El personaje cae en un profundo vacio existencial; en clara referencia a la influencia que Sartre dejaba en toda la literatura por aquellos años; también como propugnaba Sartre tiene lugar en Erdosain la “ascesis de la abyección”, encontrando sentido a su vida en la recreación de la malignidad.
El personaje central encuentra un apoyo en otro sujeto que adquiere protagonismo propio, con similar importancia que Erdosain, el Astrólogo. Personaje ambiguo con un discurso inmerso en la ficción. Pretende crear una sociedad secreta, capaz de tambalear los cimientos de la sociedad aletargada en la que viven.
Se podría decir que asistimos a dos novelas dentro de la novela. Por un lado, el seguimiento hacia Erdosain, pensamientos atormentados y deformados, junto a sus acciones. Por otro lado, el seguimiento hacia el Astrólogo, con sus delirios. El Astrólogo es un personaje contradictorio, mezcla ideas Marxistas, Leninistas, con ideas fascistas con defensa de Mussolini y creencias religiosas, con la vuelta a la fé. Tiene gran poder de atracción con sus discursos grandilocuentes. Arlt está previendo los momentos convulsos de discursos exaltados que derivarán en el nazismo. Otra interpretación posible sería ver al Astrólogo como una especie de embaucador o pícaro, que lo único que pretende con su falaz discurso es su propio beneficio.
Indicar que Arlt, en un momento dado, anuncia la continuación de la historia en su siguiente libro, Los Lanzallamas.
Otros personajes se dan cita en la obra, pero sin la importancia de los dos anteriores; como Barsut, el cuñado de Erdosain, visto por éste con desprecio y atracción a partes iguales, al considerarlo como su otro “yo”. El Rufián Melancólico, tiene también su importancia, es matemático, con un nivel intelectual alto, pero ejerce de proxeneta y menosprecia a las mujeres; las esclaviza. Se da cita la misoginia de Arlt; quizás por la insatisfacción que sentía en su propio matrimonio. Esto mismo se observa entre Erdosain y Elsa, su mujer; ella se siente incomprendida, al igual que Erdosain es consciente de mostrarse incapaz de satisfacerla; igual que sucede al propio Arlt con su mujer. En cartas a su hermana Lila comentaba el autor su tormentoso matrimonio:
“Algún día en un libro, será el más espantoso que escriba y lo empezaré pronto, contaré mis relaciones con Carmen. Mi vida de sufrimiento con esta mujer con la que me casé. Tengo tantas y tantas cosas que escribir y que contar, a favor y en contra de mí, que ahora sé que todo lo que se ha escrito vale, y vale porque fue escrito con sangre.”
“Ella permanece impasible leyendo un libro que a mi me hace llorar a gritos. Qué querés. Somos dos sensibilidades distintas. Dos vidas distintas. El único punto de contacto es el instinto, satisfecho éste (sería más cómodo ir a un prostíbulo) no queda entre nosotros sino frialdad y desgano.”
Otro personaje destacable es Ergueta, con un alto grado de locura y misticismo.
Es brillante como el autor incluye la figura de un cronista de la historia que ejerce de narrador omnisciente en algunos momentos, pero en otras ocasiones, él mismo puntualiza que lo que está narrando se lo relató Erdosain.
Al igual que en El Juguete Rabioso, lo trágico y lo cómico desembocan en lo grotesco. En una escena donde aparentemente se lucha por la vida, a un personaje se le desgarra el pantalón quedando las nalgas al aire. La animalización de los personajes tiene lugar en la descripción del gerente (cabeza de jabalí), donde trabaja Erdosain o Ergueta (perfil de gavilán), como su cuñado Barsut (ave carnicera).
Arlt proyecta en sus personajes su propia angustia, debida a la complicada relación con su padre, al trabajo sin descanso, a la infelicidad en su matrimonio; como también al desprecio de los intelectuales, que no concedían valor alguno a sus pensamientos y obras. Como ya destacara su hija Mirta, en un prólogo a Los Siete Locos, Arlt era Astier o Erdosain y viceversa. Él mismo expresaba en una carta a su hermana:
“Pensá que yo puedo ser Erdosain, pensá que ese dolor no se inventa, ni tampoco es literatura”.
Arlt mezclaba variedad de lenguas, incluyendo el lunfardo; bastante empleado en letras de tango. El grupo argentino de Córdoba, Guaso Abrojal, rescata la manera tradicional de interpretar tangos y milongas:
Guaso Abrojal by Guaso Abrojal
Editorial: Cátedra, Letras Hispánicas, edición 2011.
Edición: Flora Guzmán.
Fuente de Imagen de Roberto Arlt: La Fotografía en la Historia Argentina. Tomo II, Buenos Aires, Clarín, 2005, p. 221. Dominio público