Se centra la localización de este semi documental de 2018, en el paraje vacacional de Cergy-Pontoise, situado a 25 kilómetros de París. Digo semi documental, porque si bien no hay actores como tales y las personas filmadas son los visitantes y los trabajadores; parece observarse una guía por parte del director hacia ellos; es decir, parece encaminarlos a que nos cuenten relatos de las vicisitudes que atravesaron en el pasado, caso de los emigrantes, o los sentimientos y recuerdos que albergan sobre el lugar vacacional.
Embed from Getty ImagesLa película de Guillaume Brac puede verse en Mubi o en Filmin.
Guillaume rodó en 2017, “Contes de Juillet”, pequeña película dividida en dos historias diferenciadas. La primera, está rodada también en Cergy-Pontoise. Es un claro homenaje a la película ubicada en los mismos escenarios, “L’Ami de mon amie” (1987); del maestro, Eric Rohmer. Gillaume trabajó con los estudiantes del Conservatorio Nacional de Arte Dramático Superior francés. Se puede apreciar su dominio en la dirección de actores, aprovechando todas sus cualidades. Puede verse en Mubi, además de alguna pequeña película más del director.
Centrándonos en la película a tratar, Guillaume quería ubicar todo el documento en Cergy-Pontoise, principalmente debido a los gratos recuerdos infantiles que guardaba del espacio natural. Acudía los veranos con sus padres y su hermano. Para él, suponían los veranos con la visita al Complejo, una entrada al “Paraíso”. Representaba un espacio de exploración y asombro continuo, también de riesgo. Visitar el lugar en la actualidad es para el director, volver a recordar de manera nostálgica aquellos tiempos. Es conectar de nuevo con los momentos de una infancia que aparece como detenida en el tiempo. Es a su vez, un ejercicio de memoria.
Pero mejor nos lo explica el mismo Guillaume en una entrevista realizada por Josefina Leroy en 2018; en ella, es muy claro al respecto sobre el origen y motivación de la realización de la película:
Josefina Leroy: Dedicas la Isla del Tesoro a tu hermano y a la infancia eterna. ¿Por qué?
Nuestros padres nos llevaron a la base de ocio de Cergy, y hacer una película allí fue ante todo una manera de reconectar con recuerdos lejanos, de encontrar esta fragilidad de la infancia que la vida barre. El verano es a la vez alegre, estimulante, pero también melancólico, es lo que nos hace medir el tiempo que pasa. De hecho, lo que conecta a adultos y niños es la relación con el juego. Pasar un día en esta isla es reconectar con la infancia, la libertad, incluso la irresponsabilidad. En la película, esto es palpable en la relación que los adultos tienen con los animales. Cuando, en una escena, vemos a un hombre silbando a los cisnes y bañándose junto a ellos, vemos un regreso a la infancia. Pienso también en esta incongruente escena en la que el director y su suplente, que son un poco como directores, clasifican serpientes, loros… O a esa otra escena donde los empleados están explorando una madriguera de conejos. De hecho, cuanto más tiempo pasaba en la base, más me sentía como si estuviera en el patio de una escuela.
Guillaume Brac
Josefina Leroy: En La isla del tesoro,como en la primera parte de “Contes de Juillet”, el parque representa el escape, al mismo tiempo tierra de aventura, microsociedad y espacio cerrado. ¿Qué te interesa de este lugar?
Lo que me gusta de esta isla de ocio es la mezcla entre naturaleza y artificio. Hay algo del orden de lo impuro. Me costaría mucho filmar un paisaje muy bonito, un paisaje provinciano por ejemplo. Es una isla en medio de una zona altamente urbanizada, con fronteras, límites, con una esquina central, pagando, y esquinas más periféricas, incluso lugares ocultos para explorar. El hecho de que al principio de la película sean los niños los que nos la presenten, inmediatamente le da sentido al lugar. Y lo hermoso es cuando la gente se proyecta en otro lugar. De nuevo, es bastante infantil. Es como decir: “¡Imagina que estamos en la selva!” Además, los exiliados, los que están aislados de sus raíces, también están en una forma de proyección. Es aún más inquietante cuando el espacio adquiere una dimensión insospechada en la imagen. Hay una secuencia en la Isla del Tesoro donde un vigilante nocturno guineano relata las persecuciones que sufrió. Cuanto más te metes en su historia, más siento que el paisaje está cambiando. Ambos estamos en esta playa de Cergy y en algún lugar de África. De hecho, este lugar cuenta un montón de otros lugares, reales o imaginarios.
Guillaume Brac
Destaca Guillaume; por tanto, el espacio de libertad que suponía para él por los recuerdos que mantiene de sus estancias. No es de extrañar que la película se inicie con un grupo de niños intentando colarse para evitar el pago de la entrada. Ellos quieren internarse a toda costa en ese espacio de aventura y el riesgo de que los pillen es otro aliciente más en sus correrías.
Al hilo de lo anterior, otro grupo de visitantes ya adolescentes, quieren lanzarse al agua desde un puente del lugar, pese a estar prohibido. Un joven explica esa sensación especial al saltar, mientras los vigilantes tratan de disuadirlos, amablemente. Este es otro aspecto que destaca a lo largo del documental: la comprensión del personal de vigilancia, siempre dialogantes y en buen tono. Claro está que una vez que los vigilantes se encuentran en otro lugar, los jóvenes se lanzarán al agua desde el puente. El siguiente fragmento de vídeo es muy aclaratorio al respecto:
En otras escenas encontramos a adolescentes tratando de flirtear con otras jóvenes visitantes o trabajadoras del Complejo. Vemos a un joven trabajador citándose con dos chicas para una hora más avanzada para iniciarlas en la aventura por espacios más inaccesibles. Otro visitante de edad más avanzada explica sus aventuras amorosas de joven por el lugar.
Otros momentos entrañables suceden en las caminatas de dos niños lugareños por la zona, preguntando el mayor al pequeño los colores en inglés o simplemente jugando entre los dos.
También alterna Guillaume secuencias de dos responsables del recinto revisando las temperaturas de la semana y posible incidencia en los visitantes, las posibilidades de incorporar más cámaras de vigilancia, etc.
Muchos de los visitantes y trabajadores son inmigrantes. Guillaume de forma natural hace que algunos de ellos nos cuenten episodios del pasado. Así, un relato de un visitante afgano con su familia preparando comida en la barbacoa, es estremecedor. Cuenta como los muyahidines lo capturaron y como se salvo milagrosamente cuando al pie del hoyo que hicieron que cavara, iban a matarlo. Otro vigilante nocturno narrará las vejaciones y persecución que vivió en Guinea a raiz de un simple comentario a un político. Como decía Guillaume en la entrevista, la isla nos conecta con el espacio presente y con el pasado en Afganistán o Guinea.
El documental de Guillaume refleja muy bien los distintos tipos de personas que se mueven por allí, siendo un fiel “pequeño cosmos” de la sociedad actual francesa en sus diferentes capas. Pero, a pesar de que fuera del lugar cada uno pueda tener dificultades en su vida diaria, en el Complejo se olvidan. Es la evasión como tal, es el eludir las preocupaciones que puedan existir. Es también, un espacio de igualdad donde las diferencias se olvidan, no ya únicamente entre los propios visitantes sino entre los trabajadores.
Cuando se va terminando la película con la inminente llegada del otoño, produce cierta tristeza y melancolía el entorno vacío.
Como ya dije al principio, a propósito de “Contes de Juillet”, sobre su hábil dirección de actores; cabe remarcar aquí, el máximo aprovechamiento de las aptitudes de todas las personas filmadas. Todas ajenas a la interpretación y al cine, comportándose con una naturalidad que sorprende.
Lo más aconsejable a la hora de visionar la película es dejarse llevar, manteniendo una actitud contemplativa. Observar los apenas perceptibles movimientos de cámara siguiendo a las personas filmadas, o apreciar esas imágenes estáticas de planos medios y generales de los lugares menos frecuentados, con la bella naturaleza como fondo.
No seré yo quien desmienta la inclusión entre las diez mejores películas de 2018 por la prestigiosa, “Cahiers du Cinema”; pues no deja de ser una película modesta en la planificación y los medios pero importante en las intenciones y los resultados.
Dejo aquí el avance oficial de la película:
Propiedad de las imágenes y vídeos, salvo citadas: Les Films du Losange