El título del álbum proviene de un verso del poeta palestino Mahmud Darwish: ¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo?. Aunque la obra de Anouar refleja profundamente la realidad de Palestina, el disco fue grabado meses antes de los atentados de Hamas, que intensificaron el conflicto en Gaza, el cual, lamentablemente, persiste.
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Anouar Brahem: laúd árabe; Anja Lechner: violonchelo; Django Bates: piano; Dave Holland: contrabajo
01. Remembering Hind 02. After the Last Sky 03. Endless Wandering 04. The Eternal Olive Tree 05. Awake 06. In the Shade of Your Eyes 07. Dancing Under the Meteorites 08. The Sweet Oranges of Jaffa 09. Never Forget 10. Edward Said’s Reverie 11. Vague
تضيق علينا الأرض محمود درويش (La tierra se estrecha para nosotros) Mahmud Darwish – Traducción del árabe: María Luisa Prieto:
“La tierra se estrecha para nosotros. Nos hacina en el último pasaje y nos despojamos de nuestros miembros para pasar.
La tierra nos exprime. ¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer! ¡Ah, si fuera nuestra madre para apiadarse de nosotros! ¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas que nuestro sueño portara cual espejos!
Hemos visto los rostros de los que matará el último de nosotros en la última defensa del alma.
Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos. Y hemos visto los rostros de los que arrojarán a nuestros hijos por las ventanas de este último espacio.
Espejos que pulirá nuestra estrella. ¿Adónde iremos después de las últimas fronteras? ¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo? ¿Dónde dormirán las plantas después del último aire?
Escribiremos nuestros nombres con vapor teñido de carmesí, cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne.
Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje. Aquí o ahí… nuestra sangre plantará sus olivos”.
Anouar Brahem nació el 20 de octubre de 1957 en Halfaouine, en la Medina de Túnez. Su padre, artesano-grabador e impresor, y gran amante de la música, propicio que Brahem, con 10 años, se iniciara en la música y el laúd, en el Conservatorio Nacional de Música de Túnez, en compañía del gran maestro Ali Sriti. Con 15 años tocó en varias orquestas. Con 18 años, decidió dedicarse por completo a la música y regresó con Ali Sriti, quien se esforzó en transmitirle, el sutil arte del maqamat (el complicado sistema de modos de la música artística árabe) y el Taqsim. Además de servir a su herencia árabe clásica, Anouar amplió horizontes musicales, trasladando su curiosidad desde las orillas del Mediterráneo hasta Irán y la India… luego hacia el jazz. Un itinerario personal en el que confiesa: “Disfruté del cambio de aires y descubrí los estrechos vínculos que hay entre toda esta música”.
En 1982, se instaló en París. Allí permaneció cuatro años, durante los cuales colaboró con Maurice Béjart para su ballet Thalassa Mare Nostrum, así como con Gabriel Yared como solista para la música de la película Hanna K de Costa Gavras. Pero la mayor parte de su actividad se centró en la composición, especialmente para el cine y el teatro tunecinos. De vuelta a Túnez en 1985, continuó su investigación en composición. En 1987 se trasladó definitivamente a Túnez y se le confió la dirección del Conjunto Musical de la Ciudad de Túnez. Las dos creaciones Leïlatou tayer (1988) y El hizam el dhahabi (1990), están en la línea de sus primeras composiciones, y marcan lo que puede considerarse el eje principal de su obra, sin abandonar lo tradicional, se deja influir por las herencias mediterráneas, africanas, del Lejano Oriente, de la música europea y el jazz. Con Rabeb (1989) y Andalousïat (1990), Anouar Brahem volvió a la música artística tradicional. Con Ennaouara el Achiqua (1987), reflejando el carácter ecléctico e innovador de su música, Brahem propone, por primera vez en su itinerario, un concierto de canto, nacido de su encuentro con el poeta Ali Louati.
En 1990, decidió dejar la EMVT y voló a Estados Unidos y Canadá. Fue a su regreso de este viaje cuando conoció a Manfred Eicher, el productor -fundador del sello discográfico alemán ECM Records– del que nació una rica colaboración que, sin duda, marcaría una etapa importante en su trabajo. Con once álbumes en mente, todos ellos con una notable acogida por parte de la prensa internacional y del público en el momento de su publicación, su discografía es una de las más bellas del catálogo de ECM.
No me extenderé en la discografía de ECM, pero es importante señalar su álbum previo de 2017, Blue Maqams, dado que los dos músicos británicos, el bajista Dave Holland y el pianista Django Bates, participan nuevamente en su más reciente trabajo. La única modificación en la alineación es el reemplazo del baterista Jack DeJohnette por la violonchelista Anja Lechner. De este modo, su nuevo disco, After The Last Sky, adquiere una nueva dimensión musical al prescindir de la batería, lo que permite que el violonchelo, junto con el laúd y el respaldo del piano y el contrabajo, generen unas emotivas piezas.
El título del álbum proviene de un verso del poeta palestino Mahmud Darwish: ¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo?. Aunque la obra de Anouar refleja profundamente la realidad de Palestina, el disco fue grabado meses antes de los atentados de Hamas, que intensificaron el conflicto en Gaza, el cual, lamentablemente, persiste.
Musicalmente, el álbum ofrece un sutil jazz de cámara con una marcada influencia árabe, destacándose el laúd de Anouar Brahem. Anouar, quien ya había trabajado previamente en el disco anterior con los músicos ingleses reconocidos, Dave Holland (con el que tiene alguna colaboración más) y Django Bates, vuelve a contar con ambos músicos en el nuevo trabajo. Un aspecto notable de este disco es la sonoridad que aporta el violonchelo de Anja Lechner. En la pista de apertura, Anouar, con generosidad, permite que el violonchelo de Anja se desarrolle en armonía con el piano de Django, creando un inicio cautivador. En la segunda canción, la que da título al álbum y toma su nombre de un verso de Mahmud, Anouar brilla con su laúd, iniciando la pieza y permitiendo que los demás instrumentos se integren, para seguir manteniendo la prominencia del laúd a lo largo de la pista. Las composiciones en las que participan los cuatro músicos, que abarcan siete de las once piezas, conservan una línea similar, teniendo el laúd como elemento central, y siendo respaldado por sus tres destacados acompañantes, los cuales cuentan también con sus pequeñas intervenciones personales en el violonchelo, el piano y el contrabajo, dentro de cada pista. En ciertas canciones, es importante observar que Anouar complementa el sonido del laúd con un tipo de tarareo vocal. En la pista inicial eran dos músicos los que intervenían, como ya dije antes, y lo mismo sucede en otras tres pistas, como en “The Eternal Olive Tree”, donde se produce un enriquecedor diálogo entre el laúd de Anouar y el contrabajo de Holland. En “In the Shade of Your Eyes”, el violonchelo de Anja introduce el tema, dando paso al laúd de Anouar. Por último, el espíritu de Edward Wadie Said, activista palestino-estadounidense, además de crítico literario, se encuentra en “Edward Said’s Reverie”, una hermosa melodía, donde el piano de Django Bates y el violonchelo de Anja Lechner asumen el protagonismo. Todas las composiciones son obra de Anouar Brahem, quien ha buscado expresar mediante su emotiva música el sufrimiento y el desplazamiento del pueblo palestino.
Detrás del proyecto Cynefin se encuentra Owen Shiers, un músico galés del condado de Ceredigion. Owen explica que “cynefin” es un término galés que originalmente se refería a los caminos y huellas que los animales seguían en las laderas, pero que ha evolucionado para representar un sentido profundo de pertenencia y conexión con el lugar.
1. Helmi 2. Cornicyll 3. Mae’r Nen Yn Ei Glesni 4. Shili Ga Bwd 5. Y Medelwr 6. Cwm Altcafan 7. Pryd Y Potsiwr 8. Cwrw Bach 9. Pont Llanio 10. Pysgota 11. Faerdre Fach
Owen Shiers: Llais/Voice, Gîtâr/Guitar, Glockenspiel, Offer Taro/Percussion; Alfie Weedon: Bas Dwbl/Double Bass; Fred Harper & Charles Van Kirk: Dryms ac Offer Taro/Drums and Percussion; Chris Roberts: Gîtâr/Guitar; Steve Chadwick: Offer Pres/Horns; Maria Chiara Argìro & Laurence Greed: Piano; Flora Curzon, James Joseph Flannery, William Clark-Maxwell, Millie Ashton, Jack Greed: Lllinynnau/Strings; Cerys Hafana: Telyn Deiries / Triple Harp; Ailsa Mair Hughes: Sielo/Cello; Band Gwynt Machynlleth Wind Band: Rhagarweiniad/Intro – Mae’r Nen Yn Ei Glesni; Trefniannau Llinynnau/String Arrangements: Owen Shiers, Laurence Greed, Tom Greed.
Detrás del proyecto Cynefin se encuentra Owen Shiers, un músico galés del condado de Ceredigion. Owen explica que “cynefin” es un término galés que originalmente se refería a los caminos y huellas que los animales siguen en las laderas, pero que ha evolucionado para representar un sentido profundo de pertenencia y conexión con el lugar. Este proyecto nació tras recibir una beca para investigar las canciones folclóricas olvidadas de su tierra natal, con la intención de crear un mapa musical de Ceredigion, comenzando en el valle de Clettwr, donde creció. Su investigación se materializó en el álbum “Dilyn Afon”, lanzado en 2020 y producido por su mentor John Hollis, el cual fue aclamado por la crítica y nominado a Álbum del Año en Galés 2020. “Shimli” es la continuación de este trabajo, explorando las tradiciones de Ceredigion y tomando su nombre de las antiguas vigilias musicales y poéticas que se realizaban en molinos y talleres. A través de la fusión de música folclórica, poesía popular y relatos orales, el álbum investiga la relación entre la música, la poesía, la gastronomía y la naturaleza, mientras Owen se esfuerza por preservar su idioma y cultura, contribuyendo así a su rescate y promoción.
Owen nos explica lo que significan las canciones, así, la inicial, Helmi, introduce la letra de un viejo poema olvidado de un granjero de Prengwyn, Ifan Jones. En el poema, Jones Evans describe la granja familiar rodeada por un ejército resistente de helmi (pasteles de maíz) con uniformes dorados, protegiendo a los habitantes de la hambruna y el frío invernal. Por muy romántica que parezca la representación, el poema es un relato conmovedor y lírico de un pasado no muy lejano. No solo ha desaparecido helmi del paisaje galés, sino que también lo han hecho los cultivos nativos que una vez alimentaron a la nación. Para un país que ahora depende casi por completo de los alimentos importados, puede haber un mensaje oportuno en sus palabras. Cornicyll (que significa avefría), está inspirada en el poema del poeta y granjero Dic Jones y en mi propia visita con Ben Porter a la reserva de avefrías en Ynys Hir y es un comentario sobre la desaparición del ave tanto del paisaje como de la memoria cultural. Mae’r Nen Yn Ei Glesni es una canción tradicional de mayo con un toque bastante optimista, presenta las palabras del poeta Jacob Davies cantando las alabanzas de la primavera mientras nos despierta de nuestro sueño invernal. Shili Ga Bwd versa sobre la planta del ajenjo y sus propiedades medicinales, así como la de otras plantas. Y Medelwr aborda la abundancia de cultivos en el pasado, contrastando con la escasez actual. Cwm Altcafan es una canción que rinde homenaje a un desfiladero que desemboca en un río que solía estar lleno de peces. Pryd Y Potsiwr narra la vida del cazador furtivo que dependía de la caza para sobrevivir. Cwrw Bach se centra en la cerveza artesanal que se comercializaba en pequeñas reuniones comunitarias. Pont Llanio es un lamento por una planta procesadora de leche que tuvo gran importancia en el pasado, pero lleva abandonada desde hace muchos años. Pysgota, que significa pesca, expresa la tristeza por la disminución de los recursos pesqueros. Faerdre Fach, hace mención a un pequeño asentamiento cerca de Llandysul en Ceredigion, que funcionó como un centro administrativo local en la Edad Media. Sin embargo, con el cambio de nombre a “Happy Donkey Hill” hace más de una década, se ha perdido el sentido de contexto histórico y local, ya que este nuevo nombre busca atraer a los turistas.
En el ámbito musical, destaca la predominancia de la instrumentación acústica. La voz suave de Owen, acompañada de su guitarra, se enriquece con el contrabajo y ocasionales toques de percusión o piano, como se aprecia en la canción final del álbum, Faerdre Fach, donde también se incorporan cuerdas, al igual que en otras piezas como Shili Ga Bwd y Cwm Altcafan, así como en la melancólica Pont Llanio, que incluye el arpa y otros elementos. En temas como Mae’r Nen Yn Ei Glesni, los metales irrumpen, otorgando a la pieza un matiz entre jazz y folk. En Cornicyll, el silbido y la flauta evocan el lamento por la disminución del avefría. La melodiosa voz de Owen Shiers transmite paz y serenidad en un álbum que invita a reflexionar sobre el olvido cultural e identitario de su tierra natal, presentando un trabajo delicado que merece ser considerado.
1. Abre Ramče 2. Anii mei şi tinereţea 3.Jolta 4. Niška Banja 5. La Ciolpani 6. Ibrahim 7. Ederlezi 8. Phirado
Simon Thacker (classical guitar) & Justyna Jablonska (cello) with special guests: Masha Natanson (voice/violin), Gyula “Julius” Csík (cimbalom), Gyula Lázár (double bass)
El disco que recomiendo como sugerencia, “Songs of the Roma”, es un trabajo que presenta fundamentalmente a tres protagonistas: Simon Thacker, Justina Jablonska y Masha Natanson, aunque sin obviar la colaboración de Gyula “Julius” Csík y de Gyula Lázár, dos músicos, que merecen, por supuesto, nuestro reconocimiento.
En primer lugar, Simon Thacker, un escocés con formación musical clásica, es compositor, guitarrista clásico y director de orquesta. Su interés por explorar otros géneros y culturas lo llevó a fundar Svara-Kanti, una comunidad indo-occidental que busca crear nuevos mundos sonoros a partir de tradiciones clásicas, folclóricas y espirituales del subcontinente indio. Desde su inicio como cuarteto en 2011, el grupo ha evolucionado a un colectivo con diversas alineaciones, cada una enfocada en diferentes influencias musicales del subcontinente, como el clásico indostaní, el clásico carnático, el folk punjabi y la tradición mística Baul. Su álbum doble Trikala, lanzado en 2018, recibió elogios internacionales y ganó un Scottish New Music Award en 2019. Además, Thacker dirige Ritmata, un laboratorio musical donde colabora con destacados improvisadores europeos, creando música que desafía los límites a través de la complejidad y la improvisación. Su obra “Quadriga in 5”, del álbum “Tàradh” , fue nominada a los prestigiosos Ivors Composer Awards en 2019. Simon ha lanzado otra iniciativa llamada Karmana, en colaboración con la violonchelista polaca Justyna Jablonska, con el objetivo de ofrecer una nueva perspectiva en la música de cámara y han lanzado un disco bajo el mismo nombre.
Nuestra segunda protagonista es Justyna Jablonska, una música polaca que reside en Edimburgo. Ha desarrollado una carrera vibrante en la música clásica contemporánea y la fusión durante la última década. Es conocida por su virtuosismo y su enfoque en la interdisciplinariedad y la interpretación experimental. Jablonska se presenta frecuentemente en eventos de música clásica y del mundo en el Reino Unido y Europa. En 2022, lanzó su primer álbum intercultural junto a la violinista carnática Jyotsna Srikanth, titulado “Songs for Cello and Carnatic Violin”, y también presentó su primer trabajo multimedia en solitario, “Lost and Found: A Cellist’s Journey”. En octubre de 2023, obtuvo un doctorado en práctica musical creativa en el Real Conservatorio de Escocia, centrado en la colaboración con una violinista del sur de la India, explorando tradiciones carnáticas y la improvisación libre, financiado por una beca del Carnegie Trust. Justyna posee una maestría de la RNCM, donde estudió con Peter Dixon, y ha trabajado con destacados músicos en la Academia del Festival de Lucerna desde 2014, lo que le ha permitido seguir actuando como parte de Lucerne Festival Alumni.
Por último, Masha Natanson, es una cantante y violinista que proviene de una familia con una fuerte herencia musical. Su madre, quien cantaba canciones gitanas y rusas, le inculcó su pasión por la música. No obstante, Masha optó por seguir su propio camino. A los 15 años, abandonó la escuela de música y su hogar, trasladándose a las montañas para descubrir la música tradicional de los Cárpatos y de las comunidades gitanas. Al integrarse en grupos folclóricos locales, aprendió muchas melodías en diversos idiomas y dialectos de esta región multicultural. Vivió en varios lugares, tocando música para subsistir. Durante casi un año, también formó parte de la banda gitana Kałe Kała, y en 2004 comenzó a colaborar con artistas de música del mundo en Lublin, lo que la llevó a crear su propia banda, Čači Vorba, dos años después. Masha no solo adapta un amplio repertorio de canciones tradicionales, que van desde romances rusos hasta rebetiko griegos, sino que también compone letras en lengua romaní. Sus letras abordan temas como el amor, la búsqueda de raíces perdidas, el constante deambular, el ciclo de vida y muerte, y la situación de la mujer en sociedades tradicionales. Su voz poderosa y carismática, junto con sus interpretaciones emotivas, han sido muy valoradas por los aficionados a la música en todo el mundo, reflejando su profunda pasión por la música y su talento como artista excepcional de Europa del Este.
“Songs of the Roma” es un disco para degustar. En la parte musical deberemos prestar especial atención a la maestría en la guitarra clásica de Simon Thacker, donde ha sabido fundir los sonidos gitanos balcánicos y rumanos con reminiscencias de Django Reinhardt, los sonidos de India y los clásicos de su formación. Justyna Jablonska en el cello está también impresionante, al igual que Masha Natanson en el violín. Por su parte, Gyula “Julius” Csík, es un maestro en el címbalo húngaro, dotando a las canciones de una atmósfera especial. No debemos olvidar la aportación de Gyula Lázár en el doble bajo. Dos de las canciones son instrumentales, “Jolta”, en trío, con el virtuosismo de Simon en guitarra, Justyna en el violonchelo y Gyula Csík en el címbalo. El otro tema instrumental es “Phirado”, aquí en formación de cuarteto, con la adicción del contrabajo de Gyula Lázár. Las seis canciones restantes, con la base musical de estos talentosos músicos, cuentan con la impresionante voz de Masha, quien transmite con gran sensibilidad la esencia de las canciones romanís. Este álbum representa no solo una exhibición de destreza tanto instrumental como vocal, sino que también rinde homenaje a la abundante herencia cultural de la música gitana, integrando influencias de diversas tradiciones musicales.
El primer álbum sugerido para 2025 es “Tension”, lanzado el año anterior pero presentado a finales de ese mismo año. Este trabajo representa una fusión de géneros que incluye jazz, soul, funk y rock, enriquecido con influencias etíopes, latinas y psicodélicas. El liderazgo corre a cargo del destacado músico etíope Mulate Astatke, quien colabora con la reconocida formación Hoodna Orchestra.
1. Tension 2. Major 3. Hatula 4. Yashan 5. Delilah 6. Dung Gate
Mulatu Astatke – vibráfono, piano, percusión; Ilan Smilan – guitarra; Eitan Drabkin – órgano; Nadav Bracha – bajo; Eylon Tushiner – saxofón tenor, flauta; Elad Gellert – saxofón barítono; Bar Ashkenazi – trompeta, fliscorno; Matan Assayag – batería; Raz Eytan – percusión; Shahar Ber – percusión; Ran Birnbaum – percusión; Neal Sugarman – saxo tenor en el #5 saxo alto en el #5; Udi Raz – trombón en el # 3
Mulatu Astatke es un destacado músico etíope de 81 años, originario de Jimma, Etiopia. Durante la década de 1950, residió y estudió en Londres, y posteriormente en Boston y Nueva York. Su interés inicial por el jazz y la música latina evolucionó hacia el funk y el soul, lo que le permitió fusionar estos géneros con ritmos tradicionales etíopes, creando así el estilo conocido como “Ethio-jazz”. Aunque su música era apreciada en círculos entendidos y locales, el lanzamiento del álbum recopilatorio ‘”Éthiopiques” en 1998, y su inclusión en la banda sonora de “Broken Flowers”, película de Jim Jarmush de 2005, ampliaron significativamente su reconocimiento.
Hoodna Orchestra es una agrupación compuesta por 12 integrantes, establecida en 2012 en el sur de Tel Aviv. Su unión se basa en la pasión por el afrobeat, el cual han fusionado con elementos de rock psicodélico, funk, soul y jazz. Aunque todos los integrantes poseen una sólida formación musical, destacan el guitarrista Ilan Smilan y el organista Eitan Drabkin de Sababa 5, el baterista Matan Assayag del trío Shalosh, el percusionista Rani Birenbaum de The Faithful Brothers y la colaboración del saxofonista y multiinstrumentista reconocido, Neal Sugarman, quien además ejerce de productor. La orquesta Llevaba un tiempo fascinada por los sonidos etíopes de Mulatu Astatke, y tras la colaboración, más que satisfactoria, con la cantante etíope Tesfaye Negatu, decidieron invitar a Mulatu a participar en la grabación de un álbum y las presentaciones correspondientes en vivo.
El álbum “Tension”, aunque grabado en 2023, fue lanzado a finales de 2024. La obra inicia con la canción que le da nombre, “Tension”, donde el vibráfono distintivo de Mulatu Astatke establece el ambiente, seguido por la batería de Matan Assayag, el bajo de Nadav Bracha y la percusión de Ran Birnbaum, que conducen a la sección de metales, destacando nuevamente el vibráfono de Mulatu y el saxofón de Eylon Tushiner. La pieza “Major” resalta el espléndido manejo del órgano de Eitan Drabkin, acompañado por metales, percusiones y la guitarra de Ilan Smilan, mientras que “Hatula” ofrece una atmósfera más tranquila y nocturna, con Mulatu tocando suavemente el piano, respaldado por la sección rítmica y los metales. “Yashan”, la pista más larga del álbum, continúa la atmósfera de la anterior, con Mulatu regresando al vibráfono y tocando de manera sutil, acentuado por el bajo de Nadav Bracha, la batería y las percusiones, donde los metales aparecen y desaparecen, culminando en un destacado solo de vibráfono de Mulatu y una demostración de maestría por parte de Elad Gellert en el saxofón barítono. “Delilah”, con su fusión de jazz latino y matices africanos, resalta por el cautivador sonido de la flauta de Eylon Tushiner. Mulate demuestra una vez más su maestría en el vibráfono, mientras que Ilan Smilan presenta un solo de guitarra magistral que combina elementos africanos con toques de psicodelia. El tema “Dung Gate” concluye el álbum con un cautivador predominio de percusiones y metales. Mulatu complementa la pieza con los matices precisos del vibráfono.
La asociación entre Mulatu y Hoodna Orchestra ha resultado ser sumamente fructífera, dando lugar a una fusión de elementos deslumbrantes. Este intercambio artístico no solo resalta la maestría de Mulatu, sino que también pone de manifiesto el talento colectivo de Hoodna Orchestra. La sinergia entre ambos ha dado lugar a un trabajo que trasciende fronteras y celebra la diversidad cultural.