Leanne Shapton es una artista, escritora y editora originaria de Canadá. Ha publicado diversas obras, destacándose por su investigación en la intersección entre texto e imagen. Un aspecto interesante de su vida es su dedicación a la natación durante su juventud, experiencia que la llevó a editar el libro Swimming Studies (2012), donde reflexionaba sobre su trayectoria como nadadora, incluyendo su participación en las pruebas olímpicas de 1988 y 1992 en representación de Canadá.
Libro de visitas, que se presenta con el subtítulo Historias de fantasmas, fue lanzado en 2019 y posteriormente editado en español por Ediciones Comisura en 2024.
Leanne continúa profundizando en su estudio acerca de la conexión entre la imagen y el texto. Tal como sugieren el título y el subtítulo, el libro reúne las ausencias y presencias de los fantasmas a través de sus escritos o representaciones visuales.
Un libro de esta índole, que se caracteriza por su enfoque híbrido entre lo visual y narrativo, plantea retos para su análisis y descomposición al intentar captar las intenciones de la autora; sin embargo, es posible ofrecer algunas orientaciones al respecto.
El libro se presenta en forma de relatos, algunos de los cuales no combinan imagen y texto, ya que incluyen una serie de narraciones breves que se limitan al texto. Un ejemplo es Patricia Lake, una pequeña narración de una aparición: “Me dijo que de repente ella apareció y que llevaban hablando un tiempo. Estaban en su estudio y, aunque él no la veía, ella estaba allí y parecía tener la misma edad que al morir, que eran treinta y tres años, la misma edad que tenía él entonces”. Vídeo es otro breve relato, en el que una directora de cine relata a la narradora una experiencia vivida mientras cuidaba el hogar y los tres perros de una pareja; al grabar un vídeo, percibió una silueta detrás de los perros que no se reflejaba en la grabación. Alcatraz es un relato que cuenta una mujer a la narradora, una mujer que se acaba de divorciar y vive con su novio. Ante los quehaceres de él, decide hacer una visita guiada a Alcatraz. Tras visitar la famosa prisión, experimenta fenómenos extraños durante la noche con su novio: “Esa noche se despertó, incapaz de moverse. El espacio que había a su lado en la cama estaba vacío y había un hombre sentado en la butaca de la esquina de la habitación. Tenía las manos apoyadas en el reposabrazos y las piernas estiradas en el reposapiés. Estaba quieto. Ella intentó llamar a Troy y mover los dedos, pero estaba rígida y era incapaz de hablar. Se quedó en ese estado durante unos minutos y por fin fue capaz de emitir un ruidito y extender el brazo por la sábana. Se incorporó. Sonó la cadena y Troy volvió del baño. Ella le susurró que había alguien en la habitación. Él encendió la lámpara de la mesita de noche. La silla estaba vacía. Él miró a su alrededor y se acerco a la butaca. Allí no había nadie”. En la misma línea, Sinforosa cuenta otra pequeña historia sobre fantasmas, contada a la madre de la narradora por su tía Sinforosa: “Sinforosa le dijo que la noche en la que murió su padre, se le apareció y durmió a su lado. Mi madre me lo dijo en un tono tranquilo y directo, con la mirada firme. Me dijo que, de niños, su padre y sus hermanas dormían juntos en el suelo, bajo las mantas. Sinforosa le dijo a mi madre que supo que era su hermano por los pies. “Conozco sus pies, dijo. Había vuelto con ella, con ellos cuando eran niños”.
Algunos relatos contienen texto con creaciones de la propia autora, como en Eidolon, donde las imágenes son acuarelas suyas. Los textos versan en torno al guion de la película Muerte en Venecia, en la que el compositor Gustav von Aschenbach, sentado junto a la playa, observa al joven Tadzio a la orilla de la misma. La autora incorpora breves fragmentos que aluden a una serie de acuarelas de Tadzio, mostrando ligeros cambios en su postura y posición. Paralelamente, se desarrolla una historia adicional que aborda temas de amores y desamores.
Las fotografías que acompañan algunos relatos, generalmente son tomas realizadas por la propia autora o pertenecientes a adquisiciones en rastros, mercadillos u otro tipo de tiendas. Algunas, son cedidas.
Hay dos curiosos relatos con secuencias de fotografías en blanco y negro de una casa. En El Sueño, las imágenes capturan diversos espacios interiores, acompañadas de textos que describen cada tipo de estancia. Por otro lado, en El Sueño II, Leanne ofrece una perspectiva del exterior de la casa en diferentes años, así como otras imágenes, incluyendo una de un bebé durmiendo y el interior de un coche Buick.
En la mansión familiar Georgehythe Place, Shapton hila otra ficción. Nos muestra fotos de la casa, de los familiares y de los animales que conviven junto a ellos, los cuales adquieren un protagonismo especial: “Una serie de tragedias aconteció a la familia Percy, todas precedidas por la repentina presencia, ausencia o muerte de animales. Esto llevó a las autoridades locales de asuntos paranormales a pensar que la familia tenía en su haber un raro ejemplo de lo que se conoce como un “fantasma familiar””.
Una de las historias más innovadoras del libro es la de Billy Byron, una obra de ficción creada por Leanne con la colaboración de amigos, familiares y conocidos para su representación. La trama sigue la vida de un destacado jugador de tenis, cuyas actitudes en la cancha son poco convencionales. Leanne incluye fotografías del campeón desde su nacimiento en 1980, documentando las diferentes fases de su ascenso en el ámbito del tenis. Su madre, Janine Wilmington, también fue una talentosa tenista, y la autora presenta imágenes de ella en entrenamientos y competiciones. El relato también explora el matrimonio de Janine con Ted Byron en 1979, una relación marcada por el maltrato que terminó en divorcio en 1984. En su infancia, Billy comenzó a dibujar a Walter, un amigo imaginario que lo acompañaba y le ayudaba a anticipar la trayectoria de la pelota durante los partidos. Así, la historia, llena de humor y originalidad, muestra a Billy interactuando con su amigo imaginario en medio de las competiciones, ante el estupor del público. La narrativa se desarrolla de manera creativa, complementada por una amplia colección de fotografías que ilustran lo que Leanne describe en escenarios reales de canchas de tenis.
Si en la mayoría de las historias las fotos son en blanco y negro, en Nochebuena son en color, a modo de postales de navidad. A lo largo de la historia, se desarrollan diversos episodios de manifestaciones espectrales, destacando el caso de una mujer que, tras la pérdida de su esposo, experimenta la aparición de su fantasma en la cama mientras se prepara para dormir.
Otra historia destacable es la de Peele House, una residencia familiar que, de alguna manera, se considera maldita, ya que quienes la habitaron experimentaron desazón. Una persona la calificó de triste, otra mencionó que se sentía incómoda en su interior, y una tercera experimentó múltiples abortos. Leanne despliega fotos de la casa y sus moradores.
Curioso es el relato Quesadilla en el que se nos cuenta una pequeña historia de incomunicación en un matrimonio, ilustrado con las fotografías de una escultura blanquecina en diferentes posiciones.
En Un Espíritu, Leanne demuestra una vez más su creatividad al presentar las imágenes de un individuo llamado Edward Mint en diversas actividades y con distintos acompañantes. Lo más asombroso es que este personaje (o espíritu) aparece de manera recurrente el mismo día, ya que en todas las fotografías se registra la misma fecha.
Sirena de Gali es una supuesta tienda de ropa vintage de Venecia. Leanne comparte fotografías del local y de sus propietarios, así como imágenes de los vestidos que estarán disponibles para la venta o subasta. Cada artículo presenta su precio y una breve descripción, mientras Leanne comparte las reflexiones de las posibles compradoras: “… El vestido tendría un corte impecable; ella estaría muy recta, más alta con los tacones. La tomarían en serio. No se fijarían en su tartamudez ni sabrían qué pensar de ella”.
La autora demuestra su originalidad en otro tanto de ficciones, como en Natura Morta, donde junto a una serie de fotografías se incluye un “Me gusta”, imitando la interacción de las redes sociales. En Gymnopédies, Shapton presenta una secuencia de planos de casas, acompañadas de un breve texto que describe acciones cotidianas. Además, en los relatos finales, la autora elabora acuarelas en color y reflexiona sobre lo invisible o lo que permanece latente, concluyendo el libro con acuarelas en tonos blancos, grises y negros, sin texto alguno.
Al llegar a este punto, se plantea la discusión sobre la naturaleza del libro: ¿es literatura o arte? Las respuestas son complejas y no se pueden simplificar. Recuerdo un libro, Aquel día, del fotógrafo francés Willy Ronis (Podéis leer y ver aquí), que me impresionó considerablemente, el cual contenía una selección de sus fotografías acompañadas de textos explicativos que enriquecían la experiencia visual. En este caso, la imagen era el elemento central, aunque el texto aportaba un valor añadido. En contraste, en el libro que estamos examinando, la imagen no ocupa el lugar central; a pesar de que algunas fotografías, acuarelas y esculturas son destacables, estas parecen depender de los textos. La autora ha expresado su originalidad a través del hilo conductor de los fantasmas, creando ficciones auténticas en torno a ellos. Es evidente que la obra demanda la participación activa del lector, quien seguramente experimentará sensaciones personales. Más allá de estas consideraciones, lo más aconsejable es dejarse llevar y disfrutar del libro tal como lo ha concebido su autora, en una edición cuidadosamente elaborada por Ediciones Comisura, que resulta altamente recomendable.
Traducción, © Ana Flecha Marco, 2024
© Imágenes del libro, Ediciones Comisura