CoincidirĂĄ con unos delincuentes, refugiĂĄndose en su casa. Pero no serĂĄ nada fĂĄcil conseguir su beneplĂĄcito.
Tras un comienzo vertiginoso en el exterior de Philadelphia, la narración pråcticamente hasta el final, transcurrirå en el interior de una casa, volviéndose claustrofóbica.
Goodis, plantearĂĄ un sutil juego psicolĂłgico entre sus moradores. Sigue de cerca en la narraciĂłn a Hart, cuya preocupaciĂłn serĂĄ integrarse como mejor pueda entre ellos para, transcurridas varias semanas, una vez que la policia afloje la persecuciĂłn; poder buscarse la vida.
La narraciĂłn de Goodis es impecable. En ningĂșn momento decae, mas bien al contrario. Los personajes estĂĄn bien perfilados, destacando las figuras del propio Hart, con los secretos que parece albergar y de Charley, cabecilla de la banda, un verdadero profesional del crimen, con sus luces y sus sombras y ciertas debilidades que otorgan mĂĄs veracidad a su persona.
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Hart plantearĂĄ juegos ambiguos entre los miembros del grupo. IntentarĂĄ ganarse la confianza del cabecilla, Charley, como tambiĂ©n de la rolliza Frieda, querida del jefe; creando tensiones entre los tres personajes. Vive con ellos otra joven flacucha, Myrna, quien tendrĂĄ sus momentos relevantes dentro de la narraciĂłn. Mattone es el miembro desconfiado y peligroso. No puede ver al prĂłfugo intruso que ha trabado tanta complicidad con su jefe, amenazando su posiciĂłn. Rizzio es el miembro mĂĄs pasivo, no se mete en lĂos.
Hart ha cometido una acciĂłn penada, que sin desvelar trama; explicarĂĄ en un momento dado. Tiene estudios, Bellas Artes, gusta de las obras de arte. Pero como lo recriminan otros miembros, parece atraer la mala suerte. Es un perdedor. Sabe que el futuro presenta escasas salidas. Intenta sobrevivir ante situaciones adversas.
El tĂtulo del libro hace referencia al dĂa considerado de mala suerte: viernes trece, equivalente al martes trece en nuestra cultura. Ese dĂa tendrĂĄn que realizar un trabajo especial los delincuentes, con las consabidos supersticiones por parte de algĂșn miembro de la banda, añadiendo las dudas y la fatalidad que parece perseguir al protagonista:
“El viernes, pensĂł Hart. RecordĂł la fecha del Inquirer de ese dĂa. Era el 11 de enero. De modo que el viernes serĂa 13. Eso no le gustaba, y se dijo que el viernes serĂa un dĂa de mal augurio. Pero quizĂĄs no. QuizĂĄs si Ă©l podĂa⊔
Goodis, regresĂł en 1950 a Philadelphia con su madre y un hermano esquizofrĂ©nico. Muchas noches salĂa a los barrios bajos, frecuentaba Clubes y localuchos donde conociĂł a toda clase de gente relacionada con ese mundo. De este modo conociĂł bien el ambiente de arrabal, que luego tan certeramente plasmĂł en sus libros. En el segundo tomo autobiogrĂĄfico de Ricardo Piglia (ver aquĂ), refiere una conversaciĂłn con Juan Carlos Onetti, quien manifiesta que para Ă©l, el escritor que mĂĄs aprecia de novela negra es David Goodis.
La novela de editorial JĂșcar es difĂcil de conseguir, salvo en librerĂas de viejo o alguna biblioteca. Existe una ediciĂłn de 2011 de la editorial R.B.A., Serie Negra:
David Goodis era un amante del jazz y la figura mĂĄs nombrada en el libro es Dizzy Gillespie:
“La cena fue una comida muy ruidosa, pero la mayor parte del ruido llegĂł desde la radio. HabĂan subido su volumen al mĂĄximo, y el encargado de seleccionar las grabaciones pasĂł muchos discos de Dizzy Gillespie. Comieron las tiernas costillas de ternera, mientras la trompeta de Dizzy subĂa a tonos cada vez mĂĄs altos, hasta que ellos sintieron deseos de mirar hacia arriba para ver si no estaba agujereado el techo.”
En el disco siguiente, tenemos a Dizzy Gillespie en tomas en directo en 1971, con The Mitchellâ-âRuff Duo:
Dizzy Gillespie And The Mitchell-Ruff Duo – In Concert by Dizzy Gillespie
Editorial: JĂșcar, ediciĂłn 1990
ColecciĂłn: Etiqueta negra, NĂșmero 123
TraducciĂłn: Bruno SuĂĄrez