una está en el acuario cuidando a una foca,
una está aburrida al volante de su Ford,
una está cobrando en la barrera de peaje,
una está atando la cuerda de un ternero en Arizona,
una está montando un chelo a horcajadas en Rusia,
una está trasteando con cazuelas en los fogones en Egipto,
una está pintando su habitación de color luna,
una está muriendo, pero recuerda un desayuno,
una está haciendo estiramientos en su esterilla en Tailandia,
una está limpiando el culo a su hijo,
una está mirando por la ventanilla de un tren
en medio de Wyoming y una está
en cualquier parte y varias están por todas partes y todas
parecen estar cantando, aunque algunas no sepan
cantar ni una nota.
Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
déjame llevar un pañuelo de tres metros,
déjame tocar el tambor por las chicas de diecinueve años,
déjame llevar cuencos para la ofrenda
(si esa es mi función).
Déjame estudiar el tejido cardiovascular,
déjame examinar la distancia angular de los meteoros,
déjame libar en el tallo de las flores
(si esa es mi función).
Déjame hacer ciertas figuras tribales
(si esa es mi función).
Para esta cosa que el cuerpo necesita
déjame cantar
por la cena,
por los besos,
por el correcto
sí.
De: Poemas de amor (Love Poems, 1969) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Robert Clawson, un joven poeta y profesor de Weston High School, había invitado a Anne a dar recitales el año anterior. En junio de 1966, la invitaron a un congreso para ofrecer conferencias y recitales en East Hampton, Long Island, y Clawson la recogió en su coche. Durante el evento, conoció a numerosos escritores, destacando su conexión con la poeta Muriel Rukeyser. En noviembre está leyendo su último libro (que se publicaría en breve) y le escribe una carta: “Todavía tengo “La velocidad de la oscuridad” sobre la mesa. Reluce como si fueran las primeras flores de primavera tras la lluvia, igual que cuando me lo enviaste. ¡La primera parte es demoledora”. (“Anne Sexton: Un autorretrato…”, Op. cit.). Unos versos del libro nos confirman la opinión de Anne: “Yo // Quien desprecia el clítoris desprecia el pene / Quien desprecia el pene desprecia el coño / Quien desprecia el coño desprecia la vida del niño. // Música de resurrección, silencio y surf”. [“The Speed of Darkness” (1968), Muriel Rukeyser].
Anne y Bob Clawson mantuvieron un idilio durante la semana que duró el congreso. Pero el último día, Bob se quedó charlando en un bar y no la acompañó. A Anne le molestó. Al recogerse, Bob pasó por la habitación de Anne y le pareció que estaba acompañada. Al día siguiente, comiendo, ella lo riñó y él le confesó sus sospechas. Anne sacó unos poemas del bolso diciendo que se los había escrito para él, toda la noche (en realidad los había escrito una semana antes para el Dr. Dhul, de quien se había enamorado). Los poemas se titulaban “El beso” (The kiss), “El tacto” (The touch) y “El pecho” (The Breast). Bob se emocionó y le pidió perdón. Anne, le rogó que se fueran los dos a México y se divorciaran (Bob también estaba casado). Sin embargo, a Bob le pareció irreal, llevando a Anne con su familia. De camino a casa, en el ferry, Anne lo pasó muy mal, porque le recordaba al regreso de Montauk con James Wright. Sin embargo, no dijo nada a Bob.
El beso (The kiss)
Mi boca se abre como un corte.
Me he sentido maltratada todo el año, tediosas
noches, nada salvo ariscos codos en ellas
y delicadas cajas de kleenex gritando ¡llorica,
llorica, tontaina!
Hasta hoy mi cuerpo era inútil.
Ahora se rasga por sus cuadradas esquinas.
Rasga las viejas prendas de Mary, nudo a nudo
y mira: se ha llenado hasta los topes de relámpagos.
¡Zas! ¡Una resurrección!
Antaño fue una barca, de madera
y sin ocupación, sin agua salada debajo
y falta de una capa de pintura. No era más
que un puñado de tablones. Pero la izaste, la armaste.
Es la elegida.
Mis nervios se encienden. Los oigo igual que
instrumentos musicales. Donde había silencio
los tambores, las cuerdas tocan sin cesar. Es obra tuya.
Genio puro en funcionamiento. Amor, el compositor ha pisado
el fuego.
De: Poemas de amor (Love Poems, 1969) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Bob le escribió poco después dándole las gracias por esos días de amor y poemas, pero quería establecer simplemente una relación fraternal. Anne se sintió halagada. Sus sentimientos amorosos oscilaban entre Bob y el Doctor. Compuso borradores de los poemas de amor “Love gone” y “Woman at the window”. Los dos poemas los dejó aparcados en una carpeta con el título en palíndromo “Rats live on no evill Star”.
Cuando regresó Maxine Kumin de vacaciones, Anne le expuso la relación que mantenía con su doctor, en la que pagaba dos sesiones de terapia semanales, cuando en realidad lo que había era sexo. Maxine se enfadó mucho y le pidió que consultara con otros profesionales. Anne habló con Lois Ames, quien aconsejó que cambiara de terapeuta. Por una parte, no quería romper con el doctor, pero por otra parte, entendía que debía hacerlo y ante tal tensión tomó una sobredosis de pastillas, teniendo que ingresar dos días en el hospital. No acudió a una consulta mensual que el doctor Orne pasaba en Boston, pero si le informó de su situación, a lo que Orne aconsejó lo mismo que Kumin y Ames. Se desahogó con Ames, le informó de su intento de suicidio, aunque con escasa convicción porque una parte de ella quería vivir. “La adicta” (The Addict), viene muy bien al caso.
La adicta (The Addict)
Ávida de sueño,
ávida de muerte,
con cápsulas en las palmas todas las noches,
ocho cada vez de dulces frascos de farmacia,
me preparo para una excursión en miniatura.
Soy la reina de esta afección.
Soy experta en hacer el viaje
y ahora dicen que soy una adicta.
Ahora me preguntan por qué.
¡Por qué!
¡Es que no saben
que prometí morir!
Sigo practicando.
Me limito a mantenerme en forma.
Las píldoras son una madre, pero mejor,
multicolores y tan ricas como caramelos ácidos.
Estoy a dieta de muerte.
Sí, admito
que se ha vuelto casi una costumbre:
se ventila ocho de golpe, golpe en el ojo,
arrastrada por las rosas, las naranjas,
las verdes y las blancas buenas noches.
Me estoy convirtiendo en una especie de compuesto
químico.
¡Así es!
Mi provisión
de pastillas
tiene que durar años y años.
Me gustan más de lo que me gusto yo.
Tozudas como un demonio, no me sueltan.
Es una especie de matrimonio.
Es una especie de guerra
en la que planto bombas dentro
de mí misma.
Sí,
intento
matarme en pequeñas dosis,
una ocupación inocua.
En realidad, me obsesiona.
Pero recuerda que no hago mucho ruido.
Y, la verdad, nadie tiene que sacarme a rastras
ni me quedo ahí plantada con mi sábana al viento.
Soy una florecilla con mi camisón amarillo
comiendo mis ocho panes de golpe
y en un orden concreto como en
la imposición de las manos
o el sacramento negro.
Es una ceremonia,
pero como todos los deportes,
está llena de reglas.
Es como un partido de tenis musical donde
mi boca atrapa la pelota sin cesar.
Luego me tumbo en mi altar
elevada por los ocho besos químicos.
Menudo abandono es este
con dos rosas, dos naranjas,
dos verdes y dos blancas buenas noches.
Tralará lará…
Ahora estoy en sus manos.
Ahora estoy adormecida.
Primero de febrero de 1966
De: Vive o muere (Live or die, 1966) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
A primeros de agosto salieron de viaje para el safari que Anne le había prometido a Kayo y pagado con el dinero que la beca Ford le había ofrecido. Hicieron parada en Londres hasta que Anne se recuperara. Partieron después hacia Nairobi. Kayo disfrutó en el Serengeti. En Mombasa, Anne pudo disfrutar del sol y la playa, pausando el Thorazine. Desde allí, volaron rumbo a Capri y de nuevo sol y playa.
Anne Sexton, el 7 de septiembre de 1966, escribe a Lois Ames diciéndole que está muy a gusto en Capri, más que en África, con pocos deseos de regresar e incluso asocia su casa con la enfermedad, confía en que la situación con el doctor se haya apaciguado y le revela la escasa afinidad con Kayo: “Tal vez las vacaciones de verano hayan cambiado las cosas con mi médico. El problema es que él es el mejor médico que he tenido… solamente se puso demasiado intenso… Ah, sí, y Kayo y yo estuvimos en Capri hace dos años y aun así parece que ahora nos aburrimos el uno del otro. No tenemos nada que decirnos. Le molesto si le cuento lo que estoy pensando así que a menudo me quedo callada. El safari le fascinó. Su sueño se hizo realidad y no habla de otra cosa. Me alegro de haberlo hecho”. (“Anne Sexton: Un autorretrato…”, Op. cit.).
Regresaron en septiembre, mes en el que se publicó “Vive o muere” (Live or die), con el dibujo “Cabezas góticas” de portada, realizado por su amiga Barbara Swan.
Tuvo división de opiniones, con críticas positivas, en las que valoraban la sinceridad de Anne, y hubo también sus detractores, como Louis Simpson para Harper’s, en tono agresivo y deplorando poemas como “Menstruación a los cuarenta”, o Charles Gullans, quien no los calificaba como poemas, sino como documentos psiquiátricos. Otros críticos la compararon con Sylvia Plath, situando a Anne a un nivel inferior.
El romance con el Dr. Dhul, lejos de apaciguarse se acrecentó. El medico escribía poemas a Anne y la creatividad suya también regresó, finalizando “En celebración de mi útero” (leer más arriba), más nuevos poemas como “La interrogación del hombre de muchos corazones” (The Interrogation of the Man of Many Hearts), “Ese día” (That Day), “Nadar desnudos” (The Nude Swim), “Canción para un camisón rojo” (Song for a Red Nightgown) y “Amar al asesino” (Loving the Killer).
Nadar desnudos (The Nude Swim)
En la parte suroeste de Capri
encontramos una pequeña gruta ignota
donde no había nadie y nosotros
entramos hasta el fondo
y dejamos que nuestros cuerpos perdieran
toda soledad.
Todos los peces que teníamos dentro
escaparon por un instante.
A los peces de verdad no les importó.
No interferimos en su vida personal.
Con calma nos arrastramos sobre ellos
y bajo ellos, sacando
burbujas de aire, globitos
blancos que subían
hacia el sol junto a la barca
donde el marinero italiano dormía
con la gorra sobre la cara.
El agua tan limpia que se podía
leer un libro a través de ella.
El agua tan densa que se podía
flotar sobre el codo.
Me tumbé encima como en un diván.
Me tumbé igual que
la Odalisca con pantalón rojo de Matisse.
El agua era mi extraña flor.
Hay que imaginarse a una mujer
sin toga ni pañuelo
en un sofá tan hondo como una tumba.
Las paredes de esa gruta
eran de azul multicolor y
me dijiste: «¡Mira! Tus ojos
son de color mar. ¡Mira! Tus ojos
son de color cielo». Y mis ojos
se cerraron como si de pronto
se avergonzaran.
De: Poemas de amor (Love Poems, 1969) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Sus relaciones con sus amantes comenzaron a frustrarse. Bob contemporizaba y el doctor Dhul, al descubrir un poema su esposa, decidió poner fin a las relaciones.. Se aproximaba su cumpleaños, una fecha conflictiva en la que se solía infringir castigos, y el mismo día de su cumpleaños cayó por la escalera fracturándose la cadera. Tuvo que ser operada, permaneciendo ingresada diez días en el hospital, y desde allí escribió los poemas “La fractura” (The break), en alusión a su rotura física y amorosa, y el ajuste de cuentas con el doctor que es el poema “Para mi amante, que regresa con su esposa” (For my lover, returning to his wife), donde Anne recupera imágenes de los versos que le había enviado Dhul. Recita Anne Sexton.
For my lover, returning to his wife /// She is all there. / She was melted carefully down for you / and cast up from your childhood, / cast up from your one hundred favorite aggies. // She has always been there, my darling. / She is, in fact, exquisite. / Fireworks in the dull middle of February / and as real as a cast-iron pot. // Let’s face it, I have been momentary. / A luxury. A bright red sloop in the harbor. / My hair rising like smoke from the car window. / Littleneck clams out of season. // She is more than that. She is your have to have, / has grown you your practical your tropical growth. / This is not an experiment. She is all harmony. / She sees to oars and oarlocks for the dinghy, // has placed wild flowers at the window at breakfast, / sat by the potter’s wheel at midday, / set forth three children under the moon, / three cherubs drawn by Michelangelo, // done this with her legs spread out / in the terrible months in the chapel. / If you glance up, the children are there / like delicate balloons resting on the ceiling. // She has also carried each one down the hall / after supper, their heads privately bent, / two legs protesting, person to person, / her face flushed with a song and their little sleep. // I give you back your heart. / I give you permission — // for the fuse inside her, throbbing / angrily in the dirt, for the bitch in her / and the burying of her wound — / for the burying of her small red wound alive — // for the pale flickering flare under her ribs, / for the drunken sailor who waits in her left pulse, / for the mother’s knee, for the stockings, / for the garter belt, for the call — // the curious call / when you will burrow in arms and breasts / and tug at the orange ribbon in her hair / and answer the call, the curious call. // She is so naked and singular. / She is the sum of yourself and your dream. / Climb her like a monument, step after step. / She is solid. // As for me, I am a watercolor. I wash off.
Para mi amante, que regresa con su esposa (For my lover, returning to his wife)
Ella está por todas partes.
Fue fundida con cuidado para ti
y sacada del molde de tu infancia,
sacada del molde de tus cien campesinas favoritas.
Ella siempre ha estado allí, amor mío.
En realidad, es exquisita.
Fuegos artificiales en la aburrida mitad de febrero
y tan real como una olla de hierro fundido.
Aceptémoslo, yo he sido momentánea.
Un lujo. Un flamante velero rojo en el puerto.
Mi pelo se elevaba como el humo por la ventana del coche.
Almejas finas fuera de temporada.
Ella es más que eso. Es lo que tienes que tener,
ha hecho crecer tu crecimiento práctico y tropical.
Esto no es un experimento. Ella es toda armonía.
Se encarga de los remos y los toletes de los botes salvavidas,
ha puesto flores silvestres en la ventana para desayunar,
se ha sentado junto al torno del alfarero a mediodía,
ha sacado adelante a tres hijos bajo la luna,
tres querubines dibujados por Miguel Ángel,
lo ha hecho con las piernas extendidas
en los terribles meses en la capilla.
Si alzas la vista, los niños están ahí
como delicados globos que descansan en el techo.
También los ha llevado a cuestas por el pasillo
después de cenar, con la cabeza discretamente inclinada,
dos piernas que protestaban, persona a persona,
su cara enrojecida por una melodía y el pequeño sueño de sus hijos.
Te devuelvo tu corazón.
Te doy permiso…
para el detonador dentro de ella, latiendo
furioso en el polvo, para la zorra que hay en ella
y para enterrar su herida…
para enterrar viva su pequeña herida roja…
para el pálido ardor titilante bajo sus costillas,
para el marinero borracho que espera en su pulso izquierdo,
para la rodilla de la madre, para las medias,
para el liguero, para la llamada…
la curiosa llamada
cuando te hundas en brazos y pechos
y tires del lazo anaranjado de su pelo
y respondas a la llamada, la curiosa llamada.
Ella, tan desnuda y singular.
Ella es la suma de tu ser y tu sueño.
Sube por ella como un monumento, paso tras paso.
Ella es sólida.
En cuanto a mí, soy una acuarela.
Me diluyo.
De: Poemas de amor (Love Poems, 1969) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
En la convalecencia trató de recuperar su novela, pero nunca llegaría a terminarla. Tuvo que permanecer en la cama de su estudio durante dos meses. Apenas escribió. Recibió una carta del Hermano Dennis Farrell, anunciándole que ya no era monje, y Anne le respondió contenta por saber de él, pero no volvería a recibir más cartas de Farrell. Contó con la ayuda de una enfermera, Joan Smith, vecina de Kumin. Joan era admiradora de su poesía y se convertiría en una amiga hasta su muerte. Joan permanecería nueve meses en su casa, no sólo los dos de convalecencia. Por lo visto, Anne necesitaba alguien que organizara la casa, a pesar de tener una asistenta llamada Mary. Joan, le ayudaba en los ejercicios de recuperación y hacía prácticamente de su secretaria, le ordenaba los documentos e incluso más adelante, hizo de chofer para ella. Anne retomaría sus sesiones de terapia con el doctor Dhul, enfocándose exclusivamente en su enfermedad. Comenzaría a trabajar otra persona en su casa, Jean Moulton, persona discreta y competente. Jean pasaba a máquina las cartas y poemas que le dictaba Anne. Después, lo haría a través de un dictáfono.
Cuando pudo sentarse, en febrero de 1967, escribió tres poemas nuevos: “Canción de luna, canción de mujer” (Moon Song, Woman Song), “Todos conocéis la historia de la otra” (You All Know the Story of the Other Woman) y “Una tarde de primavera” (It Is a Spring Afternoon). Meses después escribió otros dos poemas de amor: “La balada de la masturbadora olvidada” (The Ballad of the Lonely Masturbator) y “Descalza” (Barefoot), que seguramente tenía relación con la semana que disfrutó junto a Bob Clawson a la luz de la luna, en la playa de East Hampton.
Descalza (Barefoot)
Amarme cuando me quito los zapatos
significa amar mis largas piernas morenas,
dulces queridas mías, buenas como cucharas:
y mis pies, esos dos chiquillos
a los que dejo jugar desnudos. Intrincados bultos
son mis dedos. Libres de ataduras.
Y, lo que es más, mira las uñas de los pies y
las juntas de articulaciones prensiles y
las diez fases completas, raíz a raíz.
Tan alegres y asalvajados, este
fue a por leña, este la cortó
y este se quedó. Largas piernas morenas y largos dedos morenos.
Más arriba, querido mío, la mujer
llama a sus secretos, casitas,
pequeñas lenguas que te narran.
No hay nadie salvo nosotros
en esta casa de la lengua de tierra.
El mar lleva una campana en el ombligo.
Y yo soy tu ramera descalza durante
una semana entera. ¿Te apetece salami?
No. ¿No preferirías un whisky?
No. En realidad, no bebes. Solo me bebes
a mí. Las gaviotas matan peces,
chillando como críos de tres años.
El oleaje es narcótico, exclama
Yo soy, yo soy, yo soy
toda la noche. Descalza,
tamborileo por tu espalda.
Por la mañana corro de puerta en puerta
por la cabaña jugando a pillar.
Ahora me agarras por los tobillos.
Ahora te abres paso por mis piernas
y llegas a perforarme en mi marca de hambre.
De: Poemas de amor (Love Poems, 1969) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Recibió el Premio Shelley Memorial de la Poetry Society of America, un premio concedido a la excelencia de su obra. Y a finales de mayo de 1967, le llegó una llamada en la que le informaban de la concesión del prestigioso Premio Pulitzer, otorgado por la Universidad de Columbia a su libro del año anterior, “Vive o muere” (Lover or die). Era un premio que Anne soñaba y se lo solía recordar al Dr. Orne en las sesiones, años atrás. Hasta Kayo se alegró y se presentó en casa con champán y flores. Recibió multitud de llamadas y visitas de amigos y escritores. También su concesión le proporcionó contratos de conferencias y lecturas de poemas. La cadena NET le grabó un semblante y lecturas de poemas, lo que le proporcionó mayor difusión. También recibiría un gran número de cartas de aspirantes a poeta. En la foto inferior, Anne Sexton recibe la llamada de la Universidad de Columbia, como ganadora del Premio Pulitzer.
Cuando se encontraba más recuperada (aunque le quedaría siempre una cojera), viajó a Nueva York para una junta de Teachers and Writers Collaborative. Herbert Kohl había recibido fondos y contó con la colaboración de Robert Clawson y Anne Sexton, para ser escritores residentes. Conoció a su agente literaria, Cindy Degener y al dramaturgo, poeta, crítico y editor de poesía de The New Yorker, Howard Moss, quien le estaba publicando sus poemas.
A raíz del Pulitzer, le publicaron “Live or die” en Inglaterra. Ted Hugues la invitó en julio para la presentación en el Festival Internacional de Poesía, de cinco días de duración. Iría acompañada de Lois Ames. En el avión también viajaba Anthony Hecht, quien también había sido invitado. Anne llevaba una silla de ruedas porque se resentía de la cadera.
Anne protestó porque no habían invitado a mujeres poetas. En realidad, la poeta rusa Bella Akmadulina, sí había sido invitada, pero le negaron el visado en Rusia. Y sólo fue invitada otra poeta, la austríaca Ingeborg Bachmann, además de Anne.
Realizaría dos breves recitales, uno junto a Pablo Neruda y Auden, en el que le correspondían diez minutos, excediéndose tres, con el consiguiente enfado de Auden. A pesar de su brevedad, para muchos fue memorable. En el segundo recital, al finalizar, extendió los brazos como si quisiera abrazar a los presentes y lanzó un beso, causando revuelo. Según el crítico, poeta y editor de Anne en Inglaterra, Jon Stallworthy, el gesto del beso fue muy mal recibido por los presentes debido a la “flema inglesa”, pero lo cierto es que Anne fue quien mayor atención de la prensa recibió. Anne estaba muy contenta porque había conocido a Neruda, a quien se lo había descubierto James Wright. Conoció también a Allen Ginsberg y tenía muchas ganas de conocer y charlar con John Berryman.
Volvió a encontrarse con Spender, a quien no veía desde 1960. Conoció a los poetas Nathaniel Tarn, George MacBeth y el poeta israelí Yehuda Amichai, con los que mantendría cierta correspondencia. MacBeth le grabó una entrevista para la BBC, donde le pidió que leyera “The addict”, poema que le gustaba mucho. Ambos disfrutaron mucho la entrevista y al terminar, deambularon por las calles de Londres, entraron en un pub, cenaron y de vuelta al hotel, se acostaron juntos.
Se reencontró un día con su antiguo amigo del instituto, el psiquiatra Michael Bearpark. Cenaron y Anne le pidió que la acompañara al hotel y que se quedara allí hasta que se quedara dormida. Bearpark confesó a Diane Wood que le resultó violento, debido a su profesión, observar como Anne mezclaba tranquilizantes, antidepresivos y barbitúricos, de manera indiscriminada. Al día siguiente, Lois Ames y Anne fueron a visitar al joven poeta y profesor en una escuela de mujeres, D. M. Thomas, quien en 1966 le había escrito diciendo que sus alumnas estaban afectadas por sus poemas y que él esperaba con expectación por su obra futura. Thomas las llevó al pueblecito de Woebly donde se encontraba el hostal “Unicorn Inn”, en el que se había alojado Rilke y que había reservado para ellas. Al día siguiente, junto a un colega de Thomas, viajaron por un país vecino y Anne le regaló unos versos escritos en una servilleta. Thomas, luego los emplearía para una elegía. Ambos se besaron apasionadamente. Thomas no pudo acompañarlos a cenar con Ted Hugues. Ames pudo ver Court Green, la casa y alrededores que había reflejado Sylvia Plath en los poemas.
Salvo sus encuentros con los poetas ingleses, Anne no regresó muy satisfecha de Inglaterra. Recibiría cartas animosas de Hugues, Thomas y MacBeth, en resarcimiento. Debido al reposo prolongado por la cadera, Anne había engordado unos catorce kilos y Maxine la hacía pasear o nadar.
Bob Clawson y Anne, comenzaron las clases en Wayland High. Tras las clases comían en la casa que Bob tenía en Wayland y se iban a tomar unas copas al Red Coach Grill. Durante las clases, Anne no quería quedarse sola, y en una ocasión en la que Bob tuvo que ausentarse, regresó para encontrarla en trance frente a unos alumnos desconcertados. En las clases inició el poema “Papá y mamá bailan” (The papa and mama dance). A partir de estas clases, surgió la idea de poner música a los poemas de Anne, lo que más tarde daría lugar al grupo de rock itinerante, “Anne Sexton and Her kind”.
A principios de diciembre, el Dr. Dhul tuvo que ausentarse tres semanas y Anne compuso el extenso poema secuencial “Dieciocho días sin ti” (Eighteen Days Without You), en el que va desgranando versos día a día de la ausencia del doctor, lo que denota que la complicidad sexual seguía existiendo. Sus tres últimas estrofas: (18 de diciembre)”Píllame. Soy tu enfermedad y contagio. / Por favor, ve despacio por todo el torso, / dibuja gotas y bocas y árboles altos / y oes, un pequeño grafiti y un tímido hola / porque agarro, mordisqueo, levanto, complazco. // Dibújame buena, cálida como el caldo. / Tráeme tu muñeca huesuda y tu / extraño, don Amarre, extraño cuerno obstinado. / Amor, tráeme una hora de ondulaciones, porque / esta es la música para la que nací, para esto valgo. // ¡Plásmame! Estate alerta, mi acróbata / y seré madera suave y tú el clavo / y haremos ardientes hornos para las tartas / y te acurrucarás en mi diminuta cárcel / y cenaremos juntos, y con eso basta, / con eso basta”. [De: Poemas de amor (Love poems, 1969), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.]. El borrador del poema lo llevó para compartirlo con Bob Clawson y otro profesor muy al gusto de Anne, John Clark. Todos iban aportando ideas y por la noche, Anne se quedaba hasta las tres para irle dando forma. Se encontraba muy ilusionada con la vuelta de la creatividad.
La poesía de Anne se iba reconociendo por su empleo del símil, las estructuras repetitivas, las imágenes surreales, las metáforas, la mezcla de sufrimiento y humor negro y el golpe de “sonido”, que en castellano, obviamente, varía de su original inglés.
Seguiría componiendo nuevos poemas en el invierno de 1968, como “Los bombarderos” (The firebombers), de temática antibelicista (que integraría en su libro de 1972, “El libro de la locura”). Y para el próximo libro, “Sólo una vez” (Just once) y “Nosotros” (Us), un poema sensual exultante, de liberación y celebración de los cuerpos. Recita Anne Sexton.
Us /// I was wrapped in black / fur and white fur and / you undid me and then / you placed me in gold light / and then you crowned me, / while snow fell outside / the door in diagonal darts. / While a ten-inch snow / came down like stars / in small calcium fragments, / we were in our own bodies / (that room that will bury us) / and you were in my body / (that room that will outlive us) / and at first I rubbed your / feet dry with a towel / because I was your slave / and then you called me princess. / Princess! // Oh then / I stood up in my gold skin / and I beat down the psalms / and I beat down the clothes / and you undid the bridle / and you undid the reins / and I undid the buttons, / the bones, the confusions, / the New England
Nosotros (Us)
Yo estaba envuelta en pieles
negras y pieles blancas y
tú me las quitaste y entonces
me pusiste bajo la luz dorada
y luego me coronaste,
mientras fuera la nieve azotaba
la puerta en dardos diagonales.
Mientras un palmo de nieve
caía como estrellas
en fragmentitos de calcio,
tú y yo estábamos en nuestros cuerpos
(ese aposento que nos enterrará)
y tú estabas en mi cuerpo
(ese aposento que nos sobrevivirá)
y al principio te sequé
los pies con una toalla
porque era tu esclava
y luego me llamaste princesa.
¡Princesa!
Ay, entonces
me incorporé con mi piel dorada
y solté los salmos
y solté las prendas
y tú quitaste el freno
y tú quitaste las riendas
y tú quitaste los botones,
los huesos, las confusiones,
las postales de Nueva Inglaterra,
la noche de enero a las diez,
y nos elevamos como el trigo,
acre tras acre de oro,
y cosechamos,
sí, cosechamos.
De: Poemas de amor (Love Poems, 1969) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
En la primavera de 1968, los poemas de amor de Sexton comenzaron a aparecer en The New Yorker y otras publicaciones. Envió el manuscrito de “Love Poems” (Poemas de amor) a Houghton Mifflin. En la editorial, se encontraba la editora Brigitte Weeks, quien también trabajaba en Boston Magazine. Quiso que los bostonianos conocieran mejor a su residente, y entrevistó a Anne.
En “Poemas de amor”, Anne no indica fechas, pero sí los ordena para que tengan una especie de secuencia en la que un poema lleva a otro y así sucesivamente.
El poeta C. K. Williams, todavía era un desconocido y envió a Anne el manuscrito de “Lies”. Anne le escribió una carta elogiando su poesía, incluso manifestándole envidia por su manera de escribir. Mediará para que la editorial Houghton Mifflin se lo edite, pero antes, quedó con él en Weston. C. K. le confesó a Diane Wood: “Nos sentamos y pasamos revista a todos los poemas. Me dejó atónito, fue algo espectacular. Se sabía todos los versos uno por uno. Anne sabía los versos con los que yo no me sentía seguro, habría podido seleccionarlos uno por uno… Siempre he creído — lo que constituye una digresión— que el papel que ella desempeñó en poesía, de alma doliente del universo no le hizo justicia. En el aspecto técnico era muy pero que muy sagaz, maravillosa”. En la editorial pusieron reparos a algunos poemas y Anne lo zanjó diciendo que positivos o negativos, los poemas tenían vida. Accedieron y publicaron “Lies”, unos meses después. Su libro de poemas “Repair”, conseguiría el Premio Pulitzer en el año dos mil. Un poema del mismo:
Suciedad /// Mi abuela me lava por dentro la boca / con jabón; ha pasado más de medio siglo / y todavía viene a mí / con aquella cruel, dura barra amarilla. / Todo por una palabra que dije, / que ni siquiera dije, sólo repetí, / pero Abre, dice, ¡abre la boca! / sujetándome la cabeza con la mano. // Ahora sé que su vida fue dura; / perdió tres hijos cuando eran bebés, / luego se murió su marido, también, / dejándola con hijos pequeños, sin dinero. / Me sostenía ante el fregadero para mear / porque nunca había sitio en el baño. / Pero, ¡oh, aquel jabón! ¿Fue quizá su acre sabor / lo que hizo de mí un poeta? // La calle en que vivía no estaba pavimentada, / un apartamento de dos habitaciones estrechas y / la fétida cocina en la que me cazó al acecho. / ¿Me atrevo a admitir que después de aquello / nunca volví a quererla realmente? / Vivió hasta los cien, y ni así. / Fue una época triste, de penurias, / pero nunca, hasta ahora, la quise de nuevo. (“Reparación” C. K. Williams Traducción de Jaime Priede, Bartleby Editores, 2007)
A Anne le interesaba el taller de poesía para pacientes con trastornos emocionales que C. K. había abierto en el Instituto del Hospital de Pensilvania, en Filadelfia. También había trabajado con adolescentes conflictivos como terapeuta de grupo. Anne llevaría a cabo un taller de poesía similar para los pacientes del McLean a lo largo del año siguiente.
Harvard había solicitado a Anne el recital anual de la ceremonia inaugural de nuevos miembros, un gran honor. Anne quiso compartir ese momento con Kayo y el 11 de junio se llevó a cabo la ceremonia. Paul Brooks se sintió orgulloso y los acompañó. Dos trágicos eventos habían ocurrido recientemente, el asesinato de Martin Luther King dos meses atrás y el asesinato de Kennedy una semana antes, por lo que Anne decidió dedicarle su recital. La sociedad Phi Beta Kappa de Harvard la nombró miembro honorario, siendo la primera mujer en lograrlo.
Tanto Bob como Anne no obtuvieron la renovación de sus contratos como poetas residentes en Wayland High School, sin embargo, Bob decidió continuar con la idea de la banda de música para los poemas de Anne. Anne recitaba el poema y el grupo de músicos tocaba a la vez. En la siguiente imagen un cartel promocional y un vídeo con un recitado de Anne junto a sus músicos.
Anne tenía la intención de que sus poemas, junto con la banda de música, alcanzaran a un público más amplio, al igual que lo hacían Bob Dylan, Janis Joplin o The Beatles. A Maxine Kumin no le gustaba, consideraba los recitales teatrales y melodramáticos, pero a Linda, la hija de Anne, como a sus amigos, le encantaba. Eso era lo que quería Anne, que el público joven se interesara. Con el grupo adquiría un carácter contracultural, alejado de formalismos. Organizarían conciertos de forma periódica.
A Anne le gustaba compartir sus logros con Kayo y juntos viajaron en agosto por las Bermudas. Kayo supo ejercer el papel de consorte de su mujer, quien iba adquiriendo los visos de una celebridad. Era una persona afable y se había ganado la admiración de los amigos de Anne.
En 1969, Cindy Degener, la agente literaria de Anne, presentó la obra de teatro “Tell me your answer” a Charles Maryan, un joven director. A él le interesó y se la transmitió a Wynn Handman, director del American Place Theater. El camino se allanó cuando Anne recibió la beca Guggenheim para llevar a escena la obra. En abril, Handman se reunió con Maryan y Anne en Nueva York para discutirlo y se consideró necesario reformarla. Anne decidió cambiarle el nombre a “Mercy Street”.
En febrero de 1969 se publicó “Poemas de amor” (Love Poems), con críticas positivas, vendiéndose cuatro mil ejemplares en un mes.
El tema más espinoso era la conducta del Dr. Dhul, que Anne Wilder reprobaba. Es cierto que Anne se encontraba mejor que nunca a nivel emocional, pero los encuentros sexuales tenían que llegar a su fin. El Dr. Orne, quien mantenía terapia con Anne una vez al mes, intervino y acordó reunirse con Anne y el Dr. Dhul para discutir el asunto. Ambos médicos estuvieron muy correctos y se elogiaron mutuamente por los avances que había conseguido Anne. El Dr. Dhul se comprometió a transferir a otro terapeuta a Anne, favoreciendo un cambio lo menos traumático posible. En el mes de mayo, la doctora Constance Chase (Es un pseudónimo) asumió la terapia de Anne, estableciendo como requisito que no consultara al Dr. Orne en ningún asunto relacionado con la terapia.
Anne se trasladó una semana a Nueva York, para los ensayos de la obra en los estudios de Handman. Tuvo un admirador australiano llamado Brian Sweeney, que le enviaba flores todos los días. Pero el 8 de mayo Kayo le anunció que su hermana Joan había fallecido en accidente de automóvil mientras se encontraba de luna de miel. Se había casado tan sólo seis días antes. Tenía treinta y ocho años. Anne tuvo que regresar precipitadamente ante la desolación de su marido, de su suegra y de las niñas.
En verano, Anne tenía un buen número de conciertos con la banda y otros tantos recitales poéticos. Con motivo de la histórica llegada del Apolo II a la luna el 20 de julio de 1969, recibió peticiones para participar en conmemoraciones y apareció en un suplemento especial del New York Times, su poema “Moon song, woman song” [Primera estrofa: “Estoy viva de noche. / Estoy muerta por la mañana, / una vasija vieja que agotó su aceite, / de huesos pálidos y desolados. / Ni un milagro. Ni un destello”. De: Poemas de amor (Love Poems, 1969) Traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
El director de la obra de teatro se reunió en diversas ocasiones en casa de Anne y quedó sorprendido del papel de enferma que ejercía en la casa. Kayo actuaba como maestro de ceremonias y las niñas ejercían su papel para que su madre se encontrara a gusto.
Más perturbador era el comportamiento que Anne seguía manteniendo con Linda (ya con dieciséis años), quien contó a Wood y también explicó en su libro, que un día su madre le pidió que durmiera con ella en la cama grande al no estar Kayo. Linda accedió y estando dormida, se despertó de repente, sintiendo a su madre restregándose sobre ella y besándola en la boca, lo cual le causó repulsión y la obligó a levantarse rápidamente, sintiendo náuseas y vomitando, su madre se acercó y le acarició la cabeza. Anne entregó a Maxine Kumin este año una carta dedicada a Linda, por si un día le pasaba algo. Cuando murió su madre, Linda pudo leer la carta: “En la carta que mi madre le dio a Maxine para su custodia en 1969, hacía alusión a la confusión que sentía entre Nana y yo. «Me pregunto si tu “yo sexual” será feliz. Mi relación contigo es igual que la que tuve con mi nana.» Mientras leía detenidamente el prácticamente definitivo borrador de Diane, volví a entrar una vez más en ese período de nuestro tiempo juntas en el que mi madre estaba consumida por el incesto descrito en Mercy Street, incesto que aún ardía muy vivamente en su inconsciente. En mi mente hervían nuevas preguntas y conclusiones. Cuando mi madre venía a mi cama y se masturbaba contra mí, ¿estaba reproduciendo, quizás, lo que pudo haberle sucedido de niña y lo que también le estaba ocurriendo en el escenario de Mercy Street a Daisy?”. (“Buscando Mercy Street” Linda Gray Sexton. Traducción de Ainize Salaberri. Ed. Navona, 2018). La obra de teatro mantenía contenido similar, con vínculos extraños padre con hija, tía abuela con sobrina nieta.
Anne se trasladó a Nueva York en septiembre para participar en los ensayos y la preparación de la obra, que se estrenaría en octubre. Durante dos meses, se estableció con la compañía de su amiga Lois Ames. La actriz Marian Seldes, quien formaba parte del elenco, recordaba a Anne como una fuerza de la naturaleza: “Era algo que llevaba dentro y que gritaba: “Estoy viva, estoy viva, estoy que ardo, me quemo.” Sí, estas son las palabras que busco, “Me quemo, como te acerques demasiado te vas a quemar”. Verdaderamente era así”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.).
La obra se estrenó el 3 de octubre y obtuvo críticas dispares, permaneciendo en cartel hasta finales de noviembre. Pero Anne se convenció de que no era una mujer de teatro, pese a la grata experiencia con los actores. Mientras tanto, las giras con la banda de música continuaban. Se desplazaron a otros estados, pero Anne era reticente a los vuelos en avión, teniendo que realizarlos por carretera, con el consiguiente cansancio. Cuando la banda se disolvió en 1971, Anne por un lado, se sintió aliviada.
A finales de año, escribió a Anne Wilder para compartir su experiencia en el mundo del teatro, su bloqueo creativo, su reducción en el consumo de alcohol, su aumento de peso, su gusto por las obras “Matadero cinco” y “Madre noche” de Vonnegut, y la emocionante noticia de un contrato como profesora en la Universidad de Boston para enero de 1970.
El invierno de 1970 comenzará a componer los poemas de su siguiente libro, “Transformaciones” (Transformations). Su origen nos lo explica Linda, su hija: “Una tarde mi madre vino a la cocina y me encontró con mi habitual bol de sopa de verduras y con un libro apoyado en el salero.«¿Qué estás leyendo, cariño?» Giré el lomo azul hacia ella. «A los Grimm», contesté, sin mirarla apenas. «Nunca te cansas de esas historias, ¿verdad?» Se sentó a mi lado, murmurando, el humo de su cigarro elevándose en espirales. Eso era cierto, pensé. Había leído y releído con asiduidad aquellos cuentos de hadas: me encantaba su humor oscuro e inteligente, el tacto rugoso de sus páginas, la gruesa encuadernación cayéndose a cachos tras tanto amor… «¿Cuáles son tus favoritas?» Cogió una servilleta de papel… Cuando terminé, tenía una lista bastante larga y se marchó a su estudio. Yo volví a mi libro. Poco después me enseñó un poema, «Juan de Hierro», y después «Blancanieves». Amé todos y cada uno de los poemas que llenaban su carpeta negra, como si fuesen una tribu de niños. Se convirtieron en el libro Transformaciones, que me dedicó. También la amé por ello”. (“Buscando Mercy Street”, Op. cit.).
Eran un regalo para su hija, pero algún poema como “El príncipe rana”, estaba dedicado a su terapeuta. Unas estrofas: “Doctora, / mamá Brundig, / quítate las lentillas, / quítate la peluca. // Escribo para ti. / Entretengo. / Pero las ranas caen / del cielo como lluvia. // Las ranas llegan / con fea furia. / Eres mi jueza. Eres mi jurado. // Estamos catalogando / mis remordimientos. / Cogeré un cuchillo / y cortaré en pedazos a una rana”. [(De: Transformaciones (Transformations, 1971), traducción de María Ramos, Ed. Nórdica, 2021)]
La llave de oro (The Gold Key)
La narradora es, en este caso,
una bruja de mediana edad, yo…,
enredada en mis dos grandes brazos,
mi cara en un libro
y mi boca bien abierta,
preparada para contaros una historia o dos.
La narradora es, en este caso,
una bruja de mediana edad, yo…,
enredada en mis dos grandes brazos,
mi cara en un libro
y mi boca bien abierta,
preparada para contaros una historia o dos.
He venido a recordaros,
a todos vosotros:
Alicia, Samuel, Kurt, Eleanor,
Jane, Brian, Maryel,
acercaos.
Alicia,
¿con cincuenta y seis años, recuerdas?
¿Recuerdas cuando te
leían siendo niña?
Samuel,
¿con veintidós años, has olvidado?
¿Has olvidado los sueños de las diez de la noche
en los que el malvado rey
se deshacía en humo?
¿Estás en coma?
¿Estás sumergido?
Atención,
queridos,
voy a presentaros a un chico.
Tiene dieciséis años y quiere respuestas.
Él es cada uno de nosotros.
Quiero decir, tú.
Quiero decir, yo.
No basta con leer a Hesse
y con tomar sopa de almejas,
necesitamos respuestas.
El chico ha encontrado una llave de oro
y está buscando lo que esta abrirá.
¡Este chico!
Si encontrase una moneda,
buscaría una cartera.
¡Este chico!
Si encontrase una cuerda,
buscaría un arpa.
Por eso agarra la llave con fuerza.
Sus secretos gimen
como un perro en celo.
Gira la llave.
¡Presto!
Abre este libro de cuentos extraños
que transforma a los hermanos Grimm.
¿Los transforma?
Como si un clip extendido
pudiese ser una escultura.
(Y puede).
De: Transformaciones (Transformations, 1971) Traducción de María Ramos, Ed. Nórdica, 2021
En mayo tenía compuesto más de la mitad del libro. Trató de que le publicaran poemas en periódicos como The New Yorker, pero se los rechazaron y su agente Cindy, colocó algunos en Playboy y Cosmopolitan, quienes le pagaron 500 dólares por dos poemas. En septiembre se los mostró a Paul Brooks, de Houghton Mifflin, a quien le parecieron encantadores, pero alejados de su línea poética. Anne Sexton le contestó diciendo que los poemas quería escribirlos aunque se apartaran de su poesía confesional, pero que también le gustaba que la gente viera otras caras de su poesía. Por otra parte, estaba preparando otros dos libros: “Después de esto, y ya he empezado, me gustaría escribir un libro de poemas muy surrealistas e inconscientes llamado El libro de la locura. Al mismo tiempo pienso empezar otro libro llamado Los cuadernos de la muerte, en el que los poemas serán muy del estilo Sexton… intensos, personales, puede que a veces algo religiosos. Trabajaré em Los cuadernos de la muerte hasta que me muera”. (“Anne Sexton: Un autorretrato…”, Op. cit.).
Se lo publicaron a finales de septiembre de 1971, con prólogo de Kurt Vonnegut e ilustraciones y portada de Barbara Swan. La recepción sería dispar. Algunos críticos lo encontraron encantador, mientras que otros lo compararon con la factoría Disney. Todavía fue más fría la acogida cuando se publicó posteriormente en Inglaterra, a pesar de no venderse mal.
Kayo fue despedido de la empresa por las bajas ventas. Gracias a los diversos ingresos que Anne generaba, lograban cubrir sus diferentes gastos, los cuales eran significativos: el salario de la secretaria de Anne, la asistenta, las sesiones de psicoterapia, las de Linda, y hasta los gastos de mantener un caballo de Joy. Afortunadamente, Kayo estuvo poco tiempo sin trabajar porque Anne le ayudó con 5.000 dólares para asociarse con otro profesional. Juntos, fundaron una empresa lanera, cobrando Kayo nueva ilusión que repercutió en un mayor entendimiento y disfrute en el matrimonio. Se irían una semana en marzo a Las Bermudas.
En junio otorgaron a Anne, el doctorado honorario de la Universidad de Tufts. Starbuck consiguió el puesto de director de escritura creativa de la Universidad de Boston y Anne estaba encantada de tener a su viejo amigo cerca. Entre los alumnos a los que impartía clase, Ellen Bass sobresaldría posteriormente en poesía. Para ella, el curso con Anne fue el mejor de los seis que había realizado previamente.
Linda se inició en la escritura de poesía y solía practicar con Kumin, mientras que la hija de Kumin, Judy, acudía a Anne. Sin embargo, Anne comenzó a compartir la poesía con su hija y analizó junto a ella cada poema de “Transformaciones”. En ocasiones, llevaba a Linda a sus clases. Linda recordaba aquel período con mucho agrado.
En agosto de 1970, Anne sufre una crisis extraña. En la consulta de la psiquiatra manifestó dificultad en el habla. Conduciendo, tuvo extraños pensamientos junto a la visión de luces de colores. Al llegar a casa tomó una sobredosis de pastillas. Maxine Kumin la llamó y ante la desconexión de sus pensamientos, se alarmó, llamando a Joy, quien a su vez contactó con su abuela. Billie llegó corriendo y trató de despertarla. Kayo se presentó también, llamaron a la doctora y la ingresaron en el hospital.
En vacaciones, Anne recibió la llamada de un tal Azel Mack (posible pseudónimo), diciendo que era su padre. Anne se encontró con él y le refirió el tiempo que había estado junto a su madre, Mary Gray. Incluso cuando la operaron, él la consoló. La familia siempre pensó que todo era una falsedad, pero Anne catalizaría los recuerdos que Azel había sacado a la luz, a través de la creación poética, en una secuencia de seis poemas, bajo el título principal de “La muerte de los padres” (The death of the fathers). Se suceden en la secuencia las instantáneas familiares, reexamina los sentimientos hacia su padre fallecido, no considerándolo su padre biológico. Dos estrofas de “Engendrada” (Begat): “No me engendres / porque no eres mi padre. / Hoy existe esa duda. / Hoy existe ese monstruo entre nosotros, / ese monstruo de la duda. / Hoy otra persona acecha entre bambalinas / con tus queridas frases en la boca / y tu corona en la cabeza. / Ay, padre, dolor paterno, / ¿adónde nos ha llevado el tiempo?” // Hoy ha llamado alguien. /«Feliz Navidad», dijo el extraño. / «Soy tu verdadero padre». / Era un puñal. / Era una tumba. / Era un barco que navegaba a través de mi corazón. / Desde galeras oí a los esclavos / gritando: Huye, huye. / Y de nuevo oí al extraño: / «Soy tu verdadero padre»”. [De: El libro de la locura (The Book of Folly, 1972), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
A causa de la intensa agenda de giras con la banda, recitales, las clases en Boston, los dos libros que se encontraba escribiendo y la revelación de su posible padre biológico, Anne se vio obligada a ingresar en febrero de 1971 en Westwood Lodge durante un fin de semana. El médico le recomendó tomarse un descanso. De esta manera, pasaría en marzo unos días de vacaciones en Florida. Había suspendido el Thorazine y podía disfrutar del sol, pero se encontraba depresiva. Anne Wilder le aconsejó tomarla si con ello lograba vencer la depresión, pero Anne se mostró reacia porque la psiquiatra le había informado de que no era un antidepresivo sino un potente tranquilizante.
En una época en la que Anne parecía haberse estabilizado y disfrutaba de lo que hacía, sin embargo, se encontrara decaída. Dos factores, entre otros, podían influir: las revelaciones de su supuesto padre y el crecimiento y consiguiente alejamiento de sus hijas, siendo este último, el más importante. Sus hijas pasaban mayor tiempo con sus amigas y se quejaban del control excesivo de su madre. Contaba Linda que empezó a tomar la píldora anticonceptiva y tuvo sus primeras relaciones sexuales, confesándoselo a Lois Ames. Anne sospechó y se lo recriminó a Linda. Linda reprendió a Lois, quien le dijo que no había comentado nada a su madre y que seguramente lo había leído en su diario. Efectivamente, Linda nunca guardaba con llave su diario. Anne culpaba a la psiquiatra de Linda del alejamiento de su hija. Dolida escribió el poema demoledor “Madre e hija” (Mother and Daughter), que explora las complejas relaciones entre una madre y una hija que se va haciendo mayor. Temas centrales son la incomunicación y el alejamiento de la hija.
Madre e hija (Mother and Daughter)
Linda, te estás despojando
de tu viejo cuerpo.
Está tirado, una mariposa vieja,
todo brazo, todo pierna, todo ala,
suelto como un vestido viejo.
Alargo el brazo para cogerlo pero
mis dedos se llenan de llagas
y soy una madre cálida y gastada,
igual que tu infancia está gastada.
Si te lo pregunto
me enseñas perlas.
Si te lo pregunto
te cuelas entre el ejército.
Si te lo pregunto
—a ti, con tu gran reloj en marcha,
sus manecillas más grandes que palitos de mikado—
coserás un continente entero.
Ahora que tienes dieciocho
te doy mi botín, mis despojos,
mi Madre & Co. y mis dolencias.
Si te lo pregunto
no sabrás la respuesta:
el bozal en la boca,
la esperanzadora tienda de oxígeno,
los tubos, los senderos,
la guerra y el vómito de la guerra.
Sigue, sigue, sigue,
llevando recuerdos a los chicos,
llevando polvos a los chicos,
llevando, mi Linda, sangre al
sangrador.
Linda, te estás despojando
de tu viejo cuerpo.
Me has limpiado el monedero
y has arramblado con todas
mis fichas de póquer, dejándome vacía,
y, conforme el río entre nosotras
se estrecha, haces calistenia,
ese código de señales femenino y esbelto.
Si te lo pregunto
me coserás un sudario
y agarrarás el pollo del lunes
y le sacarás las entrañas.
Si te lo pregunto
verás mi muerte
babeando en estos labios grises
mientras tú, mi ladrona, te comes
la fruta y pasas el rato.
De: El libro de la locura (The Book of Folly, 1972) Traducción de María Ramos, Ed. Nórdica, 2021
Su psiquiatra le recriminó el contenido del poema y que se lo hubiera mostrado a su hija. Indignada, Anne escribió a su terapeuta manifestándole que no le gustaba que le dijera sobre qué escribir o no y que Linda veía de buen grado que ella se expresara por medio de sus poemas. Independientemente de ello, Anne se alegró del ingreso en Harvard de Linda, lo que ella hubiera deseado a su edad.
Resignada por la mayor independencia de sus hijas, se dedicó a su poesía de locura y muerte. Compuso una serie de poemas de corte religioso, sui generis, por supuesto, por su imposibilidad de creer. Escribe una secuencia de poemas, “Ángeles de la historia de amor” (Angels of the love affair). En ellos, expone su locura a una serie de “ángeles”, que son más bien sus demonios que le atormentan con la culpa y la vergüenza. Poema segundo: “Ángel de sábanas limpias” (Angel of Clean Sheets): “Ángel de sábanas limpias, ¿conoces las chinches acaso? / En un manicomio aparecían como motas de canela / mientras yo yacía en una clorada cueva de fármacos, / vieja como una perra, y como un esqueleto, quieta. / Como gotas de sangre seca. Un centenar de marcas / sobre la sábana. Un centenar de besos en la noche cerrada // Las sábanas blancas con olor a jabón y Clorox / no tienen nada que ver con esta noche turbia y sucia, / nada que ver con rejas en las ventanas ni varios cerrojos / ni todas las cinchas de la cama, la aversión última. / He dormido en seda, he dormido en rojo y en negro. / He dormido en arena y, una noche de otoño, en un granero. // He conocido la cuna. Sé lo que es un niño arropado, / pero dentro de mi pelo aguarda la noche en que me mancillaron”. [De: El libro de la locura (The Book of Folly, 1972), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
“El Libro de la locura” lo había dividido en dos partes, una primera, Treinta poemas, incluida la secuencia anterior y una segunda, Los papeles de Jesús. Tomemos de la segunda parte, “Jesús cocina” (Jesus cooks), un poema de corte religioso, sarcástico, de una exacerbada ironía, narrado por Anne.
Jesus cooks /// Jesus saw the multitudes were hungry / and He said, Oh Lord, / send down a short-order cook. / And the Lord said, Abracadabra. / Jesus took the fish, / a slim green baby, / in His right hand and said, Oh Lord, / and the Lord said, / Work on the sly / opening boxes of sardine cans. / And He did. / Fisherman, fisherman, / you make it look easy. / And lo, there were many fish. / Next Jesus held up a loaf / and said, Oh Lord, / and the Lord instructed Him / like an assembly-line baker man, / a Pied Piper of yeast, / and lo, there were many. // Jesus passed among the people / in a chef’s hat / and they kissed His spoons and forks / and ate well from invisible dishes.
Jesús cocina (Jesus cooks)
Jesús vio que la multitud tenía hambre
y dijo: Oh, Señor,
manda un cocinero rápido.
Y el Señor dijo: Abracadabra.
Jesús tomó el pescado,
una resbaladiza cría verde,
en Su mano derecha y dijo: Oh, Señor,
y el Señor dijo:
Sin que te vean
ponte a abrir latas de sardinas.
Y eso hizo Él.
Pescador, pescador,
qué fácil parecía en tus manos.
Y, tachán, hubo abundantes peces.
Después Jesús levantó una hogaza de pan
y dijo: Oh, Señor,
y el Señor le dio instrucciones
como a un panadero industrial,
un Flautista de la levadura,
y tachán, hubo abundantes panes.
Jesús se paseó entre la gente
con un gorro de cocinero
y todos besaron Sus cucharas y tenedores
y comieron bien con platos invisibles.
De: El libro de la locura (The Book of Folly, 1972) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
En su siguiente libro “Los cuadernos de la muerte” (The Death Notebooks, 1974), si tomamos el poema “Dioses” (Goda), con tono irónico, observamos esas búsquedas infructuosas espirituales, que nos narra la propia Anne.
Gods /// Mrs. Sexton went out looking for the gods. / She began looking in the sky — / expecting a large white angel with a blue crotch. // No one. // She looked next in all the learned books / and the print spat back at her. // No one. // She made a pilgrimage to the great poet / and he belched in her face. // No one. // She prayed in all the churches of the world / and learned a great deal about culture. // No one. // She went to the Atlantic, the Pacific, for surely God… / No one. // She went to the Buddha, the Brahma, the Pyramids / and found immense postcards. // No one. // Then she journeyed back to her own house / and the gods of the world were shut in the lavatory. // At last! / she cried out, / and locked the door.
Dioses (Dioses)
La señora Sexton salió en busca de los dioses.
Empezó buscando en el cielo…
Esperaba ver un inmenso ángel blanco con la entrepierna azul.
Nadie.
Después rebuscó en todos los libros eruditos
y la tinta impresa le escupió.
Nadie.
Peregrinó en busca del gran poeta
y él le eructó en la cara.
Nadie.
Rezó en todas las iglesias del mundo
y aprendió horrores sobre cultura.
Nadie.
Fue al Atlántico, al Pacífico, pues sin duda Dios…
Nadie.
Fue a ver al Buda, al Brahma, las Pirámides
y encontró postales inmensas.
Nadie.
Entonces regresó a su casa
y los dioses del mundo estaban encerrados en el baño.
¡Por fin!,
exclamó,
y cerró la puerta.
De: Los cuadernos de la muerte (The Death Notebooks, 1974) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Del mismo libro, Anne incluyó diez salmos en la serie “Oh, lenguas” (O Ye Tongues), fijando su mirada en el poeta del siglo XVIII, Christopher Smart, y su composición “Jubilate Agno”, escrita desde un psiquiátrico. El décimo y último salmo de Anne concluye esperando placenteramente la muerte. Últimas estrofas: “Porque Anne se sentó con la sangre de un martillo y se construyó una lápida y Christopher se sentó a su lado y se sintió satisfecho con la sombra roja de los dos. // Porque juntos colgaron una foto de una rata y la rata sonrió y extendió la pata. // Porque la rata estaba bendecida en esa montaña. Le dieron un baño blanco. // Porque la leche de los cielos se hundió sobre ellos y los devoró. // Porque Dios no los abandonó, sino que puso al ángel de sangre para cuidarlos hasta que llegara el momento de que entrasen en su estrella. // Porque los perros celestiales saltaron y nos echaron nieve a paladas y yacimos en nuestra tranquila sangre. // Porque Dios era tan grande como una lámpara solar y se rio de nosotros con su calor y por lo tanto no nos amedrentamos ante el hoyo de la muerte”. [De: Los cuadernos de la muerte (The Death Notebooks, 1974), traducción de Ana Mata Buil, Op. cit.].
El Regis College y la Universidad de Farfield le concedieron títulos honoríficos, mientras que la Universidad de Colgate le asignaron la cátedra de literatura desde febrero hasta mayo de 1972. En una semana de vacaciones en la universidad se fue a Florida. El mar, las olas, aparecerán en varios poemas, como en el póstumo “La madre consagradora” (The Consecrating Mother). Anne explora la maternidad, la importancia de la relación madre-hija, el perdón y el sacrificio.
La madre consagradora (The Consecrating Mother)
Me hallo ante la mar
y rueda y rueda en su sangre verde
diciendo: «No renuncies a un dios
porque tengo un puñado».
Soplaron los vientos alisios
con su retorno de doce dedos
y me limité a quedarme en la playa
mientras el océano hacía una cruz de sal
y colgaba a sus ahogados,
que suplicaban Deo, Deo.
El océano los ofreció en la vena de su gran poder.
Yo quería compartirlo
pero me quedé sola como un rosado espantapájaros.
El vaporoso océano entraba y salía,
la mar jadeaba sobre la costa,
pero yo no lograba definirla,
no alcanzaba a descifrar su ánimo, las crípticas caras de ella.
A lo lejos rodó y rodó
como una parturienta
y pensé en quienes la habían cruzado,
en la antigüedad, en el comercio naval, en el esclavismo, en la guerra.
Me pregunté cómo habría soportado esos baluartes.
Había que entrar en ella piel a piel,
y ponérsela como la primera o la última prenda,
entrar en ella de rodillas, como en la iglesia,
descender hacia esa ascensión,
aunque la mar sea resbaladiza como el aceite de oliva,
mientras trepa cada ola como una desfalcadora de blanco.
La gran profundidad conoce la ley al ponerse su sombrero gris,
aunque el océano venga con su destino,
con su centenar de labios,
y a la luz de la luna ella viene con su desnudez,
con relucientes pechos de agua lechosa,
con relucientes nalgas de lujuria inmortal,
y por la noche, al entrar en ella,
brillas como una soprano de neón.
Yo soy ese torpe humano
en la costa,
amándote, viniendo, viniendo,
yendo,
y deseo poner mi pulgar sobre ti
como el Cantar de Salomón.
De: Poemas Póstumos, Calle de la piedad, 45, 1976 (III. Los papeles del divorcio)
Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Anne se encontraba cansada, la empresa de Kayo no aportaba ingresos suficientes y ella se tenía que desdoblar en recitales y clases. Cuando finalizaron las clases en Colgate se intervino para la extracción de los clavos de la cadera y la estancia la aprovechó para componer la secuencia “Las furias” (The Furies), dentro de “El libro de la muerte”. En los poemas existe un resentimiento por las cosas que desaparecieron o se perdieron. Un ejemplo es su primer poema de la serie, “La furia de los huesos hermosos” (The Fury of Beautiful Bones), donde evoca su aventura con George Starbuck, tratando de olvidar sus dolorosas visitas a su madre moribunda (“Yo la furia de tus huesos”).
Las furias (The Furies)
La furia de los huesos hermosos (The Fury of Beautiful Bones)
Cántame un tordo, hueso.
Cántame un nido de taza y mortero.
Cántame un pan dulce para un viejo abuelo.
Cántame un pie y un pomo, porque eres mi amor.
Ay, canta, saco de huesos, canta.
Tu cabeza es lo que recuerdo de aquel agosto,
amabas a otra mujer pero
no importaba. Yo fui la furia de tus
huesos, tus dedos largos y nudosos, tu
frente un faro, lisa como el mármol, y te preocupé
como un hedor porque no habías olvidado del todo,
saco de huesos, ajo del North End,
el libro que dedicaste, desnudo como un pez,
desnudo como alguien ahogándose en su propia boca.
Me pregunto, Señor Huesos, qué piensas
ahora de tu furia, agriada como una ballena que se hunde,
que levanta el alfabeto a brazadas sobre sus propios huesos.
¿Aún estoy en tu oído cantando canciones bajo la lluvia,
yo, la del estertor de la muerte, yo, la de las magnolias,
yo, la de la taberna con serrín a las afueras de la ciudad?
Las mujeres tienen encantadores huesos, brazos, cuello, muslos
y yo también las admiro, pero tus huesos
desbancan al encanto. Ellos son los duros
que se rompen y se sueldan. Simplemente no puedo
responder por ti, solo por tus huesos,
redondas reglas, redondos codazos, redondas varas,
entumecidos amorcitos, la espada de azúcar.
Noto el cráneo, Señor Esqueleto, vive
su propia vida en su propia piel.
De: Los cuadernos de la muerte (The Death Notebooks, 1974) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
En el último poema de la serie, recuerda su relación con Sylvia Plath y su “Ariel”. Últimos versos: “las moscas que se reúnen en el cristal, / la perra dentro suplicando comida / y el día que comienza, / no morir, no morir, / como en el alba del último día, / el día final que se asimila, / más luz, más luz, / los colores interminables, / los mismos viejos árboles andando hacia mí, / la piedra desplegando sus grietas, / el desayuno como un sueño / y el día entero para vivirlo, / firme, profundo, interior. / Después de la muerte, / después del negro del negro, / esta luz… / no morir, no morir… / ese Dios engendrado”. [Las furias (La furia de los amaneceres)Los cuadernos de la muerte. Traducción Ana Mata Buil, Op. cit.].
En septiembre recibió la inesperada noticia del interés de Wesley Balk, director del Teatro de Cámara de la Universidad de Minnesota, para montar una ópera de su libro “Transformaciones”. El joven compositor era Conrad Susa. Se acercaron a Boston para hablar con Anne, entendiéndose satisfactoriamente.
En noviembre de 1972, Mifflin publicó “Los cuadernos de la locura” (The Book of Folly), tras el paréntesis que había supuesto “Transformaciones”, que había tenido mejor acogida de público que de crítica. Ahora ocurría lo contrario, la acogida crítica fue mejor. Anne tanteó el terreno para publicarlo en Inglaterra, pero viendo la escasa predisposición de su editor Stallworthy, lo envió a D. J. Enright, quien finalmente lo publicó. A pesar de algunas críticas positivas, se volvió a mencionar que la poesía de Anne partía de la de Plath, algo que se había vuelto repetitivo en tierras inglesas.
En enero de 1973, Anne tuvo una crisis que le obligó a ingresar tres días en el sanatorio mental. Al final de mes había compuesto los treinta y nueve poemas del libro “El horrible remar hacia Dios” (The awful rowing toward God, 1975). Eran poemas de rechazo de sí misma, donde se aborda la depresión, la búsqueda de Dios y la posible felicidad. Maxine Kumin se encontraba preocupada porque parecía haber abandonado el Thorazine y se le notaba nerviosa y errática por teléfono (Kumin se encontraba en Kentucky como poeta residente seis semanas). En febrero entregó el manuscrito a Cindy para que negociara con Mifflin, pero se publicaría póstumamente en 1975. La portada corrió a cargo de su buena amiga Barbara Swan.
Anne solicitó la revisión de sus poemas a escritores amigos, pero pocos aceptaron ayudarla. Starbuck no los revisó por escasez de tiempo y que según él: “Anne nos agotaba a todos”, a pesar de lamentarse con el tiempo. James Wright fue el único que se comprometió y a él y al Hermano Dennis Farrell dedicaría el libro. Ambos habían sido fuente de comprensión religiosa. Wright le envió la revisión llena de anotaciones al margen e indicando los versos que había visto buenos y los que entendía que eran basura (la mayor parte, según él). Una vez devuelto, Anne se lo pasó a Kumin, quien opinó lo contrario de Wright y consideró la mayoría buenos. Sin embargo, lo peor que le sucedería después a Anne fue que los críticos no tuvieron en cuenta las opiniones de Kumin y sí en cambio, los comentarios de Wright. En “Rowing” (Remar), Anne hace un repaso de su vida, los aspectos negativos, la alienación exterior, su propio rechazo, y cómo a pesar de la adversidad, siguió remando en una búsqueda espiritual que le permitiera librarse de la depresión y la locura. Anne nos recita el poema.
Rowing /// A story, a story! / (Let it go. Let it come.) / I was stamped out like a Plymouth fender / into this world. / First came the crib / with its glacial bars. / Then dolls / and the devotion to their plastic mouths. / Then there was school, / the little straight rows of chairs, / blotting my name over and over, / but undersea all the time, / a stranger whose elbows wouldn’t work. / Then there was life / with its cruel houses / and people who seldom touched — / though touch is all — / but I grew, / like a pig in a trenchcoat I grew, / and then there were many strange apparitions, / the nagging rain, the sun turning into poison / and all of that, saws working through my heart, / but I grew, I grew, / and God was there like an island I had not rowed to, / still ignorant of Him, my arms and my legs worked, / and I grew, I grew, / I wore rubies and bought tomatoes / and now, in my middle age, / about nineteen in the head I’d say, / I am rowing, I am rowing / though the oarlocks stick and are rusty / and the sea blinks and rolls / like a worried eyeball, / but I am rowing, I am rowing, / though the wind pushes me back / and I know that that island will not be perfect, / it will have the flaws of life, / the absurdities of the dinner table, / but there will be a door / and I will open it / and I will get rid of the rat inside of me, / the gnawing pestilential rat. / God will take it with his two hands / and embrace it. // As the African says: / This is my tale which I have told, / if it be sweet, if it be not sweet, / take somewhere else and let some return to me. / This story ends with me still rowing..
Remar (Rowing)
¡Una historia, una historia!
(Deja que vaya. Deja que vuelva).
Fui arrancada como un guardabarros Plymouth
y arrojada a este mundo.
Primero llegó la cuna
con sus barras glaciales.
Luego las muñecas
y la devoción por sus bocas de plástico.
Luego estuvo la escuela,
las pequeñas filas rectas de sillas,
emborronar mi nombre una y mil veces,
pero subyacente, todo el tiempo,
una desconocida cuyos codos no funcionaban.
Luego estuvo la vida
con sus crueles casas
y gente que casi nunca tocaba
—aunque el tacto lo es todo—,
pero crecí,
como un cerdo con gabardina crecí,
y luego hubo muchas extrañas apariciones,
la lluvia persistente, el sol convertido en veneno
y todo eso, sierras que destrozaban mi corazón,
pero crecí y crecí,
y Dios estaba allí como una isla hacia la que no había remado,
aún ignorante de Él, mis brazos y mis piernas funcionaban,
y crecí y crecí,
lucí rubíes y compré tomates
y ahora, en la mediana edad,
con unos diecinueve en la cabeza, diría:
Remo, remo
aunque los toletes se han oxidado
y el mar parpadea y rueda
como un globo ocular preocupado,
pero remo, remo,
aunque el viento me empuje hacia atrás
y sepa que esa isla no será perfecta,
tendrá los fallos de la vida,
las absurdidades de la mesa de la cena,
pero habrá una puerta
y yo la abriré
y me desharé de la rata que llevo dentro,
esa rata pestilente que roe y roe.
Dios la tomará con las dos manos
y la abrazará.
Como dice el africano:
Esta es mi historia y así te la he contado,
si es dulce, si no es dulce,
llévala a otro sitio y deja que una parte regrese a mí.
Esta historia termina conmigo aún remando
De: El horrible remar hacia Dios (The awful rowing toward God, 1975) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Anne Sexton fue invitada para actuar de jurado en el fallo del Premio Pulitzer de 1973. Entre los nominados figuraban dos amigos, C. K. Williams y Maxine Kumin, quien fue la ganadora con “Up country: poems of New England”. A pesar de saber que su amiga se ausentaría frecuentemente debido al premio, Anne hizo todo lo posible para que Kumin ganara. A pesar de ello, seguirían sus charlas por teléfono.
El 3 de febrero de 1973, los Sexton celebraron una fiesta en honor de la madre de Kayo, Billie, que se iba a volver a casar. Anne le animó por la decisión deseando su felicidad. Pocos días después, Anne solicitó el divorcio a Kayo. Temía una reacción violenta de su marido y la conversación tuvo lugar en casa de unos amigos. Kayo simplemente dijo que estaba loca. Temiendo que un día su marido pudiera agredirla, contrató un guardaespaldas, pero nunca se produjo ningún intento de agresión. En 1983, Kayo se entrevistó con Diane y seguía sin poder explicar las razones de Anne para solicitarle el divorcio. Sin embargo, la artista y amiga de Anne, Barbara Swann, habló con Diane en 1982 y señaló las marcadas diferencias entre ambos: “Kayo era amable a su manera… hacía lo que podía. Pero su mentalidad estaba sintonizada a una longitud de onda diferente” . (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.).
Las amigas de Anne trataron de arroparla. Primero se alojo en casa de los Kumin, más tarde con su amiga Rita Ernst en Newton y los fines de semana con Louise y Loring Conant que cuidaban a Joy. Louise escribió en su diario sobre la bendición de tener a Anne cerca: “Cualquiera que fuera la persona en que ella fijaba su atención, sólo por esto ya se sentía halagada y exaltada. El calor que emanaba era un sol a toda potencia”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.). Maxine y Lois Ames le hicieron ver su acertada decisión. Celebrado el juicio en marzo, Kayo tuvo que desalojar la casa, pasando de nuevo a manos de Anne.
En mayo viajó unos días a Minneapolis para el preestreno y el estreno de la ópera de su libro “Transformaciones”. Anne estaba preocupada por la adaptación y Conrad Susa temía que no le gustara, pero la ópera fue todo un éxito. Anne abrazó al compositor y a los cantantes uno a uno, recibiendo el calor del público prolongadamente. La ópera seguidamente se presentó en Madison, Boston, Houston, Amsterdam, San Francisco y Nueva York, además de contar con su difusión en la cadena de televisión PBS.
No obstante ello, durante el verano, Anne se encontraba sola. Linda pasaba el verano fuera y Joy pasaba la mayor parte fuera. Anne salió con algunos amigos escritores y dio la casualidad de que Phil Legler le anunció su posible divorcio. Anne se trasladó una semana a Michigan para pasarla con él. Cuando Anne se disponía a regresar, entró en trance, y Phil decidió acompañarla, pasando otra semana juntos en Weston. Anne escribió a Philip: “me has devuelto mi cuerpo”.
Pasarían diez días juntos en agosto en el congreso Bread Loaf Writers, fingiendo estar casados. Cuando tuvo que regresar Legler a Michigan, Anne se sintió morir, escribiéndole continuamente e instándole a separarse de su mujer y casarse con ella. Legler también quería lo mismo, pero de manera gradual. Su insistencia provocó que Legler se refugiara en su terapeuta. Poco a poco se fue desentendiendo de Anne. Linda se encontraba trabajando en Seattle y Joy contaba con diecisiete años, pasando con las amigas la mayor parte del tiempo. Un día, al volver a casa, Joy se encontró a su madre en trance y con un absceso que le afectaba a nariz e incluso a la vista (a partir de entonces tuvo que llevar gafas). Pasó unos días angustiosos a base de penicilina. Tampoco mejoraba mentalmente y la psiquiatra se encontraba de vacaciones, teniéndola que llevar Joy al hospital. Pasaría cinco días ingresada en el McLean.
A finales de agosto regresó su psiquiatra. Legler le comunicó la decisión de seguir con su mujer. Fue un duro revés para Anne, que parecía haber encontrado su pareja ideal. Anne ingirió una sobredosis de píldoras y vodka. Tuvo que ser ingresada de urgencia. Al día siguiente volvió a tomar sobredosis de sus pastillas con otras de la arritmia, siendo ingresada dos días en Westwood Lodge. La psiquiatra, ante tal situación, decidió un ingreso más prolongado. El 3 de octubre de 1973, Maxine la acompañó al Instituto de Recursos Humanos de Boston, permaneciendo un mes.
Para no perder el trabajo, la psiquiatra le permitió ir a sus clases de los jueves, pero acudía despeinada y desorientada, dando que hablar a los alumnos. El 29 de octubre fue dada de alta. Siguió con sus clases y recitales, siempre acompañada de Lois Ames, Louise Conant o de Joan Smith a la que pagaba un sueldo de asistenta. Las hijas estaban sobrepasadas por la situación y rehusaban permanecer la mayor parte del tiempo a su lado. El 5 de noviembre se le concedió el divorcio. Anne por un lado, se arrepintió de la separación porque consideraba que la rutina familiar le había creado una sensación de seguridad interior. Anne era incapaz de componer un poema y el alcohol se había comenzado a instalar en su vida.
La psiquiatra a final de año suspendió la terapia con Anne, debido a desavenencias entre las dos. Se ocupó de Anne una asistenta social psiquiátrica, Barbara Schwartz (posible pseudónimo).
Anne recibió un golpe devastador poco antes de la Navidad, cuando se enteró del trágico suicidio de su mentor y amigo, Philip Rahv (cofundador de Partisan Review). Rahv estaba tramitando su divorcio y cuando Anne se estaba separando, quedaron en varias ocasiones para cenar, pero Anne se cansó de su adicción a los tranquilizantes. Solicitaron a Anne que leyera una nota panegírica en la ceremonia de funeral. Su hija Linda ayudó a Anne para escribir el panegírico en honor a su amigo. Fue un conmovedor acercamiento entre madre e hija.
El 29 de diciembre de 1973, escribió una “declaración confesional”: “Me da miedo la muerte. Pienso, sin embargo, que podría comportar algunos beneficios. Si PUDIERA me dejaría morir por dentro, dejaría que el corazón-alma se fuese arrugando como una ciruela y sólo a esta máquina le revelaría la verdad. Me siento terriblemente sola […] Pero voy a dar las gracias a Dios por los amigos […]”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.).
Anne designó a su amiga Maxine Kumin como su albacea literaria hasta que su hija Linda alcanzara los veinticinco años de edad.
“Los cuadernos de la muerte” (The Death Notebooks), se publicaron el 21 de febrero de 1974. Fue reclamada en un buen número de ciudades, incluida Nueva York. Le solía acompañar Louise Conant y a ella y a Loring Conant estaba dedicado el libro. Ellos la cuidaron y se ocupaban de Joy.
Continuaba con las clases de Boston y en casa también impartía clases particulares. Uno de sus alumnos de Boston, Eric Edwards, a quien había tomado aprecio, charlaba a menudo con ella. Él recordaba una conversación en la que le habló sobre el suicidio: “Me dijo que la mejor manera de suicidarse era encerrarse en el garaje con el motor en marcha. Me dejó cortado. A mí la cuestión del suicidio me tenía personalmente sin cuidado, pero le pregunté: “¿Por qué el mejor método?” Y ella respondió: “Es indoloro, rápido y seguro”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.). Los alumnos percibían la fragilidad en la que se encontraba Anne en esta época.
La poeta y profesora de escritura creativa Robin Becker, fue alumna de Anne. Manifestó a Diane Wood que percibía gran energía y determinación en sus clases y su poesía. El ejemplo de Anne le ayudó a reafirmar su propia identidad y sexualidad.
En los momentos en los que se sentía bien aplicaba unas técnicas que potenciaban la creatividad de los alumnos. Eric Edwards seguía recordando a Anne en entrevista con Diane Wood: “Su presencia, cuando estaba en condiciones, era realmente una maravilla. Y hasta cuando no funcionaba era maravillosa y afable… pero entonces era además sombría. Era como si te arrastrase al infierno con ella. […] Para mí, Anne era un milagro inconcebible. Era extremadamente productiva […]”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.).
En febrero tomó una sobredosis de Thorazine, transcurriendo más de un día en ser descubierta. Lois Ames, avisada por una vecina la encontró en estado comatoso, llamando una ambulacia. Al despertar, contó Lois a Diane que Anne le dijo: “No volverás a tener oportunidad de salvarme”. En el mismo año, Maxine Kumin oiría la misma frase al impedirle tomar un exceso de píldoras. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.). Las amigas de Anne acordaron turnarse para hacer guardias y cuidarla en caso de necesitar ayuda, pero Anne se molestó mucho al enterarse y les pidió que no hablaran de ella, comparándolas con un “aquelarre de brujas”.
Un recital importante se tenía que celebrar el 7 de marzo de 1974 en el Sanders Theater, organizado por el Club Literario de Harvard. Era relevante porque servía de presentación de su reciente libro en Boston. Cuando Anne vio el poster anunciador, observó una errata. Se ocupó de que imprimieran nuevos carteles con otra foto y un folleto, para el Crimson de Harvard y el Phoenix de Boston. Envió libros a las emisoras de radio y habló con ellas: “Me atrevo a pedirles que lean en su emisora en la página treinta y uno, “La furia de guitarras y sopranos” ¿O tal vez prefieren la página treinta y siete, “La furia de las vergas”? En cualquier caso, creo que los dos poemas tienen mucho gancho en el aspecto sexual y sensual”. (traducción de Roser Berdagué, Op. cit.). Envió invitaciones a amigos, a psiquiatras que la habían tratado, y a sus hijas. Sobre la música como energía liberadora, el amor y el deseo, versa el poema que propuso emitir a las emisoras, “La furia de guitarras y sopranos”.
Las furias (The Furies)
La furia de guitarras y sopranos (The Fury of Guitars and Sopranos )
Este canto
es un tipo de muerte,
un tipo de nacimiento,
un cirio.
Tengo una madre soñada
que canta con su guitarra,
amamanta el dormitorio
con luz de luna y hermosas olivas.
También entró una flauta,
unida a las cinco cuerdas,
un dedo de Dios sobre los orificios.
Una vez conocí a una mujer hermosa
que cantaba con las yemas de los dedos
y sus ojos eran marrones
como pajarillos.
De la copa de sus pechos
saqué vino.
Del montículo de sus piernas
saqué higos.
Cantó para mi sed,
misteriosas canciones divinas
que habrían desarmado a un ejército.
Era como si la gloria de la mañana
hubiera florecido en su garganta
y todo ese azul
y pequeño polen
devorase mi corazón
violento y religioso.
De: Los cuadernos de la muerte (The Death Notebooks, 1974) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Irónicamente Sexton propone como alternativa el sensual poema, “La furia de las vergas”, poema sobre el amor y el deseo y su fugacidad.
Las furias (The Furies)
La furia de las vergas (The Fury of Cocks )
Ahí están,
colgando sobre las bandejas del desayuno,
angelicales,
doblando su triste ala,
tristes como animales,
y apenas la noche anterior
estaban
tocando el banjo.
De nuevo llega el día
con su inmensa luz,
sus camiones nodriza,
sus motores de amputación.
Mientras que anoche
la verga sabía por dónde meterse,
tan tiesa como un martillo,
golpeando con toda
su tremenda fuerza.
Ese teatro.
Hoy está tierna,
un pajarillo,
tan suave como una mano infantil.
Ella es la casa.
Él es la torre.
Cuando follan son Dios.
Cuando se separan son Dios.
Cuando roncan son Dios.
Por la mañana, untan la tostada de mantequilla.
No dicen gran cosa.
Siguen siendo Dios.
Todas las vergas del mundo son Dios,
y crecen, crecen, crecen
en la dulce sangre de la mujer.
De: Los cuadernos de la muerte (The Death Notebooks, 1974) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Debido a la tensión de la preparación del recital, la misma mañana al entrar a la consulta de Barbara Schwartz, cayó desplomada. Barbara tardó más de dos horas en reanimarla. Por la noche nadie hubiera pensado que se produjo el episodio matinal. Primero hubo una cena previa al recital y posteriormente el recital, en el que inicialmente tuvo unas palabras que parecían dirigirse a Linda, como un gesto de perdón por no haberla visitado al hospital el mes que estuvo ingresada. Fue un gran recital con momentos en los que incluso bromeó diciendo que esa noche leía su obra póstuma.
A finales de mayo viajó a Nueva York para hacer una grabación en Caedmon. Pasaría dos noches en la ciudad, quedándose Erica Jong muchas horas con ella en el hotel Algonquin. Al día siguiente celebró una fiesta en honor de Anne.
Se acercaba el verano y Anne temía la soledad. Intentó que la doctora Brunner-Orne la tratara, pero esta rechazo la idea por su exceso de compromisos. Contrató a Joan Smith a jornada completa, pero por las noches se quedaba sola. Llamaba a Barbara Schwartz por las noches para que la acunara mientras le hacían efecto las pastillas de dormir. Al final, consiguió que Joy se quedara todo el verano junto a ella. Joy plantó marihuana en el patio trasero y junto a sus amigos fumaban alrededor de la piscina. En algunas ocasiones se acercó Anne para beber vino y charlar con ellos. Anne llevaba alguna visita o amantes esporádicos y hacía marchar a Joy, con su consiguiente malestar, al apartamento de su padre.
Posiblemente debido a que Anne sabía que su final estaba próximo, en sus últimos meses de vida recibió instrucción de una joven seminarista llamada Pattie Handloss. A pesar de considerar bautizarse en la iglesia episcopaliana, seguía teniendo dificultades para creer. En su lugar, prefería imaginar la muerte, acogida por los brazos maternales del mar, como plasmó en “In excelsis”, uno de sus últimos poemas dedicado a Barbara Schwartz.
In excelsis
Es mitad invierno, mitad primavera,
y Barbara y yo estamos en la orilla
frente al mar.
El mar tiene la boca muy abierta,
y ha excavado su verde
para arrojarlo, arrojarlo a la costa.
Tú dices que está enfadado.
Yo digo que es como una Madona irritada.
Su vientre se derrumba, ebrio de su propia fiebre.
Respiramos en su furia.
Yo, la de tierra adentro,
estoy aquí contigo solo un rato.
Casi tengo miedo,
hace tanto que me aparté de la mar.
La he visto fina como una mejilla.
La he visto tranquila,
metida en sus asuntos,
lamiendo la arena.
La he visto haciendo girar sus aros de azul.
La he visto destrozar la costa.
La he visto ahogarme dos veces,
pero sin llevárseme nunca.
Me cuentas que cuando el verde se retira hacia atrás
cubre Gran Bretaña,
pero ¿no has estado nunca en esa orilla
ni la has visto cubrirte a ti?
Hemos venido a adorar,
las lenguas de la ola son plegarias,
y hacemos la promesa,
la promesa impronunciable.
Ambas en silencio.
Ambas por separado.
Deseo entrar en ella como un sueño,
dejando mis raíces en la playa
como un estuche de cuchillos.
Y desplegar mi pasado, con sus nudos y marañas,
y adentrarme en el océano
dejando que estalle sobre mí
y hacia fuera, donde me bebería la luna
y me desprendería de mis prendas,
y me hundiría en los fabulosos brazos maternales
que nunca tuve,
salvo aquí donde el abismo
se aboca sobre la arena
golpe a golpe,
incesante,
y estamos en la orilla
amando su pulso
mientras se traga las estrellas,
igual que ha hecho desde el principio de los tiempos
y seguirá haciendo hasta el olvido,
más allá de nuestra comprensión
y del salvaje desplome verde que entra en nosotras hoy,
solo un rato,
en mitad invierno, mitad primavera.
1 de abril de 1974
De: Últimos Poemas (Latest Poems, 1974) Traducción de Ana Mata Buil, "Poesía completa", Ed. Lumen, 2024
Cuando comenzaron las clases, conoció a John Cheever, quien se había incorporado a la Facultad de la Universidad de Boston. Anne sacaba una botella de whisky del bolso y le echaba unas gotas al café de Cheever, ganándose su amistad.
El 3 de octubre nada más llegar de un recital en el Goucher College. Sus alumnos del taller de poesía estaban esperándola en el aeropuerto. Juntos se encaminaron a Boston y tuvieron la clase. Anne parecía muy animada. El día 4 de octubre de 1974, por la mañana temprano, Louise Conant la visitó y ambas desayunaron. Louise se despidió. Anne tenía cita a las 10 en la consulta de Barbara, metió un poema en el bolso dedicado a Barbara. Hacía exactamente nueve meses que habían iniciado las terapias. A mediodía fue a comer a casa de Maxine Kumin, para revisar unas galeradas. Al meterse en el coche, se despidió con alguna frase que Kumin no comprendió, pero que seguramente era su manera de darle las gracias y despedirse para siempre. Regresó en coche a casa. Se quitó los anillos y se puso el abrigo de su madre. Se sirvió un vaso de vodka y se dirigió al garaje. Se sentó en el coche, lo puso en marcha y encendió la radio, esperando pacientemente la muerte, que tanta fascinación presentó siempre para ella.
Gracias a Pattie Handloss se celebró el entierro en la iglesia episcopaliana de Dedham. El día 15 de octubre se celebró una ceremonia en la capilla Marsh de la Universidad de Boston, donde hablaron colegas y amigos, leyendo poemas de Anne Sexton.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Biografías
Diane Wood Middlebrook “Anne Sexton”, traducción de Roser Berdagué, Circe Ediciones, 1998
Inconmensurable el trabajo de Diane Wood para ofrecer una visión lo más amplia posible de Anne Sexton. Fueron diez años los que Diane invirtió en terminar su trabajo, en revisar concienzudamente todo tipo de documentos, incluyendo las cartas recibidas y emitidas por Anne Sexton, completada con todo tipo de testimonios de terapeutas, familiares, amigos y conocidos que desfilaron por la vida de la poeta. Unido el inconveniente que siempre presenta el qué sacar a la luz y qué no, que pueda herir a la propia Anne o a la persona referenciada, aunque además del consentimiento de los testigos, Diane siempre dispuso de la hija mayor, Linda Gray, como asesora y en algún caso, jueza de la emisión de los datos reflejados. Sin lugar a dudas, es de gran importancia que Diane haya tenido acceso a las cintas clínicas de grabación de su primer y más duradero psiquiatra, el Dr. Martin Orne, y las haya escuchado detenidamente una a una.
Linda Gray Sexton “Buscando Mercy Street”, traducción de Ainize Salaberri, Navona editorial, 2018
Como un complemento esencial a la biografía de Diane Wood, el libro de Linda Gray, hija de Anne Sexton, resulta sumamente relevante y necesario para comprender a fondo la relación entre Linda y su madre. A pesar de que Diane incluye testimonios de Linda en su biografía, en este libro amplía y añade nuevos testimonios, los cuales resultan siempre reveladores. Es evidente que la relación con su madre fue conflictiva en ciertos momentos y quizás se tornó prácticamente imposible en los últimos meses de vida de Anne. Linda se muestra vulnerable y no oculta sus momentos de debilidad, así como sus comportamientos reprobables, al igual que relata de manera explícita los momentos más delicados vividos junto a su madre. Personalmente, pierde interés cuando se centra en contar su vida al margen de su madre, aunque entiendo que de alguna manera necesite expresarlo.
Poesía
Nos encontrábamos en un momento en que en España no disponíamos de una edición completa de la poesía de Anne Sexton. Ha resultado oportuno que Lumen, conocida por su compromiso con la poesía, se decidiera a acometer el lanzamiento de su obra poética completa, coincidiendo con el año en que se cumplen cincuenta años de la lamentable pérdida de la poeta. Es una edición bilingüe muy cuidada y completada con un emotivo prólogo de su amiga y también poeta, Maxine Kumin. No menos emotivo es el prefacio de Ana Mata Buil, en el que aporta datos muy interesantes sobre su vida y su obra. Asimismo, es necesario resaltar su impecable trabajo en la traducción de la poesía de Anne Sexton.
Por supuesto, no hay que olvidar la labor de la Editorial Linteo, quienes en 2013 editaron su “Poesía completa“, lanzando hasta una tercera edición en 2016, pero a día de hoy descatalogada e inencontrable, salvo pagando precios prohibitivos. En la misma editorial, todavía se pueden conseguir sus “Poemas de amor”. Random House tiene unos pequeños volúmenes de antologías poéticas en una colección que tiene como nombre “Poesía Portátil”. Sobre Anne, editaron una antología llamada “Mi boca florece como un corte”, que viene muy bien como entrada a su obra poética. Nórdica tiene un bello volumen ilustrado del libro de Sexton “Transformaciones”. Muy aconsejable. Ediciones Vitruvio publicó en 2008, “Vive o muere”, libro por el que Anne consiguió el Premio Pulitzer. Es un volumen muy bien editado y todavía se puede conseguir en librerías de viejo.
Cartas
Extraordinario documento sobre Anne Sexton que demuestra la chispa y creatividad ya atesorada en su poesía. Los receptores de sus cartas coincidían en afirmar lo ingeniosas y elocuentes que eran sus misivas. Sus cartas nos muestran, de algún modo, su personalidad, sus esperanzas y sus temores, al mismo tiempo que reflejan el aprecio y cariño que se desprenden de sus palabras. Es evidente que tanto su hija como Lois Ames han realizado una selección. Quizás hecho en falta algunas cartas que envió a Philip Legler cuando se encontraba enamorada y con la esperanza de iniciar una nueva vida sentimental, que si hubiera fructificado quién sabe si el futuro hubiera sido otro para Anne. Salvedades aparte, es un libro imprescindible para leer junto a su biografía y su poesía.
A Anne le gustaba escuchar, entre otras obras, las “Bachianas Brasileiras” de Heitor Villa-Lobos. En su memoria, el movimiento II: Prelúdio (Modinha), de las “Bachianas Brasileiras” Nº 1 (Cellists from Gothenburg Symphony Orchestra. Truls Mørk, solist.).