El matrimonio de conveniencia de Edith Wharton, en 1885 (contaba 23 años), con un hombre de familia acomodada doce años mayor que ella; fue un fracaso. Terminó en divorcio, marcando a nuestra autora que tuvo que pasar una temporada en una Casa de Reposo, para reponerse de esta dura experiencia.Esta traumática circunstancia de la autora se verá reflejada en el libro, aunque invirtiendo los términos, es decir, en la obra el personaje masculino se casará con una mujer mayor que él.
Embed from Getty ImagesEl libro nos cuenta la historia de Ethan, casado con una mujer mayor que él, Zeena; posesiva, hipocondríaca hasta el paroxismo. Matrimonio que como el de la novelista, también es de conveniencia, ya que Zeena cuidó de los padres de Ethan hasta su muerte y casi como deuda, se casó con ella. Dicho matrimonio transcurre en la más completa rutina.
El trabajo en la granja apenas les da para vivir, debido a los excesivos gastos en medicinas de la obsesiva Zeena. Todo cambiará al llegar y alojarse con ellos Mattie, prima de Zeena, que se ha quedado prácticamente sin familia. A cambio ayudará en las tareas domésticas. En ese momento Ethan empezará a ver un sentido a la vida por la fascinación que siente hacia ella.
Esta historia, en otras manos, pudiera haber derivado en un claro folletín o en la más insulsa historia de amor. En cambio Wharton le imprime un sello personal de alto valor literario: la manera de narrar con un lenguaje preciso y en ocasiones lindando lo poético, las atmósferas sugerentes y sutiles y, por último; unos personajes aparentemente sencillos pero dotados de entidad, con una introspección psicológica notable.
Otra característica de la obra hay que remarcar: la localización. La acción transcurre en un pueblecito de Estados Unidos, en Nueva Inglaterra. El clima es extremo. En invierno se vive en unas condiciones de vida difíciles. A esto hay que añadir la rígida moral sometida a los convencionalismos del pasado. Bajo este hostil panorama se hace difícil desmarcarse.
Ethan, por tanto, se siente atrapado en un entorno adverso de ancestrales costumbres, al que hay que añadir la incomunicación que domina en su matrimonio, con una esposa considerablemente mayor. En el siguiente fragmento se subraya la decrepitud de su esposa:
«La luz, que ella mantenía a la altura de la barandilla, hacía brotar de la oscuridad su cuello arrugado y la saliente muñeca de la mano que aferraba el cobertor, y ahondaba fantásticamente los huecos y prominencias de su rostro huesudo bajo el círculo de rulos. Para Ethan, aún en la rosada nebulosa de su hora con Mattie, la visión llegó con la intensa precisión del último sueño antes de despertar. Tuvo la sensación de captar por primera vez la verdadera apariencia de su esposa».
Ante este ahogamiento diario, al personaje se le plantea un dilema: acometer un cambio radical en su vida o continuar con su anodina y paralizante existencia que como deber moral hacia su exposa parece exigirle su conciencia. Estos sentimientos contrapuestos que asaltan al personaje principal, me recuerdan mucho a la escritura del maestro Henry James, poblada de personajes con incertidumbres éticas y morales.
Si el personaje principal, Ethan, está magistralmente perfilado por la autora, su angustiada vida interior, sus anhelos; el resto de personajes presenta la personalidad suficiente que merecen.
Tenemos a Mattie, quien a pesar de su candidez y jovialidad también es una mujer atrapada. Sin familia ni recursos tendrá que desempeñar el papel de criada siendo mujer como es y pobre, supeditada a la tutela de su autoritaria prima Zeena; en una sociedad controlada por el hombre y donde predomina la posición social.
Zeena es el personaje «aparentemente negativo». Sufre unas dolencias que se pueden entender como psicosomáticas, debido a su monótona vida y carencia afectiva. El papel de la mujer en esa época y más en un pueblo pequeño estaba muy definido en las tareas del hogar. Zeena tampoco tendría escapatoria en dicho entorno. Esas quejas enfermizas podrían ser una vía de escape, de desvío de las angustias pasadas en ese ambiente cerrado y de asfixia.
Es de destacar el simbolismo de la obra. Mattie, viste vestidos de colores vivos, remarcando la autora su dulzura y espíritu abierto; en contraposición a la frialdad y carencia de sentimientos de Zeena, acentuada en su ropaje oscuro. Igualmente el exterior donde coinciden Ethan y Mattie, está cubierto por el blanco luminoso de la nieve, simbolizando la pureza de sentimientos entre ambos. En cambio la semioscuridad de la casa donde habitan junto a la enfermiza y quejumbrosa Zeena y su siniestro gato negro, alude al espacio cerrado agobiante y sin salida.
La obra presenta diferentes interpretaciones, lo que nos ofrece una idea de la labor de orfebre de la autora en la composición.
Cabe la interpretación de que el ingeniero que aparece al inicio de la novela contando la historia imaginada por él, según indicios de lo que le han ido relatando los lugareños, sea el propio Ethan, dadas las similitudes entre ambos.
También es posible que lo que está viendo Ethan, es decir todo lo negativo en su esposa y todo lo positivo en Mattie, sea una visión subjetiva deformada de la realidad. Él idealiza todo lo concerniente a Mattie y exagera todos los defectos que ve en Zeena, ampliándolos.
Pudiera verse la obra también como un cuento. Ethan actuaría de príncipe bueno salvador de la joven dulce y amada princesa (Mattie), siendo Zeena la madrastra o bruja mala que maltrata a su hijastra (Mattie).
Independientemente de lo que nos haya querido transmitir Edith Wharton en esta remarcable historia, triste, melancólica y plena de sensibilidad; lo que verdaderamente se desprende es que se trata de tres personajes determinados, sujetos a unas circunstancias y un ambiente desfavorable donde apenas se vislumbran posibles vías de escape.
Ethan se asoma a la ventana del salón de baile para escuchar y observar a los músicos y bailarines acometer una danza popular, denominada «reel»:
«Los músicos corrieron a sus instrumentos, los bailarines (algunos ya embozados para irse) se alinearon a ambos lados de la pista, los espectadores de más edad volvieron a sus sillas y el animoso joven, tras zambullirse entre el gentío, salió de él con una muchacha que se había cubierto ya la cabeza con una mantilla ligera de ganchillo, una «fascinadora», color cereza y, llevándola hasta el extremo de la pista, danzó con ella al alegre son de un reel de Virginia [danza muy viva de origen escocés]».
En el ejemplo, un disco del violinista de Tennessee, Joseph Decosimo y su banda «The Bucking Mules», interpretando la pieza citada en el libro, «Virginia Reel», junto a otras canciones populares:
Joseph Decosimo 2012
Banjo [3-Finger picking], Vocals – Gail Gillespie
Banjo [Clawhammer], Vocals – Luke Richardson
Cello, Vocals – Kasey Decosimo,
Fiddle, Vocals – Joseph Decosimo
Guitar, Vocals – Karen Celia
Sello Editorial: Ediciones B, Edición 1994
Prólogo: Soledad Puértolas
Traducción: Jose Manuel Álvarez Flórez y Ángela Pérez