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Celia Rico Clavellino. La fragilidad del amor materno filial

La carrera de la joven cineasta sevillana, Celia Rico Clavellino, merece ser destacada. Me centraré en sus dos primeros largometrajes, “Viaje al cuarto de una madre” (2018) y “Los pequeños amores” (2024), ya que ambos filmes están intrínsecamente relacionados en su temática, formando un díptico que examina la relación entre madre e hija. Además, es relevante señalar su inicio en el mundo del cine con el cortometraje “Luisa no está en casa” (2012), donde ya abordaba temas como la soledad en la mujer, la incomprensión y la vejez. Mencionar que en estos días se estrena su tercer largometraje, “La buena letra”, el cual se aleja del díptico anterior y se inspira en la obra homónima de Rafael Chirbes, cuyo escenario tiene lugar en la posguerra española.

“Viaje al cuarto de una madre” está disponible en Movistar y SkyShowtime, mientras que “Los pequeños amores” se puede ver en Movistar y Filmin. En Filmin también se encuentra su cortometraje “Luisa no está en casa”.

“Viaje al cuarto de una madre” (2018) marca el primer largometraje de Celia Rico. La trama se centra en la insatisfacción de Leonor (Anna Castillo) en su trabajo como modista, una ocupación que sigue la herencia de su madre, Estrella (Lola Dueñas). Aunque Leonor disfruta de la compañía de su madre en el hogar familiar, siente que ha llegado el momento de buscar su independencia. Su deseo de dejar el empleo y mudarse se ve obstaculizado por su temor a comunicarlo a Estrella, quien, a su vez, no quiere que su hija se marche, pero tampoco puede impedirlo. Ambas se enfrentarán a los retos que esta nueva etapa de sus vidas les presenta.

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Celia describe que la idea central de la película se origina en la experiencia de una madre solitaria que intenta establecer contacto telefónico con su hija, deseando cercanía y afecto. Sin embargo, la hija, ocupada con sus propias actividades, apenas responde a sus intentos de comunicación. Esta situación inquieta a la directora, quien se encuentra lejos de sus propios padres y ve en el teléfono su único vínculo con ellos.

Viaje al cuarto de una madre – Trailer

Clavellino establece desde las primeras escenas los principios de su cine, adentrándose en una narrativa íntima que destaca por su sutileza y un profundo respeto hacia los personajes que habitan en la pantalla. En su enfoque, Celia evita el juicio, limitándose a reflejar las reacciones que los personajes expresan a través de sus interacciones.

La directora busca plasmar en su película las complejidades de la relación entre madre e hija, donde ambas deben esforzarse por alcanzar un equilibrio adecuado. La madre necesita establecer un vínculo con su hija sin caer en la sobreprotección, mientras que la hija debe seguir su propio camino, manteniendo al mismo tiempo su afecto por su madre a la distancia. En la presentación de la película, Celia lo explica de manera clara, teniendo a la escritora italiana Natalia Ginzburg como referencia:

“Viaje al cuarto de una madre es una película sobre el estrecho lazo que une a una madre y a una hija, tan íntimo y delicado que a menudo se enmaraña y las atrapa. Una historia sobre los apegos y las distancias en la que hemos intentado capturar esos momentos complejos de la vida en los que el amor se revela en el saber alejarse, en el dejar ir. Me gusta citar a Natalia Ginzburg cuando dice que, como padres, deberíamos tener una relación íntima con los hijos y, sin embargo, no mezclarnos violentamente en su intimidad. Encontrar el justo equilibro entre silencio y palabras”. (Celia comparte sus sensaciones sobre la película en la Academia del Cine).

viaje al cuarto de una madre

Celia retrata la soledad que vive Estrella, quien, tras la muerte de su esposo, aún escucha su voz en momentos de aislamiento. La jubilación no ha fortalecido sus lazos con antiguas amigas, y esta soledad se agudiza con la partida de su hija. La preocupación por la soledad en la vejez es un tema recurrente en la obra de Celia Rico, que ya exploró en su cortometraje y que volverá a abordar en su segundo largometraje. A pesar de esto, Estrella halla un poco de consuelo en Miguel, un excompañero de trabajo que le propone coser para su grupo de baile y asistir a los ensayos.

En cuanto a Leonor, atraviesa una etapa complicada en su vida. Tiene la firme intención de cambiar de empleo y abandonar el hogar, pero al mismo tiempo, siente una profunda tristeza por la separación de su madre. Su deseo de superación la motiva a buscar nuevas oportunidades y a experimentar la independencia. No obstante, a medida que avanza en esta búsqueda, se enfrenta a la dura realidad de que trabajar y relacionarse en un país extranjero conlleva desafíos adicionales. Esta situación le provoca una sensación de insatisfacción, ya que las expectativas que había formado no coinciden con la realidad que enfrenta.

Leonor planchando

Madre e hija se encuentran en un dilema. Leonor desea forjar su propio camino, enfrentando una dualidad entre la incertidumbre sobre su futuro y el temor de herir a su madre. Por su parte, Estrella anhela la felicidad de su hija, pero también experimenta dudas sobre la mejor forma de brindarle apoyo. Celia nos lo aclara nuevamente:

“Me gusta colocar a los personajes en encrucijadas cotidianas en las que, sin certezas a las que agarrarse, tengan que decidir –y por tanto, dudar– qué es lo mejor y para quién. En la tesitura de estas (in)decisiones se abren grietas, laberintos y hasta descubrimos que tenemos deseos. A pesar de que los miedos los escondan de nuevo. El amor incondicional no necesariamente le vuelve a uno más fuerte”. (Celia comparte sus sensaciones sobre la película en la Academia del Cine).

Es importante resaltar el trabajo de Rico Clavellino, quien logra humanizar y dar realismo a la compleja relación entre madre e hija. Sin indicar el rumbo de los acontecimientos, se sugiere que ambas tienen que tratar de encontrar una conexión más profunda que les permitirá enfrentar juntas los desafíos de la vida.

Sin embargo, la película no proporciona respuestas definitivas, ya que no existe una solución mágica que garantice el éxito en las relaciones personales y en el amor hacia los seres queridos. Sobre ello nos habla la directora:

“Todo el proceso de hacer esta película ha estado atravesado por la pregunta sobre cómo vivir la propia vida y manejar ese amor que nos hace tan frágiles. No tengo una respuesta clara; las incertidumbres continúan cuando todo el proceso se acaba. Así es el misterio de hacer una película”. (Celia comparte sus sensaciones sobre la película en la Academia del Cine).

La mayor parte del metraje transcurre en el interior del piso de Estrella, lo que intensifica la sensación de claustrofobia que experimenta la madre.

Celia utiliza la cámara fija para capturar planos estáticos en las diferentes estancias del piso. Los movimientos de la cámara son sutiles, lo que favorece una estabilidad visual en las escenas. Recientemente, mencioné la película de Hong Sang-soo, En lo alto (Ver aquí), y ambas obras comparten una sobriedad técnica que resulta muy adecuada en este tipo de narrativas íntimas que exploran las emociones de los personajes.

Aunque el cine de Hong Sang-soo tiende a ser más conversacional, en el trabajo de Celia, a pesar de la presencia de diálogos, se otorga un gran valor a los gestos y a los silencios.

La música es diegética. En diversas ocasiones se escuchan canciones, en una discoteca, en los ensayos de baile, pero el momento que más me conmueve es aquel en el que Leonor en el ordenador escucha “Train song”, de la cantautora británica Vashti Bunyan, una delicada y melancólica joya. En ese instante se encuentra informándose sobre trabajos en Inglaterra y su madre se asoma a la puerta para desearle buenas noches. Leonor muestra con sus gestos la angustia interior en la que se halla inmersa.

Train song – Vashty Bunyan

El elenco de intérpretes está excepcionalmente seleccionado, destacando especialmente la impresionante actuación de Lola Dueñas, quien brilla con una interpretación sublime. Anna Castillo también ofrece una actuación destacada, evidenciando su notable evolución como actriz en un corto período de tiempo. Aunque el enfoque principal recae en las dos protagonistas, es importante mencionar las intervenciones puntuales de Pedro Casablanc, cuyo talento siempre aporta un valor añadido a cualquier producción.

La película recibió el Premio de la Juventud en la edición de 2018 del Festival de Cine de San Sebastián, lo que la posicionó favorablemente como una destacada ópera prima.

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Tuvieron que transcurrir seis años para que Celia Rico nos volviera a entregar otra película, “Los pequeños amores” (2024). Esta obra forma un díptico con su película anterior, al profundizar en la compleja relación entre madre e hija.

La trama de la película gira en torno a Ani (Adriana Ozores), una mujer de más de sesenta años que lleva una vida apacible en su casa de campo. Se dedica a pintar las paredes de su hogar, leer en tranquilidad y pasear con su perro, con quien juega en el campo. Sin embargo, durante uno de sus paseos, sufre una caída que le provoca la inmovilización de una pierna y un brazo. Ante esta situación, necesita la asistencia de su hija Teresa (María Vázquez), quien ya había planificado sus vacaciones de verano para viajar a Estados Unidos.

Los pequeños amores – Trailer

En su entrevista a la revista Vogue, habla Celia sobre el origen de la película, el cual tiene que ver con el miedo a envejecer sola. Introduce por tanto, el tema de la problemática de la vejez, que ya había tratado, de alguna manera, en su anterior película y en su cortometraje. En “Los pequeños amores”, Ani, la madre, ama su independencia y soledad. Sin embargo, el paso del tiempo conlleva una merma en sus capacidades físicas, lo que puede dar lugar a contratiempos, como el que estamos analizando en este caso.

  • Celia Rico no ha tenido ningún tipo de reparo a la hora de confesar, durante el anuncio de este nuevo largometraje, que el filme nació gracias a su propio miedo a envejecer sola.
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El entorno de la nueva película presenta un cambio significativo. Mientras que “Viaje al cuarto de una madre” se desarrollaba casi en su totalidad en los interiores de un piso, esta vez la acción transcurre en una casa de campo rodeada de naturaleza, con el verano como telón de fondo.

Las personalidades de la madre y la hija presentan nuevas características, aunque algunas similitudes persisten, especialmente al reflejar la fragilidad del amor entre ambas. La madre, Ani, se caracteriza por su independencia y su firme convicción de vivir sola, acompañada únicamente por su leal perro, a diferencia de Estrella, el personaje de la película anterior, quien experimentaba una soledad impuesta tras la muerte de su esposo y la marcha de su hija. Por su parte, la hija, Teresa, es una mujer en la cuarentena, que vive de manera autónoma y posee intereses distintos a los de Leonor, la joven de la película anterior, quien lidiaba con inseguridades sobre su futuro laboral.

Nos encontramos ante dos mujeres que, al vivir solas, deben adaptarse a la convivencia. Esta circunstancia genera los primeros conflictos, principalmente impulsados por la influencia de una madre de carácter fuerte, en contraste con la hija, quien posee una personalidad más tolerante y conciliadora.

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Ante las disputas por asuntos que pueden parecer insignificantes, tanto la madre como la hija deben esforzarse por encontrar un equilibrio que les permita establecer una comunicación más cercana y afectuosa. La relación entre madre e hija se ve afectada por la falta de comunicación, lo que genera malentendidos y distanciamiento emocional. En un principio, Ani, trata de imponer su criterio. Igualmente, Teresa, se muestra reservada respecto a su vida personal y emocional, evitando abrirse con su madre debido a la fuerte personalidad de esta última. Celia Rico, además de plasmar las conversaciones, captura a través de gestos y silencios la evolución gradual de la relación entre ambas, mostrando cómo el entendimiento mutuo puede transformar su vínculo y permitirles acercarse de manera más auténtica.

La cineasta ofrece información muy precisa sobre las personalidades de la madre y la hija, a través de las explicaciones que brinda a Alba Sueiro en Contracultural:

  • ¿Cómo es la relación entre Ani, la madre, y su hija Teresa en cuanto a sus personalidades y las expectativas que tienen la una de la otra?
  • “Ani, no es una madre opresiva, sino una madre muy independiente, que ha tenido que luchar mucho y ha estado muy sola, lo que le ha dado una opinión firme sobre cómo deben hacerse las cosas. Esa firmeza viene de la necesidad de hacerse fuerte para enfrentarse al mundo, pero a veces se olvida de su propia fragilidad. Su hija, Teresa, lo que hace es abrirle ese espacio más vulnerable, donde puede relajarse, aunque sea una madre «punki» que le dice a su hija que haga lo que quiera. A pesar de su espíritu independiente, su personalidad fuerte genera expectativas en su hija, que teme decepcionarla y por eso le cuesta compartir aspectos de su vida, como sus relaciones sentimentales.
  • Teresa se preocupa por lo que su madre piense de ella, pero se da cuenta de que quizás su madre es más abierta y feminista de lo que imaginaba. A veces, las hijas pensamos que nuestras madres nos juzgarán desde un lugar conservador, pero en realidad, han luchado mucho más que nosotras y nos sorprenden con su sabiduría y perspectiva. Es curioso que muchas veces nos parece más fácil hablar con las madres de nuestras amigas, que parecen más abiertas, cuando en realidad nuestras propias madres pueden ser menos conservadoras de lo que creemos. Han tenido que enfrentarse a un contexto difícil, pero cuando vamos a lo profundo y lo práctico, nos damos cuenta de que nuestras madres nos dan lecciones importantes sobre el feminismo, incluso dentro de estructuras machistas”. (Celia Rico a Alba Sueiro en Contracultural).

Gradualmente, ambas mujeres comienzan a adoptar posturas más relajadas, lo que les permite disfrutar de instantes y conversaciones distendidas en un entorno natural sereno.

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En la conversación mantenida en Contracultural, es muy inteligente tanto la pregunta como la respuesta en torno al significado de “ser hija”:

  • ¿Qué crees que significa ser hija? ¿Qué significa para ti?

En “Viaje al cuarto de una madre”, adquiría cierta relevancia el personaje interpretado por Pedro Casablanc. En “Los pequeños amores”, también Celia Rico introduce un tercer personaje, interpretado por Aimar Vega, pero aquí, adquiere más cuerpo, pues su interacción con las dos mujeres, especialmente con Teresa, nos ofrecen pinceladas sobre la personalidad del joven y de Teresa. Este joven comparte con Teresa sus anhelos y temores, recibiendo de ella consejos que, en ocasiones, son conservadores. A través de este intercambio, Teresa adopta una postura maternal, brindándole apoyo y orientación en sus inquietudes. La relación con el chico permite a Teresa profundizar en sus propias emociones y reconocer la importancia de fortalecer su vínculo con su madre.

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En “Los pequeños amores” se subvierte el rol de cuidadora, pues si en “Viaje al cuarto de una madre”, el papel de cuidadora lo ejercía de manera natural, la madre, en esta película, es la hija la que tiene que ejercer el papel. A propósito de ello, es reveladora la conversación que Celia Rico mantiene con la revista Vogue:

Celia Rico pretende desmitificar la idea del “Gran amor” y el “Amor incondicional”. Es ilustrativa su exposición en Vogue:

  • En línea con otras obras artísticas recientes, como los libros Las abandonadoras, de Begoña Gómez Urzaiz, o Las hijas horribles, de Blanca Lacasa, Celia Rico parece querer volver a desacralizar la maternidad desde su voz en Los pequeños amores. No tiene que ser perfecta y no pasa nada.

Clavellino continúa con su sobriedad en cuanto a la colocación de la cámara. Suele dejar la cámara estática, en la mayor parte de los planos, pero evidentemente, al suceder algunas escenas en exteriores, tomo por ejemplo, las excursiones en bicicleta de Teresa, bien hacia el pueblo o hacia el campo, la cámara se adecúa, presentando ciertos movimientos y algún pequeño travelling. Al igual que Hong Sang-soo, Celia no necesita “marear la cámara”, y eso se agradece.

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Al igual que en su película anterior, la música es diegética y, generalmente, se escucha a través del teléfono móvil de Teresa. En varios instantes suena la estupenda canción de Family, “El bello verano”.

Family “El bello verano”

El elenco de la película, al igual que en su anterior trabajo, está excepcionalmente seleccionado. Adriana Ozores demuestra la excelente actriz que es, siempre actuando de modo tan natural y creíble. María Vázquez continúa su evolución como actriz, y su capacidad para transmitir los diversos estados emocionales que experimenta junto a su madre, el joven pintor o sus dilemas sentimentales, es sobresaliente. Además, sorprende la frescura y autenticidad del joven actor Aimar Vega. A este respecto, Adriana se pronuncia en Vogue:

  • Por casualidades de la vida y de los procesos de producción, Los pequeños amores está protagonizando por dos mujeres que se encuentran en un momento fantástico laboralmente hablando. María Vázquez recibía hace unas semanas su segunda nominación a los Goya por su trabajo en Matria. Adriana Ozores estrenaba la aplaudida serie Galgos. Y ambas funcionan a la perfección juntas en pantalla. El encontrar un reparto bien engrasado no fue trabajo de un día.

La película obtuvo en el Festival de Málaga 2024 dos importantes premios: Premio Especial del Jurado – Biznaga de Plata y Mejor actriz de reparto: Adriana Ozores.

En estos días, se estrena en las salas de cine el tercer largometraje de Celia Rico Clavellino, “La buena letra”, sobre la obra con el mismo título, de Rafael Chirbes. La propia Celia ha adaptado el guion de la novela. En ella, la directora trata de dar voz a las mujeres silenciadas en la posguerra, por el franquismo.

En Kinótico, Celia Rico comenta su interés por haber elegido la obra de Chirbes, para llevarla a efecto:

  • ‘La buena letra’ se desarrolla durante la posguerra en un deprimido pueblo valenciano, donde Ana (Loreto Mauleón) trata de salir adelante con su familia. Los estragos de la guerra civil se sienten en el día a día, pero en su cuñado Antonio (Enric Auquer), las heridas son aún más profundas. Ante la incapacidad de Tomás (Roger Casamajor) para ayudar a su hermano, Ana intenta la sanación de Antonio a base de guisos, secretos y silencios. Después de dos exitosos largometrajes con historias originales, ‘Viaje al cuarto de una madre’ y ‘Los pequeños amores’ (ambas centradas en relaciones materno-filiales) es la primera vez que Rico Clavellino echa mano a un texto ajeno. El hecho de que se tratase de una novela de uno de los totéms de la literatura española, parecía elevar el nivel de dificultad.
La buena letra – Trailer oficial

Celia Rico Clavellino, a lo largo de su trayectoria en el cine, exhibe una sensibilidad singular en la creación de sus obras. Esta sensibilidad se refleja en la forma en que trabaja con sus actores y actrices, mostrando un profundo respeto hacia sus personajes y evitando emitir juicios sobre ellos. Así, brinda al espectador la oportunidad de formar su propia interpretación. Además, la modestia que Celia proyecta es digna de admiración, especialmente en un entorno cinematográfico frecuentemente marcado por egos desmedidos.

Imágenes promocionales de las películas, pertenecientes a las compañías Amorós Producciones, Arcadia Motion Pictures, Canal Sur, Noodles Production, Pecado Films, Sisifo Films AIE, RTVE, TV3, Viracocha Films (Agradecimientos).

Complementos de apoyo en el artículo: La presentación de la película “Viaje al cuarto de una madre”, en la Academia de Cine y las entrevistas pertenecientes a la revista Vogue, Kinótico y Contracultural. (Agradecimientos).

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